lunes, 2 de octubre de 2023

“Brevísima historia de la AEN a las puertas del centenario” (vídeo en el I Congreso de la Asociación Canaria de Neuropsiquiatría)

Traemos hoy el vídeo de la presentación que hicimos sobre este tema (que tienen disponible en texto en la entrada previa).

Esperamos que les guste.


Presentación de Jose Valdecasas y Amaia Vispe sobre la historia de la AEN en el I Congreso de la Asociación Canaria de Neuropsiquiatría y Salud Mental.




domingo, 24 de septiembre de 2023

Brevísima historia de la AEN a las puertas del centenario


Las siglas “AEN-PSM” significan “Asociación Española de Neuropsiquiatría - Profesionales de Salud Mental”, que es el nombre completo de nuestra Asociación en la actualidad. Como lo ideal para contar una historia es empezar por el principio, por allí comenzaremos, resumiendo el magistral trabajo realizado por José Lázaro en un artículo ya clásico sobre la historia de la Asociación desde 1924 hasta 1999, disponible en abierto en la Revista de la AEN (vol. 20, nº 75, 2000).



Resumen del artículo: “Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría” de José Lázaro

La Asociación Española de Neuropsiquiatría fue fundada en Barcelona el 29 y 30 de diciembre de 1924 y, como dice Lázaro, su historia refleja la propia historia de la psiquiatría española. Diferencia el autor tres períodos: de 1924 a 1936, de 1940 a 1977 y de 1977 a 1999, año en que escribe su artículo. Hoy en día podríamos sin duda hablar de un cuarto período desde 1999 hasta la actualidad, no exento de vicisitudes.

En el momento de la fundación de la AEN, se está produciendo un gran desarrollo de la psiquiatría en el país, que avanza hacia cierta madurez científica y a su establecimiento como especialidad médica. En estos años veinte del siglo pasado, aparecen dos instituciones que, a la vez, expresan la existencia de una floreciente disciplina psiquiátrica y contribuyen a darle forma: la Asociación Española de Neuropsiquiatría y la Liga Española de Higiene Mental (fundada sobre la base de la Asociación). La Asociación tenía como objetivo el intercambio de información entre los especialistas sobre cuestiones científicas y profesionales, mientras que la Liga tenía sus puertas abiertas a todos los interesados en la difusión de conocimientos y en la implantación de hábitos de conducta tendentes a la protección de la salud mental y a la prevención de la enfermedad.

Fue en el II Congreso Nacional de Medicina, celebrado en Sevilla en 1924, donde Emilio Mira y Belarmino Rodríguez Arias propusieron, en nombre de la Revista Médica de Barcelona, la creación de una asociación profesional de neuropsiquiatras que sirviese para el desarrollo de una Liga Española de Higiene Mental. Con este fin, Mira y Rodríguez Arias se pusieron en contacto con una amplia serie de neuropsiquiatras de distintas partes del país y convocaron una reunión para crear la asociación, que se celebró en Barcelona en diciembre de ese mismo año, coincidiendo con una conferencia que daba en la ciudad Emil Kraepelin. Este acto se convocó en el seno de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de Barcelona, presidida por Manuel Saforcada, que se convertiría en el primer presidente de la entonces llamada Asociación Española de Neuropsiquiatras. En este congreso fundacional afloraron ya tres temas centrales para los profesionales de la época: la organización profesional de la especialidad, la organización de la asistencia (con los métodos terapéuticos) y la organización de la enseñanza psiquiátrica. Estos eran los tres aspectos fundamentales necesarios para constituir una nueva especialidad médica. Las conclusiones oficiales de estas jornadas son indicativas de los objetivos que se marcaba la nueva asociación, centrados en los aspectos estructurantes de la nueva especialidad: nueva legislación y reforma de la asistencia a los enfermos mentales, profesionalización de los alienistas, enseñanza universitaria de la psiquiatría y adopción oficial de una clasificación de las enfermedades mentales moderna y científica. Como señala Lázaro, llama la atención que todas las conclusiones se refieran a cuestiones psiquiátricas y no neurológicas.

Desde 1924 hasta 1936 las actividades de la Asociación Española de Neuropsiquiatras se centraron en sus reuniones anuales, llegando a realizarse siete. Durante estos años fue aumentando el número de socios, desde los 64 fundadores hasta 214 en 1935. La primera reunión científica se celebró en 1926 en Barcelona y en ella se aceptó la oferta de Lafora de publicar las actas de la reunión en la revista Archivos de Neurobiología, que acabaría convirtiéndose en el órgano oficial de la Asociación hasta 1936. Fue también en esta primera reunión cuando Saforcada, Mira y Rodríguez Arias presentaron el proyecto de creación de la Liga Española de Higiene Mental. Entre 1926 y 1936 la Liga desarrolló una intensa actividad paralela a la de la Asociación pero diferenciada, celebrándose las reuniones anuales de forma simultánea pero independiente para ambas organizaciones, destacando en las de la Liga la preocupación por las cuestiones prácticas de organización asistencial y por la legislación. El presidente del primer Consejo Directivo de la Liga fue Santiago Ramón y Cajal (que fue también nombrado miembro de honor de la Asociación en 1927). La Liga publicó regularmente un Boletín de Higiene Mental, así como folletos divulgativos y charlas radiofónicas. Tuvo una gran influencia en el decreto sobre la asistencia psiquiátrica de 1931 y otras disposiciones legales y hay que decir que su número de actividades y la difusión de las mismas fueron mucho mayores que los de la propia Asociación.

En las distintas reuniones de la Asociación la dinámica habitual hasta 1931 era de reiteradas demandas reformistas por parte de unos profesionales cada vez más organizados, pero con escasa respuesta de las autoridades.

Lázaro considera que la segunda etapa de la historia de la AEN se inicia en abril de 1940, instaurada ya la dictadura, cuando los neuropsiquiatras españoles reciben una carta en la que se presenta la Sociedad Española de Neurología y Psiquiatría. Se consideraba liquidada la antigua Asociación, así como la Liga, y se inauguraba una nueva revista: Actas Españolas de Neurología y Psiquiatría, dirigida por López Ibor. Esta nueva sociedad, sin embargo, tendrá una existencia efímera, celebrando un único congreso en Barcelona en 1942. Presenta la actitud propia del momento histórico, afirmando la esencia de la cultura española y queriendo dejar en segundo plano “lo que ocurre en el extranjero”, intentando esbozar un proyecto psiquiátrico nacional.

Es discutible hasta qué punto este congreso forma parte de la historia de la AEN. La intención de los organizadores era hacer borrón y cuenta nueva del pasado. Como señala Lázaro, el viejo sueño de borrar la historia para poder inaugurarla. Solo lo consiguieron a medias, porque la Sociedad Española de Neurología y Psiquiatría sería pronto olvidada.

En 1949 se celebró una asamblea en Madrid bajo la presidencia de Vallejo Nágera, usándose en el acta de la misma por primera vez el nombre de Asociación Española de Neuropsiquiatría, no el de la Sociedad constituida unos años antes ni el de la previa Asociación Española de Neuropsiquiatras. No hay datos sobre si la diferencia es un descuido o una decisión de ruptura con la época anterior. Según parece, viejos miembros de la Asociación no dejaron de comentar con ironía que tenía sentido que los neuropsiquiatras se asociaran entre sí, pero ¿con quién iba a asociarse la neuropsiquiatría? La continuidad con la Sociedad anterior presidida por López Ibor queda constatada en el acta, al referirse a él como “anterior Presidente” y recoger que este pone a disposición de la Asociación de Neuropsiquiatría el dinero remanente del congreso previo celebrado en Barcelona.

De esta forma se estableció la continuidad, en 1949, con la Asociación fundada en 1924 y se reiniciaron sus actividades bajo la denominación de Asociación Española de Neuropsiquiatría, que se ha prolongado de forma continuada hasta la actualidad [y que nos van a permitir celebrar el año próximo el centenario de la AEN]. De hecho, consta también en el acta que ante preguntas del Dr.Subirana, la presidencia contesta que la actual Asociación es continuidad no solo de la reorganizada después de la guerra sino también de la primitiva Asociación de Neuropsiquiatría.

En la postguerra, por otra parte, la Liga Española estuvo aletargada y posteriormente se fundó otro organismo más integrado en la Administración: El Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica (PANAP), englobándose el viejo concepto de “higiene mental” en el más moderno de “psiquiatría social”.

En 1957 se inicia el más antiguo de los libros de actas conservados, y su primera acta es “De la constitución de la Asociación Española de Neuropsiquiatría”, que se llevó a cabo el 4 de abril de 1957, con residencia en la Clínica Psiquiátrica de Ciempozuelos. Se supone que la causa de esta tardía constitución ocurrió por descuido previo en los necesarios trámites burocráticos.

En el congreso de 1960 aparece por primera vez un simposio paralelo al programa oficial que incluía un almuerzo ofrecido por una empresa farmacéutica [práctica de colaboración con la industria farmacéutica que continuó hasta que por fin fue eliminada a iniciativa de la Junta presidida por Mikel Munárriz elegida en 2015].

Durante toda la etapa de la AEN durante el franquismo, la presencia de los neurólogos fue continuada y relevante, como se aprecia en las distintas ponencias. El conjunto de dichas ponencias muestra que la especialidad psiquiátrica ya no es un proyecto embrionario como en la etapa previa, sino una realidad consolidada que busca su desarrollo.

La que Lázaro considera tercera etapa en la historia de la AEN (y en la que la Asociación empieza a ser conocida por sus siglas, lo que era poco frecuente hasta entonces), o de diversificación, se inicia en 1977 con lo que llama la “toma” de la Junta Directiva en el congreso de Sevilla. Pero hay antecedentes en los años previos. En el congreso de Benalmádena de 1971 entran 94 nuevos socios y aparecen varias candidaturas para la renovación de los cargos directivos, cosa que no había ocurrido hasta entonces. La asamblea debió prolongarse para discutir los conflictos existentes en varias instituciones psiquiátricas, en relación al abandono de dichas instituciones, a los abusos que sufrían los pacientes y a todo tipo de problemas concretos y acuciantes de la asistencia psiquiátrica. El público estaba formado mayoritariamente por psiquiatras y neurólogos de la vieja escuela que recibieron con sorpresa e indignación estos debates. Se produjo toda una irrupción de la psiquiatría contestataria.

El organismo que trató de aglutinar este movimiento de contestación a la psiquiatría tradicional se autodenominó “Coordinadora psiquiátrica”, organización asamblearia con una mínima estructura organizativa en la que se diferenciaron dos posturas: una que defendía la autogestión asamblearia y que conectaba con la versión más radical del movimiento antipsiquiátrico y otra que estaba formada por militantes del PCE y afines que, siguiendo la estrategia de aquellos años, buscaban infiltrarse en la asociación y “tomarla”.

En el congreso de Valladolid de 1973 estallaron los conflictos y se produjo un doble enfrentamiento. Los miembros más radicales de la Coordinadora trataron de boicotear el congreso oficial organizando un “Contracongreso” paralelo asambleario, mientras que la otra corriente mencionada era partidaria de presentar una candidatura a la Junta Directiva y hacerse con el control de la Asociación. Perdieron en Valladolid, pero habrían de ganar cuatro años más tarde en Sevilla.

A partir del congreso de Valladolid, se inician dimisiones en la AEN, pero se producen numerosas incorporaciones de psiquiatras jóvenes de orientación izquierdista. En el congreso de Sevilla de 1977 se produce la citada “toma” de la Junta Directiva por parte de esta psiquiatría crítica, desplazando a la vieja guardia sin apenas resistencia.

La nueva Junta que salió del congreso de Sevilla quería un nuevo tipo de Asociación, en consonancia con la vivencia colectiva de que el país iniciaba una nueva etapa tras la muerte del dictador. Se lleva a cabo una actividad febril, con múltiples reuniones y proyectos. Se va dejando de hablar de psiquiatras para usar el término “profesionales de la salud mental”, que posteriormente se incorporaría al propio nombre de la Asociación, que quedaría como “Asociación Española de Neuropsiquiatría - Profesionales de Salud Mental”.

La Asociación se ocupa especialmente del aspecto asistencial, en relación a los distintos conflictos que siguen produciéndose, e inicia contactos con la Administración y los partidos políticos para orientarlos sobre los proyectos de reforma necesarios.

En 1980 se aprueban unos nuevos estatutos: se abre la AEN a otros perfiles profesionales, sin delimitar explícitamente a cuáles: psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales, auxiliares clínicos, etc. (esta entrada se produce a la vez que la salida de los neurólogos y de los psiquiatras que no estuvieron de acuerdo con la misma); la Asociación se transforma en una federación de asociaciones de las distintas regiones o nacionalidades [en la terminología de la época]; se facilita la creación de comisiones, secciones y grupos de trabajo para potenciar la actividad de la Asociación y se crea un comité de edición y un director de publicaciones encargados de la nueva Revista.

Estos estatutos no fueron aprobados por la Administración (entre otros problemas, la AEN no podía ser una federación por no existir asociaciones previas que pudiesen federarse). Se aprueban unos nuevos estatutos en 1983 prescindiendo de los artículos sobre la organización territorial y otros en 1989, ya completos, que obtienen la aprobación administrativa. En 1992 tienen que ser reformados de nuevo y se crea una Asociación de Psiquiatras de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y lo mismo para los psicólogos [como se hará posteriormente para las enfermeras], con personalidad jurídica propia pero sin actividad diferenciada, para poder estar presentes en las distintas comisiones nacionales de dichas especialidades.

Se forman asociaciones en las diferentes comunidades autónomas, a petición de veinte socios o del 50% de socios de dicha comunidad. Los miembros de estas asociaciones autonómicas son a la vez miembros de la AEN y su cuota se distribuye entre ambas. Cada asociación decide su estructura y elige un representante en la Junta estatal, siendo la primera la Asociación Andaluza de Neuropsiquiatría, en 1982.

Hay que decir que la diversidad profesional y la evolución histórica de las especialidades sanitarias ha llevado en reiteradas ocasiones [y hasta nuestros días] a cuestionar el nombre de la Asociación.

Es en esta época también cuando se crean cuatro comisiones para asesorar a la Junta: de docencia e investigación, de evaluación de servicios asistenciales, de legislación y derechos humanos y de relaciones internacionales. Se crean también las secciones, como grupos de socios interesados en un tema particular a nivel científico o profesional.

La AEN se ocupa ampliamente en esta época de la cuestión asistencial, produciendo una ingente cantidad de documentos. Los planteamientos defendidos por la AEN para la reforma psiquiátrica serían: creación de un organismo planificador a nivel ministerial para posibilitar líneas comunes en todo el Estado; zonalización de la asistencia unificando en cada área todos los recursos públicos; en cada área, los Servicios de Salud Mental se harán cargo de toda la demanda y de las diversas estructuras públicas existentes; coordinación de los Servicios de Salud Mental con los sanitarios generales y con los de asistencia social; separación de Neurología y Psiquiatría en los ambulatorios; atención especial a la psiquiatría infantil; control de la creación de nuevos servicios para evitar duplicidades; financiación de los Servicios de Salud Mental sin discriminación de ningún tipo y reestruturación de la Comisión de Especialidades. Estos puntos señalan las grandes líneas de la reforma psiquiátrica que la AEN defendía en 1983.

Ha sido objeto de debate en distintos textos de algunos de los protagonistas de ese tiempo la relación entre la AEN y la Administración. Por un lado, ha habido acusaciones de haber abandonado los ideales revolucionarios de los setenta para ponerse al servicio del poder y utilizar la AEN como plataforma para acceder a cargos políticos. Por otro lado, se argumenta que la llegada del PSOE al poder en 1982 se entendió como la posibilidad de llevar a la práctica lo que durante mucho tiempo se había formulado teóricamente.

La Junta que salió del congreso de 1977 puso en marcha la publicación de un boletín que en 1981 dejó paso a la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Siempre ha sido una publicación abierta a todos los grupos profesionales, escuelas y tendencias que conviven en la Asociación, con un contenido variopinto pero representativo de la AEN. También, a partir de 1980 se inicia la publicación de las ponencias de los congresos en una colección de monografías, que más tarde incluirá trabajos de algunas jornadas nacionales y de las secciones.

La AEN tuvo en esta época un papel destacado en el desarrollo de una red sanitaria especializada para la atención de los trastornos mentales, en la superación de los viejos manicomios, de las consultas de neuropsiquiatría y de los servicios hospitalarios aislados, así como en la formación clínica de los profesionales a través de los sistemas MIR, PIR y EIR.

Se podría decir que la AEN, en esos momentos y hasta la actualidad, no es lo que fue la Asociación Española de Neuropsiquiatras en sus primeros tiempos ni tampoco lo que fue la Liga Española de Higiene Mental, sino más bien algo intermedio entre las dos. Desaparecida la Liga, la AEN ha asumido gran parte de sus funciones originales. Fue en una asamblea celebrada en 1999 donde se decidió modificar levemente el nombre de la AEN: “Asociación Española de Neuropsiquiatría - Profesionales de salud Mental”, [como se mantiene en los últimos estatutos fechados en 2019].



Resumen del artículo: “La AEN y la Psiquiatría española a finales del siglo XX” de Alberto Fernández Liria

Siguiendo ahora a Alberto Fernández Liria en un artículo sobre la AEN de 1999, la Asociación tiene una serie de señas de identidad características que llegan hasta nuestros días, aunque no sin algunas modificaciones:

● Compromiso con la sociedad frente a la falacia cientificista: La AEN se ha definido más por su compromiso con un determinado proyecto de atención a la población que no por priorizar la colaboración científica o defender los intereses de un colectivo de expertos. Se ha intentado descalificar a la AEN como una organización más “política” frente a otras que hacen gala de un “cientifismo” que más bien ha ocultado el plegamiento a los intereses de los profesionales, de colectivos académicos o de la industria farmacéutica que pone la financiación. Aspectos irrenunciables de la identidad de la AEN serían la defensa del sistema público de atención a la salud mental, la preocupación no solo por los procedimientos empleados en cada paciente sino por los efectos que dichos procedimientos tienen sobre la salud de la población o la denuncia de los usos ilegítimos o abusos de la psiquiatría.

● Independencia: La AEN debe ser independiente de la Administración, en primer lugar. Se puede colaborar con ella o recibir sus ayudas, pero la Asociación debe siempre mantener la capacidad de enfrentarse a dicha Administración en el momento que esta no actúe de acuerdo con sus planteamientos. Debe, por lo mismo, ser independiente de los partidos políticos. Y, sobre todo, debe ser independiente de la industria farmacéutica, que es quien marca las grandes directrices de la psiquiatría en las últimas décadas. [Fernández Liria, en este 1999, defendía la necesidad de unas reglas claras para las relaciones con la industria, con transparencia y ausencia de compromisos. Añadiremos que, en nuestra opinión, esta independencia no se consigue solo con “reglas claras” y “transparencia” sino con el rechazo a cualquier tipo de financiación o patrocinio, como decidió finalmente la AEN años más tarde].

● Interdisciplinariedad: La ruptura de la tradición corporativa para dar cabida a todos los profesionales relacionados con la salud mental, sin duda se ha convertido en una de las señas de la AEN.

● Una visión del sistema sanitario: Se reconoce el papel fundamental de la atención primaria en el sistema general de atención a la salud y, por tanto, también a la salud mental. El otro nivel de atención es la atención especializada, que en nuestro caso debe adoptar la forma de una red de servicios que integraría aquellos dispositivos necesarios para satisfacer la demanda. También hay que prestar atención a la rehabilitación psicosocial, a los cuidados de los pacientes graves y crónicos y a la generación de una nueva cultura de trabajo social.

● Una enseñanza y una investigación ligadas a la práctica: La formación especializada MIR, PIR y EIR está suministrando profesionales capacitados aceptablemente para ejercer en el nuevo marco, con el acento puesto en los recursos de rehabilitación o de provisión de cuidados en un entorno comunitario. Sin embargo, la formación de pregrado y universitaria no se ha transformado aún para adecuarse a las nuevas necesidades. Así mismo, la mayor parte de la investigación en nuestro campo se lleva a cabo bajo el patrocinio de la industria farmacéutica.



Señala también Fernández Liria en su trabajo de 1999 que algunos aspectos de la reflexión sobre la salud mental, tal vez un tanto descuidados en otros ámbitos, han sido cultivados en la AEN y se han hecho desde la Asociación aportaciones valiosas. Estos aspectos han sido, por ejemplo: mujer y salud mental, cronicidad y rehabilitación, historia de la psiquiatría, cooperación en situaciones de crisis, salud mental infantil, aspectos antropológicos y culturales, epidemiología, psicoanálisis, teoría general de sistemas, psicoterapias en diversos formatos, enfermería o trabajo social.

Y resalta, por último, cómo la preocupación de la AEN por la transformación de la asistencia tiene toda una tradición cuya historia queda recogida en la ponencia coordinada por Manuel González de Chávez en el congreso de 1980.



Situación actual

Durante las últimas dos décadas ha seguido la actividad de nuestra Asociación, sin grandes sobresaltos, hasta las puertas del primer centenario, que celebraremos el año que viene, en 2024. Se han ido sucediendo las juntas y los congresos, así como múltiples actividades de los distintos grupos y socios de la AEN.

En la actualidad, están en funcionamiento once asociaciones autonómicas: Asturiana, Vasco-Navarra, Aragonesa, Catalana, Valenciana, Castellana y Leonesa, Madrileña, Castellano-Manchega, Andaluza, Murciana y Canaria. Las otras han tenido en su mayoría existencias muy productivas a nivel de actividades y publicaciones, pero en este momento están inactivas a la espera de que algunos socios se animen a crear una nueva Junta y retomar su funcionamiento habitual.

La AEN cuenta con sus cuatro comisiones definidas en los estatutos y de las que hablamos previamente, que están en fase de renovación. Son ocho las secciones actualmente constituidas, y a las que cualquier socio puede unirse en el momento que lo desee sin más que comunicarlo al correo de la secretaría administrativa de la Asociación (aen@aen.es). Las secciones actuales son: derechos humanos, rehabilitación, psicoanálisis, historia, psicoterapia de grupo, hospitales de día, neurociencia clínica e infanto-juvenil. Hay también varios grupos formados por socios que desean abordar el estudio de algún tema en concreto. En la actualidad, algunos de ellos son psicofarmacoterapia, determinantes sociales, (re)pensando lo comunitario y prisiones.

La AEN celebra sus congresos nacionales cada tres años, pero hay unas jornadas estatales anuales, así como múltiples eventos tanto de las asociaciones autonómicas como de las secciones, y últimamente se han multiplicado las actividades formativas tanto de forma presencial como online por parte dichas autonómicas o secciones, así como por los grupos. Hay que destacar la importancia de la Escuela de Otoño de la AEN, dirigida a residentes MIR, PIR y EIR, que tan buena acogida tiene cada año.

La AEN continúa editando su Revista, de forma ininterrumpida desde 1981, aunque con diferente periodicidad, estando incluida en la actualidad en diversos índices que dan fe de su calidad. Ya hace unos años que cada número incluye un dossier con varios artículos sobre un tema concreto. Y recientemente se decidió en asamblea el paso a formato electrónico en exclusiva y el abandono del papel, que la ha sustentado en estos más de cuarenta años.

Ello está en relación con un aspecto clave en el futuro de la Asociación en esta frontera de su primer siglo: su sostenibilidad financiera. Hace pocos años, se decidió que la independencia siempre defendida por la AEN debía ser de verdad efectiva, y tras la constitución de un grupo para analizar el tema, el ejemplo de algunas asociaciones autonómicas como la Madrileña o la Aragonesa que se adelantaron en el camino de alcanzar dicha independencia, y una reflexión en asamblea, se decidió prescindir de cualquier tipo de financiación por parte de la AEN para la realización de sus actividades editoriales, formativas o congresuales. Sin duda, fue un momento histórico y un gran logro del presidente Mikel Munárriz y sus juntas, en el sentido de renunciar a una financiación que, como es lógico, no buscaba otra cosa que influir en una importante asociación profesional como es la AEN para posicionar cada laboratorio sus productos, poniendo por delante de la ciencia lo que no era sino marketing, promoción y publicidad. Como siempre debió ser, y es algo de lo que debemos estar orgullosos como socios y socias, la AEN es independiente de la industria farmacéutica, a la que no denostamos en absoluto, pero sí señalamos que cada actor debe jugar su papel, y el nuestro debe desempeñarse sin injerencias, manipulaciones ni sobornos.

Dicho esto, no es menos cierto que esta independencia supone dejar de ingresar mucho dinero que permitía financiar publicaciones (además, en franco ascenso de precios, dada la situación internacional de inflación), actividades formativas y congresos. La AEN, como muchas asociaciones profesionales, estaba acostumbrada a funcionar con cierto “dopaje” financiero y ahora estamos aún en fase de desintoxicación, e intentando cuadrar cuentas. En busca de ello, se realizarán actividades formativas de forma más frugal (no podremos competir con los ostentosos congresos de otras sociedades profesionales del gremio, pero tampoco cobraremos inscripciones de varios cientos de euros para cualquier cosa), se empleará mucho el formato online y se distribuirán muchas de las publicaciones en formato electrónico (con el ahorro consiguiente también en papel y energía, para colaborar en la medida de nuestras humildes posibilidades en la difícil sostenibilidad de nuestro planeta común).

También han sido puntos destacados de las últimas juntas de la AEN la firma del Manifiesto de Cartagena por unos servicios de salud mental respetuosos con los derechos humanos y libres de coerción, junto con asociaciones de familiares y de colectivos en primera persona. También consideramos un punto importante el reciente reconocimiento en asamblea de que los profesionales de acompañamiento terapéutico en primera persona pueden ser miembros de la Asociación, igual que cualquier otro colectivo profesional.

Hasta aquí este resumen por parte de Lázaro y Fernández Liria de la historia de nuestra Asociación, junto con estas breves palabras finales nuestras sobre la situación actual, no del todo fácil.

Si queréis formar parte de la historia de las AEN, si creéis que su trabajo es importante y útil para los profesionales y, sobre todo, para las personas que atendemos, estáis invitados a asociaros (y podéis hacerlo en la dirección electrónica “aen.es/inscripcion”).

Terminaremos de nuevo recurriendo a las palabras de Lázaro. La Asociación actual, como la original, cultiva temas científicos y defiende intereses profesionales sin dejar de demandar mejoras legislativas y asistenciales. Como la antigua Liga, se ocupa preferentemente del sistema sanitario público, sirve de punto de encuentro y espacio de diálogo entre distintos profesionales involucrados en la atención a los pacientes e intenta influir en las autoridades y difundir sus mensajes al resto de la sociedad (asociaciones de familiares, medios de comunicación, etc.). Ya no representa a toda la profesión psiquiátrica sino a una parte muy definida de ella. Ya no está limitada al campo médico sino al mucho más amplio y heterogéneo campo sanitario. De todo ello proceden su fuerza y sus limitaciones, sus conflictos y su papel singular en el panorama español de la atención pública a la salud mental.



Bibliografía

● Lázaro, J. (2000). Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-1999). Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq, vol. XX, n.º 75, pp. 397-515.

● Fernández Liria, A. (1999). La AEN y la Psiquiatría española a finales del siglo XX. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq, vol. XIX, n.º 71, pp. 503-520.


● Página web de la AEN: https://aen.es/

● Revista de la AEN: http://revistaaen.es/

● Contacto: aen@aen.es

● Inscripciones: https://aen.es/inscripcion/

 

martes, 2 de mayo de 2023

Libro Postpsiquiatría (Jose G.-Valdecasas y Amaia Vispe, editorial Herder)

Hoy estamos muy contentos. Como sabrán, hace ya cinco años publicamos nuestro libro Postpsiquiatría, como recopilación y condensación de todo el trabajo llevado a cabo en este blog desde aquel ya lejano 2010. Por desgracia, la editorial Grupo 5 cerró a los pocos meses y la obra quedó descatalogada.

Tras varias vicisitudes, tuvimos la suerte de que el Dr. Jorge Tizón abogó por dicha obra y la editorial Herder consideró interesante su publicación. Gracias al Dr. Tizón y a la amabilidad de Herder, ahora sale nuestro libro en su colección 3P (Psicopatología y Psicoterapia de las Psicosis).

Se trata de una completa revisión y corrección del trabajo previo, con algunos capítulos modificados en profundidad, otros ampliados y todos ellos revisados, junto a una actualización de la bibliografía, especialmente en lo referente a estudios científicos. 

Como decíamos al principio, estamos muy contentos de ver el resultado de nuestro trabajo y que este sea accesible para quien le pueda interesar.






Aquí el índice de la obra y la sinopsis de la misma.


ÍNDICE


Prólogo. Más allá del paradigma biologista en psiquiatría. Jorge L. Tizón.


1. ¿El fin de la psiquiatría?

        • De traidores, víctimas y deserciones.

                - Orígenes y fines.

                - Una historia clínica para empezar.

                - Diario de guerra en Monte Miseria.

        • El artículo fundacional de la postpsiquiatría.


2. Bases filosóficas explícitas.

        • Determinismo o libertad: recorrido filosófico (inevitablemente parcial).

        • La cuestión posmoderna a partir de Lyotard.

        • Cuestiones sobre feminismo, género, naturaleza y cultura.


3. Funciones y disfunciones de la psiquiatría.

        • Para qué sirve y para qué se usa la psiquiatría.

        • Reflexiones sobre la psiquiatría desde Tecnologías del yo de Michel Foucault.

        • De juicios y prejuicios: subjetividad en psiquiatría.

        • Diagnóstico e investigación: una relación problemática.

        • El fin de la psicopatología.

                - Qué es (o querría ser) la psicopatología.

                - Cómo funciona y para qué sirve la psicopatología.

                - ¿Y qué se podría hacer tras tanta crítica?


4. De paradigmas psiquiátricos en crisis.

         • El psicoanálisis y nosotros, que lo quisimos tanto.

         • Crisis: ¿hacia un nuevo paradigma en psiquiatría?

                - Paradigma biologicista en psiquiatría.

                        . 1) Aspectos científicos, tecnológicos y sociales.

                        . 2) Cuestionamientos.

                        . 3) El concepto de enfermedad.

                - La psiquiatría más allá del paradigma biologicista. 

        • Narrativas postpsiquiátricas desde la enfermería.

                - Modernidad y posmodernidad.

                - El panóptico.

                - Construccionismo social.

                - Narrativa.

                - La posición de «no saber».

                - Reflexiones finales.


5. La locura: naturaleza, clasificación, destino.

        • Nosología psiquiátrica: pasado y presente.

                - Un punto de inflexión-

                - Historia de la nosología psiquiátrica.

                        . 1) Los fundamentos de la clínica (Bercherie).

                        . 2) Ensayo sobre los paradigmas de la psiquiatría moderna (Lantéri-Laura).

                        . 3) Locura de la psiquiatría (Fernández Liria).

                        . 4) Fundamentos de psicopatología psicoanalítica (Álvarez, Esteban y Sauvagnat).

        • Conceptos de esquizofrenia y delirio.

                - Concepto de esquizofrenia.

                - Concepto de delirio.

        • La(s) psicosis: definición.

        • La(s) psicosis: condición, enfermedad, estructura.

                - La psicosis como condición.

                - La psicosis como enfermedad.

                - La psicosis como estructura.

                - La psicosis según Cullberg.

        • Psicosis agudas (y no primeros episodios psicóticos).

                - Psicosis agudas.

                        . 1) Los fundamentos de la clínica (Bercherie).

                        . 2) Psicosis agudas: análisis histórico, conceptual y clínico (Luque).

                - Psicosis cicloides.

                - Reivindicando la psicosis aguda frente al episodio psicótico.

        • De construcciones y deconstrucciones: la psicosis histérica.


6. Industria farmacéutica y psiquiatría.

        • La raya en la arena: psiquiatría ética vs. relaciones con la industria.

                - Ética.

                - El conflicto de intereses.

               - ¿En qué aspectos se manifiesta la relación de la industria farmacéutica con la psiquiatría y sus profesionales?

                        . 1) Clasificaciones psiquiátricas.

                        . 2) Investigación psiquiátrica.

                        . 3) Desarrollo de nuevos fármacos.

                        . 4) Marketing.

                - Transparencia.

                - Razones para no aceptar un bolígrafo.

                .         1) Argumento ético.

                        . 2) Argumento económico.

                        . 3) Argumento legal.

                - ¿Alguna solución a la vista?


7. ¿Arsenal terapéutico seguro y eficaz?

        • MBE: entre la herramienta científica y el paradigma comercial.

                - Medicina basada en la evidencia en psiquiatría.

        • Modelos de acción de los psicofármacos.

        • Prevención cuaternaria en salud mental.

        • Razones para prescribir un fármaco nuevo.

        • Prescripción fuera de indicación (off-label): cuestiones legales.


8. Bibliografía crítica sobre psicofármacos.

        •Antipsicóticos: eficacia y riesgos.

                - Antipsicóticos intramusculares de acción prolongada.

        •Antidepresivos: eficacia y riesgos.

        • Otros tratamientos: eficacia y riesgos.

                - Ansiolíticos / hipnóticos.

                - Estimulantes.

                - Gabapentinoides.

                - Otros fármacos.

                - Terapia electroconvulsiva.

                - Estimulación magnética transcraneal.

                - Otros trabajos.


9. De locos y derechos civiles: autonomía, diálogo y apoyo mutuo.

        • La (no tan difícil de entender) diferencia entre maldad y locura.

                - El caso Breivik.

                - El caso Lanza.

        •Autonomía del paciente y consentimiento informado: un poco de respeto.

                - Declaración de los derechos humanos y de la salud mental.

                - Consentimiento informado.

        •Voces en primera persona.

                - El revés del tapiz de la locura.

                - Escuchadores de voces.


10. Mitos en la psiquiatría actual.

        • Ficción de terror: el caso del TDAH.

                - Volviendo a la normalidad.

                - ¿Causalidad biológica del TDAH?

                - El marketing en el TDAH.

        • El eterno bulo de los genéricos.

        • El (impactante) caso del factor de impacto.

        • Cuentos sobre neurobiología y neuroprotección.


11. Conclusiones (éticas y políticas).

        • Psiquiatría y cultura.

        • Más allá de la psiquiatría: capitalismo y cambio climático.

                - El capitalismo y sus trampas.

                - El cambio climático y sus riesgos.


Referencias bibliográficas.


SINOPSIS

Un texto imprescindible para repensar la psiquiatría. Este libro plantea reflexiones críticas sobre la psiquiatría actual que incluyen, entre otros temas, la exagerada psiquiatrización de malestares de origen social, la inconsistencia y escasa utilidad de los diagnósticos psiquiátricos, la perniciosa influencia de la industria farmacéutica sobre los profesionales. Asimismo, presenta una amplia revisión de estudios científicos que cuestionan, con datos, un discurso triunfalista sobre los tratamientos psicofarmacológicos, que exagera beneficios y minusvalora riesgos potencialmente graves. La postura crítica de los autores busca contribuir a lograr un cambio en la psiquiatría, no solo como institución social organizada en un contexto determinado, sino también como disciplina científica. La psiquiatría debe ser más útil y respetuosa con las personas que trata, tener en cuenta la sociedad en la que estas están insertas y, de forma aún más urgente, ser lo menos dañina posible para todos. Una meta que puede parecer inalcanzable, pero por la que no se debe dejar de luchar, sin miedo y, si es preciso incluso, sin esperanza.






martes, 25 de abril de 2023

La Salud Mental en la encrucijada: un asunto público y comunitario

Recientemente fuimos invitadas a participar como ponentes en las Jornadas estatales en defensa de la sanidad pública, organizadas en La Laguna, Tenerife, por el grupo político Sí Podemos Canarias. El programa era del mayor interés, y nosotras pudimos aportar esta charla que incluimos a continuación, sobre un tema que nos preocupa intensamente.



La Salud Mental en la encrucijada: un asunto público y comunitario.

Primero agradecer a las organizadoras de este encuentro la oportunidad de participar. Mi nombre es Amaia Vispe Astola y soy enfermera especialista en Salud Mental desde hace 20 años. Trabajo en el Equipo Comunitario Asertivo del Hospital de la Candelaria del Servicio Canario de Salud. Somos un equipo que trabajamos en la comunidad acompañando en la recuperación a las personas que han sido diagnosticadas de lo que llamamos un trastorno mental grave (es decir, personas diagnosticadas de esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno de ideas delirantes). Personas que en un momento concreto de su vida se sintieron tan solas y tan dañadas que la única opción para ellas fue enloquecer. Nosotras las acompañamos en el camino de sus vidas para que no se vuelvan a sentir solas, para que empiecen a creer en ellas mismas y para decirle a la sociedad que son personas de pleno derecho.

Les hablaré de un nosotras porque hoy no estoy sola delante de ustedes. Me acompañan, aunque no lo vean, unas queridas compañeras de profesión y de vida.

Hemos escogido este título porque pensamos que la salud mental está en un cruce de caminos y existen diferentes modelos desde donde abordarla que dependen de las decisiones políticas que como sociedad tomemos.

Vivimos desde hace unos años mucha preocupación por la salud mental en el ámbito público. Esto evidentemente, tiene un lado positivo porque ayuda a visibilizar sufrimientos ocultos, a paliar el estigma y facilita que se proporcionen recursos para atender a las personas que sufren problemas de salud mental. Sin embargo, también tiene por lo menos tres aspectos negativos. El primero sería el riesgo de psiquiatrizar y psicologizar como salud mental lo que son problemas sociales en relación a la desigualdad, a la precariedad y al patriarcado. En segundo lugar, en base a la ley de cuidados inversos (se ayuda más a quien más lo solicita pero no al que más lo necesita), se corre el riesgo de prestar más atención a los diagnósticos comparativamente mas leves que a los llamados trastornos mentales graves (evidentemente, las personas diagnosticadas de esquizofrenia no aprecian la necesidad de ser ayudadas). No decimos que no haya que atender a unos a costa de atender a los demás. Y en tercer lugar, y en relación con esto, observamos que en el afán de proporcionar a la población medios y recursos, se corre el riesgo de caer en externalizaciones y privatizaciones que lleven a una atención cuestionable.

En esta encrucijada se plantea la elección entre una atención sociosanitaria a la salud mental pública y caer en privatizaciones y externalizaciones diversas. Queremos dejar claro que esto es algo que podemos y debemos elegir como sociedad, y que esta elección tendrá a corto, medio o largo plazo unas consecuencias u otras.

Todos conocemos los riesgos de las privatizaciones más obvias como hospitales privados que asumen parte de la atención sanitaria de una comunidad, muchas veces rescatados con dinero público por no ser rentables para luego pretender ser privatizados de nuevo. También modelos que consideramos perversos en el que el sector privado gestiona hospitales o centros de salud públicos con resultados que no mejoran la gestión pública más allá de engordar la cuenta de beneficios de las empresas adjudicatarias.

En la sanidad en general, y de forma destacada en salud mental, juega un papel determinante la industria farmacéutica como agente privado. Es cierto que podríamos tener una industria farmacéutica pública, pero no la tenemos (esto también es una decisión política que podría ser tomada). Uno de los problemas de que sea exclusivamente el sector privado quien comercializa nuevos fármacos (siempre a partir de un montón de investigación básica llevada a cabo con financiación pública en universidades) es el exorbitante precio de algunos de ellos. Hemos asistido, por ejemplo, al enriquecimiento de empresas privadas con las imprescindibles vacunas del COVID desarrolladas originalmente con grandes inversiones de dinero público como ya hemos dicho. Así como vemos precios cada vez más disparatados con una opacidad absoluta sobre cuál es el coste real del fármaco en cuestión. También comprobamos cómo fármacos de eficacia conocida y bajo coste dejan de producirse por no dar suficientes beneficios. Esta problemática no ha sido resuelta por ningún gobierno. Por poner un ejemplo reciente, en salud mental acaba de ser aprobada la esketamina para depresión resistente, la cual, según un trabajo en preparación del Grupo de Psicofarmacoterapia de la Asociación Española de Neuropsiquiatria, presenta serias dudas sobre su eficacia y riesgos potenciales, con un coste aproximado de 18.000€ por paciente y año. Que Sanidad destine esa cantidad de dinero a un fármaco con dudosos resultados y no a contratación de personal o a recursos sociosanitarios es, como señalaba antes, una decisión política que puede tomarse o no.

Sin embargo, más allá de estas cuestiones obvias, sí quiero detenerme en otro tipo de externalización o privatización que va estando cada vez más presente en nuestra comunidad. En otras comunidades autónomas como Madrid y Cataluña, hace tiempo que se deriva al sector privado una parte cada vez más grande de la atención sociosanitaria, específicamente en el ámbito de la rehabilitación en salud mental aunque no sólo en este. Vemos con preocupación como pisos supervisados, residencias, centros de día, atención en los domicilios, etc. son gestionados a veces por empresas o a veces por asociaciones sin ánimo de lucro pero que no forman parte de nuestra sanidad pública. En Tenerife, se han creado en los últimos años dispositivos residenciales para personas diagnosticadas de trastorno de personalidad, con financiación pública y totalmente independientes del Servicio Canario de Salud.

Una de las señas de identidad de la reforma psiquiátrica de los años 80, que permitió el cierre de los manicomios y el desarrollo de una atención a la salud mental de gran calidad aunque actualmente desbordada, fue la unificación de todos los dispositivos en una red asistencial pública y común, que dependiera de una única administración, que fue primero el Instituto Nacional de la Salud (Insalud), dependiente del Ministerio de Sanidad, y posteriormente, las consejerías de sanidad de las comunidades autónomas. Esto se recuerda poco, pero hasta ese momento la atención a las personas con problemas de salud mental era un caos entre dispositivos como los antiguos hospitales psiquiátricos dependientes de los cabildos o las diputaciones en la península, otros de beneficencia y algunas unidades de agudos o consultas externas dependientes del Insalud. La reforma permitió que en prácticamente todas las comunidades autónomas se agruparan todos estos dispositivos bajo un paraguas común, lo que creó redes, no exentas de deficiencias, pero con una coordinación excelente. Todos los profesionales de esta red, ya fueran sanitarios o sociales, trabajaban en este caso para el Servicio Canario de Salud agrupados en las diferentes gerencias pero con sistemas de coordinación tanto formales como informales que han funcionado a la perfección.

A día de hoy contamos, como ya hemos dicho, con estos recursos de gestión privada que están fuera de la red de salud mental. No pertenecen al Servicio Canario de Salud, su financiación sí es pública pero su gestión es privada. Vemos con preocupación que esta tendencia va en aumento.

Y en esto, nos vamos a poner como ejemplo: nuestro equipo tiene psiquiatras, enfermeras especialistas en salud mental, psicólogos clínicos y trabajadoras sociales. Nuestro modelo trabaja en coordinación tanto con asociaciones de familiares como con empresas privadas. Ellos ponen los recursos (pisos, miniresidencias, centros de día, talleres ocupacionales) y parte del personal (educadores, monitores, animadores,..), todo ello financiado con dinero público a través del Instituto de Atención Sociosanitaria. La coordinación tanto con entidades privadas como con asociaciones ha pasado, como la vida misma, por muchos altos y bajos. Consideramos que todos somos actores válidos y necesarios para llevar a cabo la mejor atención pública a las personas diagnosticadas de un trastorno mental grave. Es un modelo de atención tan completo que somos referente para otras comunidades. Damos también cobertura en la empleabilidad a través de Simpromi (empresa pública del Cabildo Insular de Tenerife que trabaja para lograr la plena inclusión de las personas con discapacidad) y contamos con una técnico en el equipo para ello. Toda esta red de redes que se ha tejido alrededor de la vida de las personas diagnosticadas de trastorno mental grave sirve de apoyo para tener una vida digna, autónoma y plena de capacidades y derechos. En el contexto de esta red de redes con distintos agentes, asociaciones, empresas, etc. es imprescindible que sea la sanidad pública quien tenga el control y lleve a cabo la imprescindible coordinación. Para trabajar en la comunidad con personas diagnosticadas de trastorno mental grave es necesario un equipo profesional que pertenezca a la sanidad pública, que aporte una filosofía de trabajo centrada en la recuperación, basada en una ética que ponga al paciente en el centro. Sin un equipo público con esta filosofía, las redes se rompen, se pierde de vista la recuperación como objetivo último y lo asistencial degenera porque no hay que olvidar que el camino que sale del manicomio puede volver a él.

El Servicio Canario de Salud cuenta con excelentes profesionales muy bien formados, no solo en el momento actual, sino que funciona constantemente con una actividad que forma profesionales para el futuro. El personal en formación tanto en pregrado como residentes (de las tres especialidades: psiquiatría, enfermería de salud mental y psicología clínica) son el futuro de nuestra sanidad pública. No hay nada parecido a esto en el sector privado.

Dentro también de la sanidad pública tenemos actividades de formación continua a través de sesiones y seminarios a distintos niveles, y también actividad investigadora con publicaciones, ponencias a congresos, etc. Esto no existe de la misma manera en el sector privado.

No dudamos del carácter bienintencionado de estas empresas o asociaciones, pero en última instancia el interés es el beneficio económico o bien, en aquellas llamadas sin ánimo de lucro, la percepción de subvenciones para asegurar su funcionamiento y crecimiento. Creemos que esta lógica de funcionamiento puede llegar a pervertir el fin último que no es otro que la atención a los usuarios. Evidentemente, en el sector público es obvio que no existe esta problemática. En relación a las asociaciones de familiares, aparece también un conflicto de intereses entre los usuarios de salud mental y sus familias. Muchos de los usuarios tienen situaciones familiares complejas y desde el sector público no perdemos de vista la ley de autonomía del paciente que deja claro que los usuarios puede negarse a que se dé información a su familia. Creemos que si la atención que se recibe estuviera en manos de la asociación en la cual el familiar es socio, el conflicto estaría servido.

En resumen, creo que debemos conservar, promover y reforzar la público. No solo en salud mental y ni siquiera en sanidad, y evitar claramente externalizaciones o privatizaciones a empresas o incluso a ONGs, que a pesar de sus buenas intenciones, acaban funcionando con una lógica empresarial de crecimiento y autosostén que puede llegar a perder de vista el bienestar del paciente.

¡Muchas gracias!



Hasta aquí, nuestra charla del otro día. En el coloquio posterior, otra de las ponentes, Henar Moreno, resumió magistralmente la idea que nosotras queríamos transmitir. Señaló que las asociaciones deben reclamar a la administración siempre más y mejores recursos, pero no son ellas quienes deben gestionarlos. La gestión debe ser siempre pública, porque es la mejor.


lunes, 13 de marzo de 2023

De antidepresivos y abstinencia (y profesionales poco y mal informados)


Si conocen este blog, sabrán que uno de los temas que más nos ocupan es la transmisión de información científica sobre los tratamientos que emplea la psiquiatría para intentar aliviar a las personas que atiende. Información científica que debe estar guiada (no sin considerables sesgos) por una medicina basada en la evidencia la cual, lejos de proporcionar certezas indudables, sí nos facilite al menos ciertos indicios para orientar la práctica clínica del profesional e, igual de importante, conocimiento para la opinión pública que debe estar bien informada sobre los tratamientos que se le prescriben, a la hora de prestar el pertinente consentimiento sobre los mismos (como la ley de autonomía del paciente actualmente vigente deja claro).


Teniendo esto en cuenta, nos sorprendió mucho encontrarnos hace unos meses unas declaraciones del Dr. Celso Arango en un artículo de elDiario.es titulado "La venta de antidepresivos se dispara en España un 10% en un año":

Es importante aclarar que los antidepresivos y los antipsicóticos no producen dependencia, ni tolerancia, ni síndrome de abstinencia. En el caso de las benzodiazepinas sí, los llamados tranquilizantes."

Diremos que nuestra sorpresa se debió a que el Dr. Arango es, supuestamente, un profesional de gran prestigio en este país, colaborador asiduo en medios de comunicación y poseedor de un curriculum sin duda envidiable, disponible en la red en los siguientes enlaces:






Y múltiples publicaciones en revistas del mayor impacto, en las cuales podemos leer también, por decirlo todo, sus declaraciones de conflictos de interés.




Prof Arango has been a consultant to or has received honoraria or grants from Acadia, Angelini, Gedeon Richter, Janssen Cilag, Lundbeck, Otsuka, Roche, Sage, Servier, Shire, Schering Plough, Sumitomo Dainippon Pharma, Sunovion and Takeda.




Celso Arango has been a consultant to or has received honoraria or grants from Acadia, Angelini, Gedeon Richter, Janssen Cilag, LivaNova, Lundbeck, Otsuka, Roche, Sage, Servier, Shire, Schering Plough, Sumitomo Dainippon Pharma, Sunovion and Takeda.


También ha participado en algunos eventos que no sabemos bien cómo calificar:





No alcanzamos a comprender cómo un profesional tan conocido como el Dr. Arango, con ese impresionante curriculum de publicaciones y demás, puede desconocer la más que abundante bibliografía científica existente sobre síntomas de abstinencia tras interrupción o disminución de medicación antidepresiva. Nos parece además preocupante porque se trata de un profesional que asiduamente es consultado por distintos medios de comunicación de masas, como experto en su campo, y mucho nos tememos que este desconocimiento sobre la abstinencia a antidepresivos puede provocar que muchas personas minusvaloren el riesgo potencial de tomar estos fármacos por tiempos prolongados. 


Evidentemente, confiamos en la buena fe del Dr. Arango y damos por sentado que en ningún momento pretende difundir información falsa sobre efectos secundarios de la medicación antidepresiva, tan prescrita en nuestro entorno. Lo que nos lleva a concluir que, por mucho que nos parezca increíble, el Dr. Arango desconoce la bibliografía científica publicada sobre el tema.


A su vez, nos entristece el papel de elDiario.es en esta historia. Evidentemente, el periódico no tiene por qué conocer el error del experto que ha consultado. Pero, a pesar de repetidos intentos de contactar por twitter o mail tanto con la periodista que firma la noticia como con la dirección del medio, no obtuvimos la menor respuesta. Y eso a pesar de que éramos socios del citado periódico. Condición que abandonamos dada nuestra decepción por la publicación de este error y, sobre todo, la ausencia absoluta de interés a la hora de corregir una información falsa publicada.


En fin, aunque es evidente que este humilde blog apenas tendrá una milésima parte de la audiencia de un medio como elDiario.es, queremos hacer nuestro trabajo (ya que ellos no han hecho el suyo) y, como profesionales de la salud mental que somos, colaborar en difundir información correcta por medio de la cual la población pueda estar adecuadamente informada sobre los tratamientos que le son prescritos. Para intentar corregir la falsedad publicada y, también, para sacar de su desconocimiento en este asunto al Dr. Arango, señalaremos a continuación algunos de los artículos científicos publicados sobre este importante tema:


  • La revista Psychotherapy and Psychosomatics publicó un artículo (Fava y otros, 2015) sobre síndrome de abstinencia después de discontinuación de ISRS. Se trata de una revisión sistemática que encontró una prevalencia del síndrome variable, con su estimación dificultada por falta de identificación de casos en muchos estudios. Los síntomas típicamente ocurren en pocos días tras la discontinuación y duran pocas semanas, también con reducción gradual. Sin embargo, hay muchas variaciones, incluyendo inicio tardío y/o persistencia más larga de las molestias. Los síntomas pueden ser fácilmente equivocados con signos de recaída inminente. Las conclusiones del artículo son que los clínicos necesitan añadir los ISRS a la lista de fármacos potencialmente inductores de síntomas de abstinencia después de la discontinuación, junto con benzodiacepinas, barbitúricos y otros fármacos psicotrópicos. Los términos "síndrome de discontinuación" o "síndrome de retirada" que son habitualmente usados minimizan las potenciales vulnerabilidades inducidas por ISRS y deberían ser reemplazados por "síndrome de abstinencia".

  • Un artículo publicado en Epidemiology and Psychiatric Sciences en 2019 trata sobre la retirada de antidepresivos y sus efectos. Dice su abstract: "Las reacciones de abstinencia al dejar los antidepresivos se han descuidado o minimizado durante mucho tiempo. Pasaron casi dos décadas después de que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) ingresaron al mercado para que se publicara la primera revisión sistemática. Más revisiones han seguido demostrando que la opinión dominante y de larga data de que la abstinencia es principalmente leve, afecta solo a una pequeña minoría y se resuelve espontáneamente en 1 a 2 semanas, era extraña con la escasa pero creciente base de evidencia. Lo que revela la literatura científica está de acuerdo con los miles de testimonios de usuarios de servicios disponibles en línea en grandes foros. Sugiere que las reacciones de abstinencia son bastante comunes, que pueden durar desde unas pocas semanas hasta varios meses o incluso más, y que a menudo son graves. Estos hallazgos ahora son cada vez más reconocidos por los organismos y sociedades profesionales oficiales."

  • En la revista Addictive Behaviors se recogió en 2019 una revisión sistemática de la incidencia, gravedad y duración de los efectos de la abstinencia de antidepresivos. Las conclusiones afirman: La investigación disponible indica que las reacciones de abstinencia de antidepresivos están muy extendidas, con tasas de incidencia que oscilan entre el 27% y el 86% (promedio ponderado del 56%), y casi la mitad (46%) de los que experimentan abstinencia describen estas reacciones como graves. La investigación disponible también indica que las guías clínicas actuales en el Reino Unido y los EEUU necesitan urgentemente una corrección, con el fin de estar basadas en la evidencia, ya que los efectos de la abstinencia no son en su mayoría 'leves' ni 'autolimitados' (es decir, generalmente se resuelven sobre 1-2 semanas), sino que se experimentan regularmente mucho más allá de lo que reconocen las directrices actuales.

  • En la revista Therapeutic Advances in Psychopharmacology se publica un artículo en mayo de 2020 con el título "¿Cómo de efectivos son los antidepresivos para la depresión a largo plazo? Una revisión crítica de los ensayos de prevención de recaídas y el problema de confundirse respecto a la abstinencia". El objetivo de este artículo es discutir la validez de los ensayos de prevención de recaídas y el problema de los factores de confusión de abstinencia en estos ensayos. Las recomendaciones para el tratamiento con antidepresivos a largo plazo se basan casi exclusivamente en ensayos de suspensión. En estos ensayos de prevención de recaídas, los participantes con depresión remitida se asignan al azar para que se interrumpa abruptamente el antidepresivo y lo reemplace por un placebo inerte o para continuar con el tratamiento activo. La diferencia entre el fármaco y el placebo en las tasas de recaída al final de la fase de mantenimiento se interpreta entonces como un efecto farmacológico profiláctico. Estos ensayos producen consistentemente beneficios notables para el tratamiento de mantenimiento. Sin embargo, la validez interna de este protocolo de prueba se ve comprometida, ya que la investigación ha demostrado que suspender abruptamente los antidepresivos puede causar reacciones de abstinencia graves que conducen a (o se manifiestan como) recaídas de depresión. Es decir, existe un factor de confusión sustancial en la abstinencia en los ensayos de interrupción, lo que hace que sus hallazgos no sean interpretables. No está claro hasta qué punto la separación fármaco-placebo en los ensayos de prevención de recaídas (interrupción) se debe a reacciones de abstinencia, pero varias estimaciones sugieren que presumiblemente es la mayoría. Una revisión de los hallazgos basada en otras metodologías, incluidos los ensayos de eficacia a largo plazo en el mundo real como STAR*D y varios estudios de cohortes naturalistas, no indican que los antidepresivos tengan efectos profilácticos considerables. 

  • Otro artículo que hemos recopilado tiene por título "¿Cómo de comunes y severos son seis efectos de abstinencia y adicción a los antidepresivos? Las experiencias de una gran muestra internacional de pacientes". Ha sido publicado en la revista Addictive Behaviors en marzo del 2020. Se analizaron los datos generados por una encuesta en línea de 867 personas de 31 países, que habían tomado AD de forma continua durante al menos un mes, y habían tratado de salir (con éxito o no). Los puntos destacados son: el 55% de las personas que intentaron desprenderse o reducir informan algún grado de dificultad para hacerlo; el 61% informa "efectos de abstinencia", y el 44% de ellos describe los efectos como "graves"; el 40% informa "adicción", y el 39% de ellos describe su adicción como "grave"; "ansiedad / pánico" (66%) e "Irritabilidad "(62%) son particularmente comunes; a <1% se le había dicho algo sobre los efectos de la abstinencia o la dependencia.

  • Hengartner y Plöderl publican en 2021 en Therapeutic Advances in Psychopharmacology un artículo titulado: “¿Efectos profilácticos o reacciones de abstinencia? Un análisis de los datos de tiempo hasta el evento de los ensayos de prevención de recaídas de antidepresivos presentados a la FDA”. Comentan que los ensayos de prevención de recaídas construyen la base científica para recomendar la continuación y la terapia de mantenimiento con antidepresivos. Sin embargo, la validez de la evidencia es discutida y puede estar sesgada debido a la confusión por retirada. Analizan las curvas de supervivencia de todos los ensayos de prevención de recaídas con antidepresivos presentados FDA (EE.UU.) entre 1987 y 2012 para 13 medicamentos aprobados. El resultado principal fue el porcentaje del efecto del fármaco (diferencia placebo-antidepresivo en eventos de recaída) en cualquier semana de la fase de mantenimiento en relación con el efecto total del fármaco al final de la fase de mantenimiento aleatoria. Su conclusión fue que la separación placebo-antidepresivo fue desproporcionadamente grande entre las semanas 3 y 6 de la fase de mantenimiento aleatorizado. Los beneficios de continuar con los antidepresivos en relación con la interrupción abrupta/rápida disminuyeron drásticamente después de la semana 6. Esto indica un exceso de eventos de recaída en los brazos de placebo durante la fase de mantenimiento temprano que puede deberse a las reacciones de abstinencia causadas por la interrupción abrupta/rápida del tratamiento activo. Si estos eventos tempranos de recaída se deben a un efecto farmacológico directo, entonces los verdaderos efectos profilácticos a largo plazo de los antidepresivos están sustancialmente sobreestimados.

  • Horowitz y Wilcock publican, en 2021, en Drug and Therapeutics Bulletin un artículo titulado: “Antidepresivos de última generación y efectos de retirada: reconsiderando el papel de los antidepresivos y ayudando a los pacientes a suspenderlos”. Sus conclusiones son que continúa existiendo una gran incertidumbre sobre los beneficios del uso de antidepresivos a corto y largo plazo, particularmente con respecto a la falta de diferencia clínicamente significativa entre tratamiento antidepresivo y placebo. Hay un mayor reconocimiento de la posibilidad de síntomas de abstinencia graves y duraderos por antidepresivos. Este reconocimiento pone en duda las propiedades de prevención de recaídas de los antidepresivos, ya que estas propiedades han sido demostradas en ensayos de discontinuación en los que los efectos de abstinencia pueden haber inflado las tasas de recaída. Los antidepresivos pueden tener efectos adversos significativos, que parecen ser mayores en el uso a largo plazo en comparación con los estudios de eficacia a corto plazo. A la luz de este balance incierto de beneficios y daños, se debería revisar la prescripción generalizada y creciente de antidepresivos. El enfoque de reducción también presenta desafíos prácticos para el sistema de salud en términos de las pequeñas dosis sugeridas, lo que requiere el uso de formulaciones que no sean tabletas fácilmente disponibles. Los farmacéuticos tendrán un papel importante que desempeñar para ayudar a los pacientes en la suspensión gradual de antidepresivos. Dados los considerables desafíos que implican para algunos pacientes al dejar los antidepresivos, se debe reconocer que para algunos, quizás especialmente los usuarios a largo plazo, los daños de suspender la medicación pueden ser mayores que los riesgos de continuarla. Aumentar el conocimiento sobre la dificultad que algunos pacientes tienen para dejar de tomar antidepresivos debería conducir a una práctica de prescripción más cautelosa, con antidepresivos administrados a menos pacientes, por períodos más cortos de tiempo.

  • Horowitz y Taylor publican en 2022 un artículo en BJPsych Advances, titulado: “Distinguir la recaída de la abstinencia de antidepresivos: Práctica clínica y estudios de interrupción de antidepresivos”. Comentan en sus conclusiones que debe tenerse un alto índice de sospecha de síntomas de abstinencia cuando los pacientes reportan ansiedad o depresión al suspender los antidepresivos. No está claro si los síntomas de abstinencia son más comunes que la recaída genuina. Hay que explorar si los síntomas afectivos informados están acompañados o no por otros síntomas no asociados con la recaída: por ejemplo, mareos, 'zaps' eléctricos, náuseas o insomnio profundo. Algunos síntomas, como los 'zaps' eléctricos, pueden considerarse patognomónicos de la abstinencia. Si los síntomas ocurren dentro de los días posteriores a la reducción o suspensión de un antidepresivo con una vida media corta (esencialmente todos menos la fluoxetina) y si los síntomas se resuelven a los pocos días de aumentar la dosis de un antidepresivo. entonces es probable que sean síntomas de abstinencia. Al aconsejar a los pacientes que suspendan o reduzcan su dosis de antidepresivos, los médicos deben sugerir pequeñas reducciones, controlar los síntomas de abstinencia y esperar de 2 a 4 semanas para que desaparezcan los síntomas de abstinencia antes de realizar reducciones adicionales. Este proceso controlado puede ayudar a reducir la incertidumbre que puede surgir al distinguir entre los síntomas de abstinencia y las recaídas, ya que es probable que los síntomas de abstinencia comiencen, empeoren, alcancen su punto máximo, mejoren y se resuelvan en varios días o semanas (si las reducciones son moderadas) a diferencia de los episodios de recaída, que pueden persistir durante mucho más tiempo. Es probable que los estudios de interrupción actuales que se cree demuestran las propiedades de prevención de recaídas de los antidepresivos realicen una confusión con los síntomas de abstinencia. Estos estudios a menudo suspenden los antidepresivos muy rápidamente y no miden los síntomas de abstinencia para distinguirlos de una recaída. Dado que los síntomas de abstinencia se superponen significativamente con los síntomas comúnmente utilizados en las escalas de calificación de depresión y pueden causar un aumento en las puntuaciones de depresión lo suficientemente grande como para alcanzar el umbral para el diagnóstico de recaída, es probable que los síntomas de abstinencia aumenten las tasas detectadas de recaída en los brazos de interrupción de estos ensayos, inflando la aparente capacidad de los antidepresivos para prevenir la recaída. Esta noción se ve reforzada por la preponderancia de recaídas detectadas en las semanas posteriores al cese, el período en el que los síntomas de abstinencia de los antidepresivos son más comunes. En general, los estudios existentes que pretenden demostrar las propiedades de prevención de recaídas de los antidepresivos deben interpretarse con cautela, y se requieren más pruebas para demostrar definitivamente la magnitud de las propiedades de prevención de recaídas de los antidepresivos.

  • Quilichini y otros, en 2022, publican un artículo en Journal of Affective Disorders titulado: “Efectos comparativos de 15 antidepresivos sobre el riesgo de síndrome de abstinencia: un estudio del mundo real utilizando la base de datos de farmacovigilancia de la OMS”. Comentan que si bien los informes de casos y los ensayos clínicos informaron el síndrome de abstinencia después de la reducción y/o la interrupción de los medicamentos antidepresivos, no se ha realizado ningún estudio grande para comparar el riesgo entre los diferentes antidepresivos. La conclusión de este gran estudio observacional en un entorno del mundo real sugiere que el uso de antidepresivos de vida media corta aumenta el riesgo de informar el síndrome de abstinencia en comparación con los antidepresivos de vida media larga. Entre los antidepresivos más comunes, la paroxetina y los inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina se asocian con un mayor riesgo de presentar síndrome de abstinencia.

  • Zwiebel y Viguera, en 2022, publicaron un artículo en Cleveland Clinic Journal of Medicine, titulado: “Descontinuar los antidepresivos: Perlas y trampas”. Señalan que dejar de tomar antidepresivos puede ser un desafío debido a la alta tasa de síntomas de discontinuación. Los pacientes con síndrome de discontinuación de antidepresivos (ADS, por sus siglas en inglés) comúnmente experimentan insomnio, síntomas similares a los de la gripe, alteraciones del estado de ánimo, mareos y parestesias, pero una amplia gama de efectos adversos efectos es posible. Los síntomas pueden durar de días a meses, y diferentes síntomas tienen diferentes duraciones. La educación al paciente, la identificación de los pacientes con mayor riesgo de desarrollar síntomas y una reducción gradual o cruzada de los antidepresivos son pasos importantes para mitigar el riesgo de ADS. Las reducciones deben ser llevadas a cabo durante semanas o meses. Los síntomas de interrupción deben manejarse reiniciando la dosis anterior de antidepresivo y luego disminuyendo aún más lentamente, con manejo sintomático adicional según sea necesario.

  • Sørensen y otros, en 2022, han publicado en Journal of Affective Disorders un artículo titulado: “Descripción de los síntomas de abstinencia de antidepresivos en las guías de práctica clínica sobre depresión: una revisión sistemática”. Describen que los síntomas de abstinencia a los antidepresivos pueden simular los síntomas de una recaída de la depresión y pueden ser un desafío para los pacientes cuando disminuyen o descontinúan los antidepresivos. El objetivo del trabajo fue evaluar cómo se describen los síntomas de abstinencia en las principales guías de práctica clínica sobre la depresión del Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Singapur, Irlanda y Nueva Zelanda. Se incluyeron 21 guías, 15 (71%) de las cuales indicaron que pueden ocurrir síntomas de abstinencia o interrupción. Ninguna de las pautas proporcionó una lista exhaustiva de posibles síntomas de abstinencia; diez (48%) guías mencionaron al menos un síntoma específico, con un rango entre cuatro y 39 síntomas. La superposición sintomática entre la abstinencia y la recaída se mencionó en cuatro guías (19%). Los síntomas de abstinencia generalmente se describieron como leves, breves y autolimitados; y grave en una minoría de casos. Las estimaciones de la duración, la incidencia o el inicio esperado se informaron en cinco guías (24%), y en todos los casos fueron inferiores a las informadas en las revisiones sistemáticas. Como conclusión, consideran que las guías de práctica clínica brindan información escasa e inadecuada sobre los síntomas de abstinencia de antidepresivos y orientación limitada para distinguir los síntomas de abstinencia de los síntomas de recaída.

  • Gastaldon y otros, en 2022, publican en Psychol Med un artículo titulado “Síndrome de abstinencia neonatal tras la exposición intrauterina a antidepresivos: un análisis de desproporcionalidad de VigiBase, la base de datos de informes espontáneos de la OMS”. Llevan a cabo un estudio de farmacovigilancia basado en VigiBase®, la base de datos de la OMS de sospechas de reacciones adversas a medicamentos. Se incluyeron un total de 406 reportes de síndrome de abstinencia neonatal en 379 neonatos relacionados con 15 antidepresivos. Se detectó una notificación desproporcionada para los antidepresivos como grupo en comparación con todos los demás medicamentos. Surgió una desproporcionalidad significativa para todos los antidepresivos individuales excepto para el bupropión. Los síntomas más frecuentes incluyeron síntomas respiratorios, irritabilidad/agitación, temblor y problemas de alimentación. Concluyeron que la mayoría de los antidepresivos se asocian con señales moderadas de notificación desproporcionada de síndrome de abstinencia neonatal, lo que debe tenerse en cuenta al prescribir un antidepresivo durante el embarazo, independientemente de la clase.

  • Sørensen y otros, en 2022, publican en Ther Adv Psychopharmacol un artículo titulado “Recomendaciones de la guías de práctica clínica sobre la reducción gradual y la interrupción de los antidepresivos para la depresión: una revisión sistemática”. El objetivo del estudio fue evaluar el alcance y el contenido de la orientación sobre la reducción gradual y la interrupción de los antidepresivos en las principales guías de práctica clínica sobre la depresión. Se llevó a cabo una revisión sistemática de las guías de práctica clínica sobre depresión emitidas por las autoridades sanitarias nacionales y las principales organizaciones profesionales nacionales o internacionales del Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Singapur, Irlanda y Nueva Zelanda. Se evaluaron las guías de práctica clínica en busca de recomendaciones e información relevante para la reducción gradual y la interrupción de los antidepresivos. De las 21 guías de práctica clínica incluidas, 15 (71%) recomendaron que los antidepresivos se redujeran gradualmente o lentamente, pero ninguna brindó orientación sobre las reducciones de dosis, cómo distinguir los síntomas de abstinencia de las recaídas o cómo manejar los síntomas de abstinencia. Los desafíos psicológicos no se abordaron en ninguna guía de práctica clínica, y los algoritmos de tratamiento y los diagramas de flujo no incluyeron la interrupción. La calidad de las guías de práctica clínica fue en general baja. Las conclusiones fueron que las principales guías de práctica clínica actuales brindan poco apoyo a los médicos que desean ayudar a los pacientes a suspender o disminuir los antidepresivos en términos de mitigación y manejo de los síntomas de abstinencia. Una mejor orientación requiere mejores ensayos aleatorizados que investiguen las intervenciones para suspender o disminuir los antidepresivos.

  • Gastaldon y otros publican, en 2022, en Drug Saf un artículo titulado “Síndrome de abstinencia tras la interrupción de 28 antidepresivos: análisis de farmacovigilancia de 31.688 informes de la base de datos de informes espontáneos de la OMS”. El objetivo del estudio fue determinar si los antidepresivos se asocian con un aumento de los informes de síndrome de abstinencia en comparación con otros medicamentos e investigar los factores de riesgo de reacciones graves. Se realizó un estudio de farmacovigilancia, basado en VigiBase®, la base de datos global de la OMS de informes de seguridad de casos individuales de sospechas de reacciones adversas a medicamentos. Se realizó un análisis de desproporcionalidad de los informes de síndrome de abstinencia relacionado con los antidepresivos. Comparamos los antidepresivos con todos los demás fármacos y entre sí dentro de cada clase de antidepresivos (ISRS, tricíclicos y otros antidepresivos). Con base en la clasificación de prioridad clínica, los informes desproporcionados más fuertes se encontraron para paroxetina, duloxetina, venlafaxina y desvenlafaxina. El síndrome de abstinencia se informó como grave con mayor frecuencia en hombres, adolescentes, personas en polifarmacia y con una duración más prolongada del tratamiento antidepresivo. Como conclusiones, los antidepresivos se asocian con un aumento de los informes de síndrome de abstinencia en comparación con otras clases de fármacos. Al prescribir y suspender los antidepresivos, los médicos deben ser conscientes de la propensión potencialmente diferente del síndrome de abstinencia entre los antidepresivos individuales y la posibilidad de experimentar síntomas de abstinencia más graves en relación con las características específicas del paciente.

  • Horowitz y otros publican en 2022 en la revista CNS Drugs un artículo titulado “Cálculo del riesgo de abstinencia de antidepresivos a partir de una revisión de datos publicados”. Los autores señalan que la adaptación del cerebro a la presencia de una droga predice la abstinencia al dejarla. El resultado de la adaptación a menudo se denomina "dependencia física" en farmacología, a diferencia de la adicción, aunque lamentablemente estos términos se han fusionado en algunas guías de diagnóstico. La dependencia física a los antidepresivos puede ocurrir en algunos pacientes, consistente con el hecho de que algunos pacientes experimentan efectos de abstinencia de estos medicamentos. Se cree que una mayor duración del uso, dosis más altas y antidepresivos específicos afectan el riesgo de efectos de abstinencia de antidepresivos, ya que podrían causar una mayor adaptación del cerebro. En la revisión, se encontró que la mayor duración del uso se asoció con una mayor incidencia y gravedad de los efectos de abstinencia. Los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina y la paroxetina están asociados con riesgos más altos que otros antidepresivos, aunque faltan datos para algunos antidepresivos. Las dosis más altas de antidepresivos tienen una asociación débil con un mayor riesgo de abstinencia, con algunos efectos máximos, tal vez reflejando las relaciones de ocupación del receptor. Se sabe que la experiencia pasada de los efectos de abstinencia predice el riesgo futuro. Con base en estos datos, subrayamos una rúbrica preliminar para determinar el riesgo de síntomas de abstinencia para un paciente en particular, lo que puede tener relevancia para determinar las tasas de reducción gradual. Dado el alcance limitado de la investigación actual, la investigación futura debe apuntar a aclarar la predicción del riesgo de abstinencia de antidepresivos, especialmente al examinar el riesgo de abstinencia en usuarios de medicamentos a largo plazo, así como la gravedad y la duración de los efectos, para mejorar una herramienta preliminar con fines predictivos. La investigación adicional sobre las adaptaciones precisas en el uso de antidepresivos a largo plazo puede mejorar la capacidad de predecir los efectos de abstinencia para un paciente en particular.


Esperamos haber sido útiles en disminuir el desconocimiento del Dr. Arango, en corregir la falsedad publicada por elDiario.es y, sobre todo, en difundir información fidedigna para que las personas que toman antidepresivos, o que van a iniciarlos o suspenderlos, puedan conocer bien el riesgo de síndrome de abstinencia que está bien documentado para estos fármacos (como la bibliografía deja claro y sorprendentemente el Dr. Arango parece ignorar).