Si nos siguen (y si no, siempre están a tiempo) sabrán que tenemos cierta tendencia a hablar acerca de las cosas y casos de la (no siempre edificante) relación entre la industria farmacéutica y los profesionales sanitarios. No vamos a escribir acerca de supuestos avances farmacológicos que no son tales (porque ya lo hicimos aquí, o aquí) Tampoco comentaremos sobre la ineludible necesidad de buscar fuentes de información farmacoterapéutica independiente (porque está hecho aquí, o aquí). Ni siquiera nos detendremos en recomendar, una vez más, el rechazo a la interacción profesional-visitador (porque PLoS Medicine ya lo hizo, y con datos en la mano, aquí). No, nada de eso. Hoy queremos dedicar la entrada a la cuestión concreta de los obsequios / regalos / material profesional / material formativo / esas-cosas-chulas-que-nos-proporciona-el-visitador-y-tanto-nos-gustan-pero-no-sabemos-cómo-llamar...
Durante casi diez años aceptamos distintos objetos y beneficios por parte de la industria farmacéutica (pero ya hace más de dos años que no aceptamos, pedimos ni recibimos nada de nada, y, si llegan a leer hasta el final, verán que ésa cifra no deja de tener su importancia). Se nos daban bolígrafos, libretas, agendas, radios, libros, películas, relojes, agendas electrónicas, pendrives, cds, ceniceros, básculas, paraguas… Y eso refiriéndonos sólo a las cosas que llegamos a tener personalmente, porque si uno añade lo que se oía por ahí… Desde luego, el producto estrella es el congreso científico, donde te dan la inscripción (que puede superar fácilmente los 600 euros), el viaje (nacional o internacional) y el hotel (siempre cuatro estrellas). También son chulas (perdón, queríamos decir formativas) las charlas de algún compañero que, a cambio de unos 600 euros comenta unas cuantas diapositivas de un producto que la misma empresa fabricante le ha ya preparado, no vaya a perder tiempo revisando bibliografía independiente. Naturalmente, tras la charla que menos que una cena en un buen restaurante, todo regado con buen vino y todo, por supuesto, pagado por la empresa que les está (a nosotros ya no, porque pasamos de esos saraos) formando. Y no olvidemos los libros y tratados que se piden o directamente trae el amable visitador (ya saben, ése individuo que por malo que sea el chiste que cuentes, siempre se ríe…). Dichos libros llegan a veces a 100 o 200 euros.
Como ven, la oferta es fabulosa. Evidentemente, la razón de aceptar todo ello es que a cualquiera le gustaría no tener que pagar por sus libros, viajar a sitios lejanos y exóticos (o cercanos y sin exotismo, pero con avión, hotel y comidas gratis), o recibir todo tipo de chorradas a cambio de nada. Porque la industria farmacéutica es tonta y da todo eso a los prescriptores a cambio de nada, ¿verdad?
Sin embargo, como el tema nos gusta y hemos dedicado tiempo a darle vueltas, se nos han ocurrido nada menos que tres razones por las que se debería decir No Gracias a cualquier “regalito” de estos, ya sea un bolígrafo cutre o una estancia de cinco días en San Francisco con todo incluido. Si usted es de los que todavía aceptan, a lo mejor no ha llegado hasta aquí (es que las entradas nos quedan largas, qué le vamos a hacer) pero no nos vamos a quedar con las ganas de soltarlo.
1ª RAZÓN: LA ÉTICA
Nuestro primer motivo para separarnos de toda esta historia fue una reflexión ética. Como profesionales de la salud y, además, trabajando en un sistema público de salud (de recursos limitados y cada vez más escasos gracias a la buena política de nuestros dirigentes) creemos que es nuestro deber atender bien a nuestros pacientes, mantenernos al tanto de las investigaciones recientes en nuestro campo y conocer los desarrollos pasados, así como gestionar eficientemente el dinero público (público significa que es de todos, no que no sea de nadie, como a veces parece creerse) del que disponemos. ¿Recibir un regalo de un representante hace que prescribamos mal? No necesariamente. Muchos médicos creen ser inmunes a dichos cantos de sirena y están seguros de que mantienen su independencia, a pesar de lo rica que estaba la langosta a la que nos invitaron el mes pasado en Nápoles. No decimos que no haya algún caso que lo consiga, pero nos tememos que la industria farmacéutica destina más de un 30% de su presupuesto a marketing (y sólo un 12% a investigación) porque sabe que le es rentable. Porque, como hemos dicho muchas veces, hay muchas cosas achacables a la industria farmacéutica pero, sinceramente, no pensamos que la falta de inteligencia a la hora de vender sus productos sea una de ellas.
Cualquier obsequio (y cuanto mejor y más caro, en mayor medida) genera un agradecimiento y una tendencia a la devolución del favor (al menos, en nuestra cultura). Ese representante tan majo con el que hablas de forma tan cercana, casi como un amigo, con el que incluso puedes criticar cosillas de los compañeros y que, además, siempre te lleva de cena y te consiguió ese libraco de mogollón de euros… ¿cómo no echarle una mano con su producto? Y en un campo como la Psiquiatría, donde no hay protocolos claros en muchos casos para prescribir un neuroléptico u otro, un antidepresivo u otro, ¿por qué no mandar el del colega? Que cueste el triple o más que otros igual de eficaces o seguros no tiene mucha importancia porque como no nos preocupamos en conocer el precio de los fármacos que mandamos…
Recurriremos al caso personal: hace ya años recibía frecuentemente a un representante de determinado antipsicótico. Me ofreció participar en un libro de casos que editó el laboratorio con un caso clínico muy breve, el cual, como publicación científica no puede definirse de otra manera que como una mierda. No leí el resto del libro así que no sé si los demás casos mejoraban el nivel del mío. Y, además, me pagaron creo que 600 euros por el trabajo. Todo declarado y todo legal pero, ¿les parece muy ético? A mí no me lo parece. El caso es que poco después de esto (y de varias cenas a las que fui amablemente invitado junto con otros colegas), sale el genérico del antipsicótico en cuestión y, cuando voy a rellenar la receta con dicho genérico (porque ya pensábamos parecido antes de atrevernos a dar el paso de romper relaciones con la industria, para lo que nos hizo falta acumular valor… pero lo hicimos), les juro que se me quedó casi la mano paralizada pensando en el simpático visitador y en que le estaba fastidiando con lo del genérico, con lo bien que se había portado conmigo… Y lo triste es que no prescribí el genérico. Han pasado años de ese lamentable suceso, pero lo traemos aquí porque creemos que es bastante indicativo de cómo funcionan los agradecimientos que la industria crea en nosotros a través de distintos obsequios y prebendas.
Se suele usar como excusa el aspecto formativo del asunto. Se dice que como el Estado no paga la formación continuada de los médicos, éstos no tienen otro remedio que recurrir a la industria para poder formarse. Nos parece un argumento interesante si no fuese porque no explica por qué razón el médico no se paga él su formación continuada como cualquier otro profesional. O ya nos dirán quién paga la formación continuada del psicólogo, del abogado, del ingeniero, del carpintero o del albañil… Además, insistimos que en los tiempos que corren y con la información gratuita disponible en la Red en sitios avalados por organismos públicos o de reconocido prestigio, es muy fácil formarse sin tener que pedir un duro a nadie y sin que nos cueste nada económicamente y poco en lo referente a tiempo. Porque para ir a Praga cuatro días a entrar en dos charlas de 45 minutos, no nos digan que no se aprende más revisando artículos (que luego nuestros críticos nos atacan por decir que los antipsicóticos atípicos no son mejores que los típicos, con lo que hacen evidente que entre tanta cena y congreso no hay tiempo para echar un vistazo al British Journal of Psychiatry, por ejemplo).
Hay incluso quien diría que todos estos obsequios, o presentes, o material profesional o como queramos llamarlo, todas estas cosas que alguien (el visitador) da y alguien (el profesional) recibe son directamente sobornos. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, un soborno es: “cosa que mueve, impele o excita el ánimo para inclinarlo a complacer a otra persona”. Nosotros no somos muy listos, pero desde luego, nos parece que todas estas actividades encajan perfectamente en la definición de soborno. Que uno diga o crea que el soborno no le influye (como había quien decía que uno no se corrompe por cuatro trajes) no significa que aceptarlo no sea, desde el punto de vista ético, una vergüenza.
Y a nosotros nos dejó de gustar sentirnos sobornados.
De todas maneras, el compromiso ético es algo muy personal (aunque con evidente repercusión en lo social) y cada uno es libre de tener su ética o, incluso, de no tenerla en absoluto. Hubo quien nos dijo que eso de la ética era cosa de griegos ricos de tiempos antiguos, argumento pintoresco que no compartimos, pero qué se le va a hacer…A nosotros nos gusta irnos a dormir pensando que hacemos lo que nuestra conciencia nos dicta y que somos o, mejor, intentamos ser, un ejemplo para nuestros hijos. Me gusta pensar que cuando me muera podré decirles: chicos, el mundo es una mierda, pero nosotros hicimos lo que pudimos.
De todas maneras, más allá de la reflexión ética, necesariamente individual, está el aspecto colectivo y, concretamente y más hoy en día, económico. Lo que nos lleva a la segunda razón para decir No Gracias a un bolígrafo (y no digamos a lo demás).
2ª RAZÓN: LA ECONOMÍA
Éste apartado es muy sencillo y, creemos, poco discutible. Tiene esa certeza simple, tan aburrida y tan segura, que dan las matemáticas y de la que la Psiquiatría carece. Un bolígrafo cuesta X céntimos. Una agenda cuesta X euros. Un Tratado de Psiquiatría molón puede salir por más de 100 euros. Un congreso en Viena incluye unos 700 euros de inscripción, unos 200 de viaje, unos 500 de Hotel, comidas y cenas aparte. Todo este dinero (incluyendo los céntimos del bolígrafo, porque esos céntimos hay que multiplicarlos por los miles de bolígrafos que se van repartiendo por ahí) se incluye en la sección de GASTOS del laboratorio en cuestión, junto a sus partidas de investigación, de personal, de lo que sea… Todos los obsequios que nos llegan aumentan los gastos del laboratorio. Y los INGRESOS sólo llegan de la venta de sus fármacos. No hay que ser un genio de la economía para deducir que el gasto que suponen todos esos obsequios se compensa subiendo el precio de los fármacos más de lo que podrían valer sin ellos. Y, evidentemente, los gestores de estas multinacionales consideran que esos GASTOS generados por todos los productos y servicios entregados a los prescriptores conllevan un aumento de los INGRESOS tal que hace el asunto rentable. Vamos, que el bolígrafo no es gratis, lo pagamos entre todos en el precio del fármaco que se receta a continuación.
La industria farmacéutica es uno de los sectores económicos que mayores beneficios consigue (dicen que junto a las empresas de armamento, el narcotráfico y la prostitución). Y esos beneficios vienen de los precios, desorbitados muchas veces, que pagamos por sus productos. Por poner un ejemplo, hace sólo cuatro años, la risperidona bucodispersable a 12 mg/d costaba casi 300 euros al mes al sistema público de salud (por esa época, el mismo producto en comprimidos costaba la mitad, pero el representante decía que era mejor que se disolviera en la boca que no tragarla, y muchos compañeros le hicieron caso y la recetaban, sin mayor preocupación por la diferencia de precio, cómo éramos ricos…). Hoy valen ambos 50 euros al mes. Y no creo que Janssen la saque a 50 euros perdiendo dinero, o sea que algún beneficio todavía obtiene. Y antes pagábamos seis veces más. A partir de este sobreprecio se nos ocurren dos ideas: que con él es fácil pagar los regalos que hemos mencionado (y otros que no queremos mencionar) y que ahora que llegaron las vacas flacas hasta los pensionistas van a pagar por las medicinas (porque algunos-bastantes-muchos-y-no-sólo-los-políticos gestionaron / gestionamos mal el dinero que teníamos encomendado (aunque la crisis no viene de ahí sino más bien del hecho de que a un profesional sanitario se le retiene el 25 ó 30% de su nómina y a las grandes fortunas que declaran por las SICAV sólo el 1%, pero ése sí que es otro tema…).
Resumiendo: que si no aceptas el boli (ni todo lo demás) reduces el gasto en marketing de las multinacionales farmacéuticas, con lo cual tendrán más margen para dedicar a investigación, a no echar tanto personal y, soñar no cuesta nada, a abaratar sus productos…
De todas maneras, habrá también quien no esté de acuerdo con esta razón económica. Algún argumento poderoso y contundente del tipo, por ejemplo, para que roben otros, prefiero beneficiarme yo, y cosas parecidas que, por desgracia, dicen mucho del tipo de sociedad y cultura que tenemos (y que, con dichas actitudes, perpetuamos cada día).
Pero si no basta la reflexión ética individual ni la preocupación económica colectiva, hay aún una tercera razón, sobre la que no cabe mucha argumentación porque, por definición, es de obligado cumplimiento: la legal.
3ª RAZÓN: LA LEY
Contaremos otra anécdota personal, que hoy estamos charlatanes. Siendo residente en mi querido Hospital Insular de Gran Canaria entró en vigor una ley que prohibía el consumo de tabaco en hospitales y que definía unos turnos para las Unidades de Agudos de Psiquiatría en los que los pacientes podían fumar. Previamente, teníamos una sala donde los pacientes fumaban a la hora que querían. Hubo cierto debate y yo opiné que la ley era un error, y que esa abstinencia parcial iba a provocar más ansiedad en nuestros pacientes ingresados, ya por definición en situación de crisis. Mi tutor respondió rápidamente y vino a decir, o así lo recuerdo, que las opiniones importaban poco, porque la ley era la ley y había que cumplirla.
Evidentemente, no estamos hablando de leyes potencialmente injustas de estados opresores (o que lleven camino de serlo, pero ésa también es otra historia) sino, en este caso, de leyes que regulan el funcionamiento de nuestras profesiones sanitarias. En este caso, por supuesto, la Ley del Medicamento.
Evidentemente, no estamos hablando de leyes potencialmente injustas de estados opresores (o que lleven camino de serlo, pero ésa también es otra historia) sino, en este caso, de leyes que regulan el funcionamiento de nuestras profesiones sanitarias. En este caso, por supuesto, la Ley del Medicamento.
Su nombre completo es Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios. Es cierto que en su artículo 76 admite y regula las subvenciones para reuniones científicas y actos de esa índole (aunque respecto a ello, no dejen de leer el artículo recientemente publicado en JAMA -Journal of American Medical Association- sobre congresos científicos y a quién benefician porque es magistral; un resumen en castellano aquí). Pero lo interesante viene en el artículo 101, apartado de infracciones graves, subapartado 29, donde dice textualmente que se considera como tal infracción grave lo siguiente:
"Aceptar, los profesionales sanitarios, con motivo de la prescripción, dispensación y administración de medicamentos y/o productos sanitarios con cargo al Sistema Nacional de Salud, o sus parientes y personas de su convivencia, cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos prohibidos, primas u obsequios efectuados por quien tenga intereses directos o indirectos en la producción, fabricación y comercialización de medicamentos y productos sanitarios".
Nos parece que no puede estar más claro. Es cierto que Farmaindustria se dotó de un código deontológico que permite obsequios (material profesional les gusta llamarlo como nos dijeron en un reciente intercambio de opiniones en twitter) de pocos euros. Como hemos señalado varias veces, nos parece indignante que un lobby privado de empresas se atreva a hacer un código de buenas prácticas que contradice directamente una ley estatal. La ley prohíbe cualquier obsequio y, aunque lo quieran llamar material profesional, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, obsequio es: “regalo que se hace”, lo que no parece excluir que tal “regalo que se hace” sea material profesional o cualquier otro nombre curioso que quieran ponerle.
Por lo tanto, la costumbre de aceptar el boli, o la pluma, o el libro, o la comida, se convierte directamente en una infracción legal. Veamos, también en la Ley del Medicamento, las penas para dicha infracción, concretamente en su artículo 102, apartado de infracciones graves (que, como vimos, eran las que correspondían a nuestro asunto):
Infracciones graves:
- Grado mínimo: Desde 30.001 a 60.000 euros.
- Grado medio: Desde 60.001 a 78.000 euros.
- Grado máximo: Desde 78.001 a 90.000 euros.
No dirán que no acojona un poco… Y no olvidemos que el hecho de no conocer la ley no exime de su cumplimiento. O que el hecho de que no se haya condenado a nadie, que nosotros sepamos, por esto, no significa que con la ley en la mano no pueda hacerse. Al final, el precio del bolígrafo puede acabar siendo carísimo.
Pero para no acabar de mal rollo y dar un poco de esperanza (y antes de que alguien salga corriendo a denunciarnos porque hemos admitido que hace años aceptábamos estas cosas), un poco de esperanza para todos. El artículo 104 habla de la prescripción de las infracciones y dice, textualmente:
"Las infracciones muy graves prescribirán a los cinco años, las graves a los dos años y las leves al año; en los mismos plazos prescribirán las sanciones".
O sea, que lo mejor sería, por razones éticas, económicas o, al menos, de cumplimiento de la legalidad vigente, renunciar a recibir ningún nuevo obsequio / material / regalo / prebenda / servicio o como se quiera llamar procedente de la industria farmacéutica con lo que, en dos añitos de nada, podrán decir, como nosotros, que están libres del delito y de la sanción y, además, notarán cómo se puede pensar con más claridad en las características reales de los fármacos, buenas y malas, y no en el bonito paisaje de cuento de hadas que sus simpáticos anunciantes nos quieren vender.
Dejemos los regalos y los anuncios para los Reyes Magos y dediquémonos a nuestra profesión sin interferencias, a estudiar y a tratar a nuestros pacientes sin dejarnos distraer por espejitos o cuentas de colores.
Como seguidor (y admirador) de tu blog no puedo menos que felicitarte por tu política moralizante y denunciadora de los "sobornos", -mediante dinero u obsequios- que la clase médica acepta por parte de los laboratorios. Tus intenciones son absolutamente encomiables, pero como tantas buenas intenciones justicieras ("todos somos iguales...", etc.etc), se muestran utópicas en este mundo rabiosamente capitalista. Congresos y Reuniones, Sociedades Científicas (Sociedad Española de Neurología,p.e.), "Investigaciones" clínicas, Becarios ..en un porcentaje muy elevado (90-50% por poner una cifra según la materia)dependen de la "subvención" o "esponsorización" de la Industria Farmacéutica. ¿Crees que tus esfuerzos conseguirán mejorar estas prácticas condenadas por la "ley", la "economía" y la "ética", como tan claramente has argumentado?
ResponderEliminarDr Romà Massot, Tarragona
Creo que el planteamiento no debe ser si nuestros esfuerzos, como dices, "conseguirán mejorar estas prácticas", sino que hacemos lo que creemos que debe hacerse, independientemente de que sirva o deje de servir. Cada uno sólo es responsable de lo que hace, no de lo que hacen los demás.
EliminarUn abrazo.
Sí, sí de acuerdo compañero, pero si hubiera manera de hacer llegar tus acertadas críticas a los responsables públicos de la sanidad,..quizás en lugar de predicar en el desierto, alguna semilla caería en terreno fértil...
EliminarComo dice un programa de TV3 de Catalunya, que es pura sátira nuestra y de Espanya, llamado "Polònia" (nuestro cariñoso apodo en los media centralistas): "Perdoneu, però algú ho havia de dir" (y poco más!) R.Massot
Yo quisiera expresar mi convencimiento de que es posible establecer un marco ético de relación entre el profesional sanitario y la industria farmacéutica. Hecho de menos algún comentario al desarrollo de los ensayos clínicos en los hospitales públicos del Sistema Nacional de Salud.
EliminarEstupenda entrada. Y creo que mucha gente actúa con metaignorancia pero con buena voluntad. Insisto en que mucha gente no cree que influya en su conducta.
ResponderEliminarEn este sentido hubo una encuesta en la que se preguntó al encuestado si creía que les influía a él y a sus compañeros de centro de salud la relación de "información, formación" con la industria. Alredecor del 98% creía que "a mí no me influye", aunque en un procentaje no desdeñable "sí le influye a mis compañeros".
Prometo que no acuso a nadie. Es que yo he sido influido en el pasado, creyendo ingenuamente que eso era imposible, por lo que ahora estoy muy atento.
Galo Sánchez
Excelente artículo.
ResponderEliminarEste fenómeno de los pichigüilis sucede en otros muchos ámbitos profesionales pero, desde luego, sin las repercusiones evidentes del sector sanitario.
Sencillamente genial.
ResponderEliminarAcabo de presentarme al MIR nuevamente para coger psquiatría y...........lo he conseguido!!
Vengo de una residencia previa con muchos vicios adquiridos que quiero corregir en esta segunda oportunidad. De todos ellos el que más nocivo me parece es la relación de interés mutuo que se crea con la farmaindustria, por lo que recientemente me he "convertido a vuestra religión". ;-)
He llegado a este blog de casualidad, pero ya lo tengo en mis "favoritos". Sencillamente: gracias.
Completamente de acuerdo, muchas gracias por compartir vuestras reflexiones....
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Me han generado un profundo cuestionamiento. Hace cuatro años recibí de Bayer Alemana un Porsche 911, a estrenar, con gastos pagos por dos años, nunca había recetado ni una aspirina del laboratorio, y debo aclarar que no me han pedido nada a cambio. Ahora me entero que he cometido un delito, pero en mi caso, soy absolutamente inocente. Lo lamento por los colegas que tienen que explicar porqué aceptan un bolígrafo de dos euros, no lo entiendo, no comprendo que se supone que evitamos o impedimos...después de más de 10 años de descontrol y expolio. O será que los laboratorios controlan las ventas del producto de cada colega? O los colegas se solidarizan con el visitador-amigo y terminan siendo socios en las ganancias? Preocupante.
ResponderEliminarSaludos.
Y no es por molestar, pero si el rey puede recibir obsequios -el Fortuna es un buen ejemplo- Fortuna!- de parte de la crema de los lobbystas a la vista de todos, digo, como ejemplo no es muy bueno...para nadie. El bolígrafo de dos euros y las sanciones a las que se exponen quienes aceptan semejantes sobornos, me parecen una ingenuidad digna de mención.
ResponderEliminarComo de costumbre colegas, censuran los comentarios que no acompañan la línea del post. Entiendo que -si no es de su agrado-se debata, no todos pensamos igual. Pero la censura es algo muy detestable, desde todo punto de vista. Además-estimados colegas- ya deberían saber que no se puede tapar el sol con la mano. Saludos y pensad!
ResponderEliminarDr. Medina, sólo un par de puntualizaciones:
Eliminar- En primer lugar, creo que a veces se siente censurado por cierta prisa en que los comentarios aparezcan. Nuestras obligaciones son muchas y miramos el blog frecuentemente pero, a veces, puede pasar un día o más hasta que vemos los comentarios y eso demora su publicación.
- Dicho esto, diremos también que este blog no es un medio de comunicación público, sino estrictamente privado de sus dos autores. Es decir, agradecemos y leemos todos los comentarios recibidos, peo cuando alguno consideramos que no debe publicarse (por ejemplo, por incluir ofensas o acusaciones no demostradas a terceros (o a nosotros mismos), o cuestiones personales u otros casos), pues preferimos no publicarlos. Como administradores del blog, tenemos una responsabilidad en lo que se publica en el mismo. Evidentemente, no consideramos en absoluto que sea censura. Cualquier persona que quiera publicar sus opiniones y nosotros no lo hagamos aquí, no tiene más que abrir su propio blog. Nosotros usamos el nuestro para expresar libremente nuestras opiniones y que quien quiera nos lea. No es un canal de comunicación público donde cada lector publica lo que le da la gana.
- Perdone la acritud pero, sinceramente, ya estamos un poco cansados de los comentarios sobre censura (que, como verá, no son a su vez censurados) y queríamos aclarar nuestra posición al respecto.
Un saludo.
La verdad es que objetivamente estoy de acuerdo con todo lo que dices pero a mi se me hace difícil. Por supuesto, que no es por el boli ni por el regalito; ni siquiera por la inscripción a congresos o por cursos (en los que hay muchos más euros en juego)...Lo que yo llevo peor es no "recibir" a los representantes, a los que ya conozco y con muchos he tenido un trato agradable (como dices, claramente intencionado). Soy médico de familia y si pudiera cambiar a otro centro de salud donde no me conociera ningún visitador sé que aprovecharía el momento para dejar de tener relación con la farmaindustria, pero ahora me resulta muy violento. Mientras tanto intento que "racionalmente" me influyan lo menos posible (aunque asumo que al menos inconscientemente sí lo hacen). Supongo que será cuestión de tiempo.
ResponderEliminarFelicidades por ser tan valientes
Me parece perfecto! espero mi médico de cabecera se anime, porque no le quedan vasitos vacios donde colocar más bolis!
ResponderEliminarhttp://cuandonotodossontdah.blogspot.com.es/
Es la primera vez que visito vuestro blog y lo encuentro muy interesante, os sigo a partir de ahora.
ResponderEliminarCreo que el artíulo es impecable y muy acertado. Muchas veces hemos discutido en el trabajo sobre el tema de "los regalos de las farmacéuticas". Siendo difícil llegar a un consenso. Mi postura es "ni un boli".
Gracias!
Un cordial saludo,
José Manuel
Sinceramente, no creo que exista ningún colega que recete algo, que no sea lo que él piensa que es el mejor tratamiento posible para su paciente... y si a cambio de recetar lo que ya iba a recetar recibe algo, me parece bien, ya ganan bastante los laboratorios. Y ademas se crean puestos de trabajo.
ResponderEliminarsaludos
En ese caso, querido anónimo, habrá que ser discretos para que la industria farmacéutica no se entere de lo tonta que está siendo desperdiciando todo ese presupuesto en marketing porque, según su argumento, de todas maneras íbamos a recetar lo mismo...
EliminarPienso que cada medico es un profesional que no se vende por un boligrafo, la industria farmaceutica tambien llega a hospitales publicos donde el visitador ayuda al paciente con sus muestras ademas tambien enteha informacion actualizada sin costo alguno para q esten al dia con los medicamentos saludos y mas respecto
EliminarYo de lo que me alegro es que sois pocos , habéis pensado que seria de vosotros sin los fármacos? Sin la investigación? Sabéis cuantos millones de euros van destinados a este fin? Sus comentarios señor Valdecasas parecen de cierta manía personal a los delegados de la industria , le recuerdo que hoy por hoy de no ser por la información que les proporcionan no sabrían nada , pero...a que la cosa cambiaría si un hijo vuestro trabajara en la industria? De todas manera dejéme decirle señor Valdecasas que usted se sigue beneficiando de la industria porque sus ponencias o asistencias en algún congreso siguen siendo pagadas por los laboratorios y por estos mismos comentarios que usted hace en su blog cada vez que un delegado se entera que va usted, pues ese congreso ya no obtiene esa ayuda tan necesaria para la ciencia de la que en muchos casos la propia sociedad no tiene para pagar , entonces si de verdad usted que tanto tanto se ha beneficiado y que se sigue beneficiando de la industria farmaceutica no tiene otra cosa que hacer que hablar de los "bolis" pues muy señor mío que quiere que le diga con las cosas tan interesantes que hay para hablar de Psiquiatria que aburrido es este blog.
ResponderEliminarEstimado anónimo:
ResponderEliminar- Lástima que no dé su nombre, como nosotros los nuestros, pero qué se le va a hacer... Por algo será.
- No estamos en contra ni de los fármacos ni de la industria farmacéutica, sino de las prácticas no éticas de dicha industria, cuando se dan. Para que nos entienda, porque parece que no lo ha hecho: no estamos en contra de las empresas constructoras (¿qué sería de nosotros sin casas?) pero sí en contra de que construyan mal, las casas se caigan o la especulación de las mismas hunda el país...
- Dice usted que si no fuera por la información de la industria, no sabríamos nada... En ese caso, nosotros nada debemos saber, ya que no nos exponemos a dicha información (sesgada por naturaleza). Todo este blog, pues, es un largo ejemplo de "no saber nada".
- Nuestros hijos serán el día de mañana lo que quieran y/o puedan. Y nosotros pensamos y/ hacemos lo que creemos correcto. Para que me entienda también: no porque un hijo me salga del Barça (Freud no lo permita) iba yo a dejar de ser del Madrid.
- Nuestras asistencias a congresos, desde hace más de dos años, son pagadas por nosotros mismos, o bien por asociaciones profesionales de las que somos miembros, o por ayudas proporcionadas por colegios profesionales, o por la organización de dichos congresos. En concreto, en el Congreso Nacional de la AEN de 2012, acudiremos como moderadores y ponentes y nuestras inscripciones están pagadas por la organización del Congreso por ser miembros de los Comités Científicos y Organizativo. Que la AEN sea una asociación que se financia en parte con dinero de la Industria es una cuestión con la que estamos en desacuerdo y no nos ha interesado intentar formar parte de junta directiva regional o nacional alguna, entre otras cosas, por esa razón en concreto. Nada tenemos que ver con esas relaciones, que creemos poco recomendables.
- No creemos ser tan poderosos como para que nuestra mera presencia en un congreso determine que el mismo reciba o deje de recibir financiación. Además cada vez más congresos (Jornadas de No Gracias, Jornadas de la Otra Psiquiatría...) se hacen sin financiación alguna, por importes de 10 ó 20 euros en recintos universitarios, y a lo mejor se aprende más...
- Y, por último, si se aburre en este blog, no entendemos que hace leyéndolo (además con lo largas que son las entradas...).
Un saludo.
Como futura médica me alegro de que haya profesionales tan valientes como vosotros! Yo en las prácticas del centro de Salud he conocido a varios visitadores y no me extraña nada que les cueste tanto trabajo cortar relaciones con la industria porque como dices, ¡son muy simpáticos! Además es su trabajo y de algo tienen que vivir claro... incluso en mi familia hay un par de personas que se dedican a eso.
ResponderEliminarSin embargo estoy completamente deacuerdo con vosotros y me alegra leer que se puede conseguir ser un buen profesional "farmafree". Muchas gracias por vuestro ejemplo y por vuestra valentía. Lo tendré muy en cuenta cuando me toque ponerme la bata. Gracias! :)
Tarde como siempre, pero al fin he leído esta genial entrada y no puedo estar más de acuerdo. Cada día me veo obligado a escuchar miles de estupideces relacionadas con la industria y con los genéricos, con la mala fortuna de no poder instruir de ninguna manera al vulgo sanitario (que por ser sanitario nos parece que no puede ser inculto...¡y, sin embargo, lo es!) que las emite porque, simplemente, no tienen ni quieren tener idea de lo que escupen por la boca.
ResponderEliminarMuchas gracias por iluminar la oscuridad que nos rodea.
Gracias a ti por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Y yo me pregunto, Sr. Valdecasas ¿no se podría considerar también como soborno, el hecho de que los médicos aceptemos prescribir determinados fármacos que nos recomienda la Administración y que a cambio de ello se incremente el cobro de la productividad? Mandar determinados fármacos a cambio de una contraprestación económica. Suena mal pero claro es la Administración y no la Industria Farmacéutica
ResponderEliminarLa verdad es que no me parece que un complemento del sueldo pagado por la administración sea un soborno pero, en cualquier caso, no creo que debieran existir semejantes sobresueldos (ni los sobornos de la industria a los que tratan de compensar tampoco). Lo lógico es que los médicos prescribiésemos lo mejor para el paciente y el sistema público de salud sin necesidad de sobresueldos y sin aceptación de sobornos. Y que la administración no financiase los fármacos que no aportan nada nuevo excepto más gasto, en vez de pagar más por no prescribirlos.
EliminarUn saludo.
Es el empresario el que debe costear la formación continuada. Yo tengo una clínica y me preocupo de la formación de mis empleados, incluyendo cursos, estancias, inscripciones y viajes. Cuando trabajo para el Sistema Nacional de Salud, espero que hagan lo mismo conmigo. No sólo se forma uno leyendo revistas o consultando información de calidad en internet. También existe el intercambio de información entre profesionales, las visitas a otros hospitales o centros, ...
ResponderEliminar¿Por qué deja la administración que la formación la pague la industria farmacéutica si sabe que el pagador final es la propia administración, vía receta?
Eterna pregunta, muestra de la dejación de funciones por parte de la Administración.
EliminarMe recuerda al programa del "Lobby Feroz" de Salvados en el que los diputados europeos que deben tomar decisiones son "informados" casi en exclusiva por la parte interesada que les habla de las bondades de sus productos y de cómo deben tomar la "decisión correcta".
Por suerte, nosotros somos algo más complejos y heterogéneos pero el fondo es similar. En la Facultad no te explican nada y cuando inicias la Residencia te dedicas a "donde fueres haz lo que vieres", y te nutres de las ideas-formas de hacer de tus colegas de mayor experiencia. El despertar crítico viene años después cuando oyes a otras mentes críticas y te planteas las mismas preguntas. Adquieres conciencia de "bien común", "gestor de dinero público" y ya no eres ese médico "individualista", "de los de antes",...ya que tus decisiones tienen múltiples implicaciones y no puedes mirar a otro lado. Tienes tu parte de responsabilidad. No es una excusa pero una explicación de cómo hemos llegado aquí está en el coste de la autoformación (en todos los sentidos) y el escaso sueldo del médico (en comparación con semejantes europeos y otras profesiones) y la ausencia de la formación independiente-pública. En parte, por ello hemos "caído en los brazos de Morfeo" y nos hemos dejado seducir...¿Y si el Estado pusiera a disposición de cada médico una cantidad anual para autoformación?¿O se pudiera desgravar parte de esos gastos? Aún recuerdo un Máster de Primaria que me costó 6000€ en mi 3er año postresidencia: para pagarlo trabajaba 12-13h diarias de lunes a viernes para poderlo pagar, viajaba >100km durante más de un año, dos viernes y sábados de cada mes, y sólo tenía un fin de semana libre al mes. Finalmente conseguí que la sanidad pública me ayudara en 1000€ pero el resto representaba +/- 3 meses de mi sueldo. ¿Alguna profesión es similar?
Este es uno de los artículos que ya había leído antes. Siempre es bueno tener contrastes, ver las cosas desde otro ángulo. Cuando se está comenzando, sobretodo.
ResponderEliminarQuerido Dr. Valdecasas y compañia:
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena, por el blog, y por el artículo. Simplemente demoledor, clarificador y enórmemente edificante.
Lástima que haya colegas a los que les cuesta tanto abrir los ojos ante lo evidente.
Un especial agradecimiento por intentar aportar información alterantiva y de calidad, a la que tan desgraciadamente estamos acostumbrados.
Saludos y ánimo.
Solo un gran profesional conmo el Doctor Jose Maria Valdecasas Campelo al que admiro profundamente podria crear algo tan sumamente interesenate gracias por tus consejos los cuales siempre he seguido
ResponderEliminarHola! muy interesante el blog! voy a seguirlo. Soy de Argentina y no existe esa ley que mencionas aqui todavía. En mi caso personal no me parece antietico recibir bolígrafos, recetarios o libros. las incripciones a congresos son impagables para mi, pero tampoco asisto regularmente. Tengo extrema dificultad para recordar qué visitador promociona qué producto por lo cual se enojan un poco conmigo. Cuando prescribo me guío por mi conocimiento del producto sin ningun otro tipo de consideración y no soy muy afin a las novedades farmaceúticas.De todas maneras , si existe esa ley hav brá que respetarla , pero me parecería justo que exista para todas las profesiones.
ResponderEliminarEstimados colegas,
ResponderEliminarBuena reflexión con viejas razones de sempiternas actitudes, siempre contemporáneamente disfrazadas y justificadas, al disonante grito de “yo controlo, yo no soy corrupto”, (simplemente porque no puedo más, ay si pudiera). El “y si pudiera” es el que me hace condescender con el tinglao, por si algún día me alcanza y me forra el lomo.
A pesar de ser sensato lo que se muestra, creo que hay un punto de partida errado, en la aparentemente correcta reflexión y es el de suponer, tal como se puede inferir de la lectura, que no es más corrupto aquel trabajador de la pública que NO ACEPTA DÁDIVAS, al olvidar el análisis en ÓPTIMOS GLOBALES, es decir, la realidad de tu perfil de comportamiento prescriptor, recibas o no dádivas.
No sé que pensar, pero casi prefiero al cínico que se va a las fiestas que le ofrece la industria y su despabilada delegada y actúa sabiéndose parte del problema, máxime en psiquiatría, desbocada desde hace años (Saving Normal, Frances Allen) que el profesional que no recibe a la industria y NO SE CREE PARTE DEL PROBLEMA, lo cual es intrínsecamente imposible, por médico, y, especialmente, por psiquiatra, vista la hipermedicalización y moralización de la normalidad a la que se ha entregado sin, públicamente, por ej., renegar, denunciar y rechazar, EN LA SANIDAD PÚBLICA, de la utilización de cualquier versión de la nociva, peligrosa e iatrogénica DSM-IV y superiores.
Ángel Ruiz Téllez .