martes, 18 de diciembre de 2012

A propósito de neurobiología, asesinatos en masa y dudas que nos gustaría que nos aclarasen


Suponemos que están más que enterados de la masacre ocurrida en un colegio en Estados Unidos hace un par de días, así que vamos a tener la consideración (para con ustedes y para con nosotros mismos) de no entrar en detalles sobre la misma. El caso es que, como ya es costumbre, se han alzado distintas voces señalando, no ya la posible enfermedad mental o no del individuo capaz de perpetrar semejante monstruosidad (dato que, obviamente, desconocemos porque ni hemos hablado con tal individuo ni con nadie de su entorno), sino la cuestión, mucho más inquietante, de si por el hecho de llevar a cabo un acto como ése, uno necesariamente debe tener un trastorno mental.

No teníamos la menor intención de entrar en dicho debate, porque ya en alguna ocasión previa dimos nuestro punto de vista sobre un hecho similar, pero hoy nos hemos encontrado con un artículo publicado en el diario El Mundo y firmado por el Dr. Jesús de la Gándara, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Burgos, que nos ha llenado de dudas, las cuales nos gustaría aclarar.

El artículo reconoce que "están los datos estadísticos que coinciden insistentemente: los enfermos mentales no cometen más actos violentos que los no enfermos". Totalmente de acuerdo, aunque no podemos dejar de señalar que sería necesario concretar a qué nos estamos refiriendo con "enfermos mentales". Suponemos (pero tal vez nos equivoquemos) que quiere señalar a los llamados "trastornos mentales graves", es decir, esquizofrenia, trastorno bipolar y cuadros similares. Porque también se incluyen a veces dentro de los llamados "trastornos mentales" a cuadros como depresiones más o menos leves, ansiedades diversas, duelos, adicciones varias, etc. Recordemos que el DSM-V está aprobado y pendiente de publicación y, con él en la mano, creemos que será difícil que alguien pueda decir que no tiene y/o no ha tenido ningún tipo de trastorno mental, con lo que el debate sobre si los enfermos mentales son más o menos violentos que el resto de la población quedará cerrado porque ya todo el mundo tendrá algún trastorno mental (o más probablemente varios). 

El artículo continúa diciendo: "Sin duda hemos de admitir que es extraño que un joven de 20 años que hace estas cosas no padezca ningún desequilibrio mental. Algo debe pasar en su mente". Para empezar, diremos que nosotros sí que tenemos dudas y que, por tanto, preferimos no admitir de entrada el planteamiento del Dr. de la Gándara. Que lo que ocurriera en la mente del asesino fuera un "desequilibrio" en el sentido -según creemos entender- de una enfermedad mental, nos parece, en nuestra humilde opinión, una confusión epistemológica. Una enfermedad en el sentido biológico, sentido al que más tarde deja claro el Dr. de la Gándara que es al que se refiere, es un evento totalmente independiente de ninguna consideración moral. Es un hecho biológico, es decir, imbricado en la física y la química, pero totalmente ajeno a ninguna ética. Nos explicamos: no hay Bien ni Mal en una glucemia elevada, o en la fiebre, o en un dolor abdominal. Se puede hablar de Bien y Mal respecto a actos o intenciones humanas valorados desde un punto de vista ético y siempre considerando que existe algún grado de libertad. Pero valorar un acto intrínsecamente malvado como enfermo o patológico per se supone negar la libertad humana para elegir el Bien o el Mal. Si uno hace el bien (siempre según los parámetros de lo que su cultura y su sociedad entiendan por bien, claro) entonces debemos entender que está sano. Pero si hace el mal (de nuevo, según esos parámetros socio-culturales) entonces, según el planteamiento del Dr. de la Gándara "algo debe pasar en su mente", sin duda algún tipo de "desequilibrio mental". ¿Por qué el bien es sano y el mal enfermo? Como ya señalamos alguna vez, en nuestra opinión no debemos olvidar que el bien y el mal son categorías éticas y no clínicas

Porque además, nos surgen nuevas dudas respecto a los mencionados condicionantes socio-culturales: si el Dr. de la Gándara opina que matar a 26 personas a tiros implica tener un desequilibrio mental, entonces: ¿si se las mata a distancia con un avión teledirigido como hace el ejército americano en Afganistán, también se tiene un desequilibrio mental?; ¿lo tiene el soldado que guía al avión-robot o el general que da la orden?; ¿tal vez lo tiene el Presidente que autoriza todo el mecanismo?; ¿o incluso los votantes que han colocado allí a ese Presidente?. Nos gustaría que alguien nos aclarara estas dudas, de verdad.

Continuado con el artículo del Dr. de la Gándara, éste dice luego: "no puede ser que todo esté bien en su cerebro", con lo cual al menos nos queda ya claro que la causa principal del trastorno, en su opinión, no es ni psicológica ni social, sino cerebral. Señala también: "casi siempre las investigaciones posteriores demuestran que presentaban rasgos anómalos de personalidad, alteraciones de conducta, comportamientos extravagantes, impulsivos o agresivos". Desconocemos tales investigaciones, aunque nos gustaría conocerlas, pero se nos ocurre que cuando uno se pone a recoger información a posteriori acerca de alguien capaz de cometer semejante hecho, corre el riesgo de que tal recogida de observaciones pueda estar sesgada por la magnitud de lo ocurrido. Ya se sabe: una vez que se ha roto el carro, todos te dicen que no había que pasar por ahí.

Hay luego dos párrafos que nos han dejado muy sorprendidos, por no decir otra cosa. Los reproducimos a continuación:

"Otro rasgo común a suicidas y homicidas violentos es que padecen alteraciones de ciertos circuitos y neurotransmisores cerebrales que conllevan la aparición de depresión, angustia e impulsividad".

"La mejor conocida es la serotonina, una sustancia que actúa como neuromodulador de afectos e impulsos. Cuando desciende patológicamente favorece el paso al acto impulsivo, tanto en forma de autoagresividad como de heteroagresividad. Es como si eso les impidiera mantener el autocontrol y les llevase a actuar sin los frenos normales que todos tenemos, que nos permiten conducirnos con mesura, raciocinio y equilibrio".

Aquí, a pesar de ser profesionales de la salud mental con más de una década de experiencia, confesamos nuestra ignorancia. Pero nos gustaría remediarla. Parece que el Dr. de la Gándara conoce claramente la causa biológica tanto de suicidios y homicidios, que resulta ser la alteración de ciertos circuitos y neurotransmisores cerebrales. Nos encantaría que alguien nos informara, a ser posible, no sólo de qué circuitos y neurotransmisores se trata sino, más importante aún, cómo se ha llegado a tal grado de evidencia científica. Porque en lo que nosotros tenemos estudiado hasta ahora, que obviemente no ha sido suficiente, sólo teníamos noticia de ciertas correlaciones biológicas con las que no se podía afirmar causalidad alguna clara de ningún trastorno mental. Pero parece que hay datos concretos, sin duda fruto de estudios científicos rigurosos, con sus grupos control y su metodología cuidadosa, que han descubierto nada menos que la causa del suicidio y el homicidio. Por favor, de verdad, que alguien nos facilite dichos trabajos.

También, en relación a esos mencionados descensos patológicos de serotonina, nos gustaría disponer de los estudios donde se ha medido dicho descenso y cómo se ha relacionado con esas conductas violentas, de forma que la causalidad haya quedado demostrada. Es curioso, porque hasta ahora no hemos sido capaces de encontrar (ni nadie ha podido o querido facilitarnos) ningún estudio que demuestre que el déficit de serotonina está en la base, no ya de la violencia, sino incluso como se dice mucho por ahí, de la depresión. Al menos ninguna prueba más allá de "como el ISRS aumenta la serotonina y mejora la depresión, eso significa que la depresión está provocada por un déficit de serotonina". Argumento que, dados los últimos estudios que sí hemos encontrado, implicaría que tal vez la depresión estaría en realidad provocada por un déficit de placebo (o que la cefalea viene provocada por un déficit de paracetamol).

Volviendo a nuestro tema, otra duda nos ronda por la cabeza. Si es una alteración cerebral, (neurobiológica para ser más precisos) la causante de atrocidades de este tipo, ¿por qué cuando se viven conflictos sociales importantes o guerras declaradas los actos violentos disparan su frecuencia? Porque viendo las matanzas ocurridas en Bosnia, en Ruanda, en Gaza o en los campos de exterminio nazis, ¿por qué la neurobiología de tantas personas, antes aparentemente normales, se alteró de repente y, además, coincidiendo con determinadas circunstancias sociales y políticas?. Si el individuo que fue capaz de matar a esos niños tiene un desequilibrio en su serotonina necesariamente por el hecho de haberlos matado, ¿que tenía el piloto que soltó la bomba sobre Hiroshima?. O, se nos dirá tal vez, si es diferente porque era una guerra y obedecía órdenes, etc., ¿cómo es que esos condicionantes ambientales provocan la alteración neurobiológica necesaria para ser un homicida en masa? De nuevo, nos encantaría que alguien nos facilitara respuestas que aclarasen nuestras dudas.

Y no podemos pasar por alto otra cuestión, quizá la más importante. Si lo que provoca que alguien lleve a cabo homicidios es una alteración neurobiológica, entonces ¿cómo podemos castigar a esa persona?. Es decir, si este individuo mató a esos niños a causa de una alteración cerebral, ¿cómo podríamos juzgarlo o condenarlo en caso de que estuviese vivo? No sería más responsable de esas muertes que un diabético de una hiperglucemia. Nada de cárcel, pues, sino a un psiquiátrico. O sea, todos los homicidas a los psiquiátricos porque ¿qué culpan tienen de lo que han hecho si tenían desequilibrios bioquímicos de los que nada sabían y que, evidentemente, no se provocaron ellos mismos? 

En relación a esto, dice también el Dr. de la Gándara: "también sabemos que si a esas personas les damos fármacos que aumentan la serotonina disminuye el riesgo de impulsividad violenta o suicida". No tenemos claro a quién se refiere ese plural "también sabemos", pero no creemos que quiera decir el conjunto de los profesionales de la salud mental o el conjunto de los psiquiatras porque, desde luego, nosotros no sabemos semejante cosa y nos gustaría también tener acceso a los estudios serios que llevan a dicha conclusión. Y se nos plantea una duda más: ¿si los fármacos corrigen el desequilibrio neurobiológico subyacente a la conducta homicida, significa eso que el homicida en cuestión ya no necesita reclusión? Porque si no le podemos meter en la cárcel porque no es responsable de las muertes que ha causado, al ser debidas a su serotonina y debe ir a un psiquiátrico como pobre enfermo que es, pero en el psiquiátrico le hemos dado un fármaco que le ha corregido la alteración, entonces ¿por qué debe continuar ingresado? Nunca fue responsable y le enfermedad está ya controlada. A la calle. Es decir, y para que nos termine de quedar claro: un sujeto mata a diez personas a tiros, luego eso significa que la serotonina está disrregulada. Nada de cárcel, pues, a quien no es responsable de sus actos. Un ISRS, un par de meses de tratamiento y a casita. Hasta la próxima. No sabemos si el Dr. de la Gándara sí, pero nosotros no querríamos una sociedad que funcionase así.

Pero como todo no va a ser pedir y pedir estudios sin dar nada a cambio, sí queremos mencionar un trabajo que, curiosamente, parece defender justamente la idea contraria: es decir, que es el aumento de serotonina lo que correlaciona con (que no es lo mismo que causa) intentos de suicidio. Curiosamente, el aumento de serotonina provocado por el uso de antidepresivos ISRS. En 2005 Fergusson y colaboradores publican en el British Medical Journal un artículo titulado "Asociación entre intentos suicidas e inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina: revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados". Esta revisión incluyó un total de 87.650 pacientes y detectó un incremento significativo en la tasa de intentos suicidas en los pacientes que recibieron ISRS comparados con el grupo placebo. También se puso de manifiesto un incremento en la tasa de intentos suicidas para ISRS en comparación con otros agentes terapéuticos, excepto los antidepresivos tricíclicos, con los que no hubo diferencia. La conclusión de los autores fue que se había documentado una asociación entre los intentos de suicidio y el uso de ISRS.

De todas formas, si es el Dr. de la Gándara quien tiene razón, acabará haciéndose necesario el tratamiento profiláctico de la población con antidepresivos, con lo cual llegaríamos probablemente y siguiendo esta línea de razonamiento, a una sociedad sin violencia, sin suicidios y sin homicidios.

Nosotros sentimos pena por Sócrates, quien aparentó tanta dignidad en su gesto de rechazar huir de prisión y preferir tomar la cicuta por ser fiel a sus ideas, y todo lo que hubiera necesitado era un poco de prozac...






41 comentarios:

  1. Una vergüenza!! una apología de la ciencia sin cortarse un pelo, Jesús J. de la Gándara Martín debería ver la película "La Naranja Mecánica" y reflexionar sobre la sociedad "violenta" y la violencia no-enfermedad, pero lo dudo, su cerebro debe ser "un cuadrado neuroquímico" de cemento e inamovible...esta es la lacra que impide el avance en salud mental...que impotencia.
    Un abrazo
    Hilari

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  2. Es decir, que TODO el que se sale de la NORMA padece algún trastorno mental. Y, lo que es potencialmente más grave, si nadie está en condiciones de afirmar que él no padece un trastorno mental, entonces nadie está facultado para poner en tela de juicio los criterios de diagnóstico: salvo los poquísimos que se erigen en juez y parte.
    No es ninguna broma, es el modo de funcionar de los sistemas totalitarios, ahora con la psiquiatría haciendo la tarea sucia.
    Saludos,

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  3. Perfecto post que pone las cosas en su lugar. Es lamentable que haya que tomarse el trabajo de elaborar algo así pero la carencia de sentido común en tanto experto lo exige. El mecanicismo actual, molecular él, no puede ser más tonto. Y tratar de vender como ciencia semejante bobada de la implicación criminal de la serotonina pues es eso: una estupidez cientificista más a las que tan receptivos son los medios de comunicación.

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  4. Magnífico... sin más -ni menos-... [y me quedo con el "déficit de paracetamol" como causa de la cefalea :P]
    Un saludo!

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  5. Al hilo de vuestro articulo:
    “Antidepressants are a hoax–in this case, a hoax that is killing members of our armed services.”

    Suicide, Violence Link Hidden by Big Pharma
    In 2005, it was found that link between Prozac and suicidal behavior was kept a secret. The BBC even reported in as early as the year 2000 that Prozac ‘led to suicide’. Oftentimes killers will end their own lives after shootings, or attempt to force the cops to kill them. This is essentially a form of suicide with a mixture of murderous tendencies.

    If Prozac can drive someone to suicide, could it also drive someone to end someone else’s life? Paxil, an anti-depressant drug, was found to be linked to violent behavior in 2006. The link incited multiple lawsuits, and brings up questions as to whether or not similar drugs have the same effects. Anti-depressants have horrible side effects, but about the even more hardcore drugs, such as the drugs that many of the other killers were taking? These psychotropics may have been the final straw in pushing Lanza and others over the edge, the final push that they needed to go through with the horrendous act.

    Was Lanza on the Drug Fanapt?
    Some news outlets have begun reporting that the Connecticut shooter Adam Lanza was taking a drug known as Fanapt. Nothing has been confirmed just yet, but let’s take a look at this pharmaceutical drug nevertheless.

    By taking a look at the Fanapt manufacturer package insert, it becomes very apparent that this is a dangerous and brand new drug with relatively little testing. Being approved back in 2009, Fanapt went through a ’6-week’ test in around only 706 people. Only half of which actually received the drug, with the other half taking a placebo.

    Afterwards, the drug went through a 4-week trial. At that point only 1/3, or 201, individuals actually tested the drug. In summary, Fanapt was therefore only tested on 554 people before being approved by the FDA and offered to the United States population of around 300 million citizens.

    Sounds safe, doesn’t it?

    With a page dedicated to side effects including death, seizures, and other serious issues, Fanapt also addresses the issue of suicide. As we already, know this class of drugs causes violence and suicide, which means that if Lanza was actually on this little-studied drug, it would make a lot of sense.

    Whether or not Lanza was on these drugs is yet to be determined for sure despite a number of outlets reporting that he was indeed on Fanapt or a similar drug (and considering he was being ‘treated’ for his mental illness also means that he was undoubtedly taking something).

    What is known, however, is that the continual thread between virtually every major shooting of this caliber involves Big Pharma’s suicide and violence linked drugs.



    Read more: http://naturalsociety.com/connecticut-shooter-adam-lanza-on-hardcore-psychotropic-drugs/#ixzz2FPKQbUHz

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  6. Gracias por el contenido, y por tu divertida, acertada y moderada ironía que hace amenas lecturas propias de sesudas sesiones. Busco en internet sobre el colega Gándara , y encuentro una respuesta que quizás explicaría las declaraciones suyas que antes has expuesto. Probablemente siente un gran atractivo por el protagonismo en los mass media y el salir en ellos le arrastra a estos mas que discutibles juicios.
    Recojo lo que expresa en una rueda de prensa: “El Camino de Santiago es un gran manicomio ambulante” “El doctor Jesús de la Gándara, psiquiatra del Servicio de Psiquiatría del complejo asistencial de Burgos, indicó en rueda de prensa que “el Camino de Santiago es un gran manicomio ambulante”. Este estudio fue realizado durante un periodo de siete años entre 38 peregrinos que ingresaron en el hospital de Burgos con transtornos psicológicos graves.

    Una respuesta cuerda (añade un desconocido). Es decir, que estudiaron a 38 tipos que ingresaron en 7 años, que viene a ser un poco más de 5 al año. 5 al año sobre ¿cuantos? ,buscando en caminosantiago dice que en el 2006 hicieron el camino unas 100.000 personas. Y el tio deduce esto con un 0,0… estudiado. Esto es rigor estadistico, si señor.

    Dr. Romà Massot, Tarragona

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  7. Verdaderamente extraordinario. Una sólida crítica al "camellismo" psiquiátrico y una brillante exposición sobre la absoluta falta de voluntad para integrarse en las subjetividades de los pacientes con enfermedad mental: ya sea por pereza, economicismo o complejos de superioridad positivista que no positiva muy al uso en la psiquiatría acrítica.
    Simplemente Olé.

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  8. Hola

    La verdad es que el post es excelente. Es la primera vez que visito el blog y, seguramente, lo que vaya a escribir sea algo evidente para un blog de estas características. Pero, justificación hecha, querría ofrecer un par de matices...Los escribo en dos comentarios porque el limite de 4.096 caracteres me obliga....

    El primer matiz es respecto a los ejemplos. Es evidente que asesinatos, asesinatos masivos y asesinatos masivos legalizados y tolerados "democráticamente" se producen con demasiada frecuencia. Sin embargo, dónde yo creo que la comparación no es exacta. Y, en mi opinión, no lo es porque en la valoración de si un acto o no es causado por una enfermedad psiquiátrica, no importa sólo el acto cometido. Importa la argumentación, el relato subjetivo que lleva al asesinato en cuestión. Yo no se si Adam Lanza es o no enfermo, pero si quiero precisar que no es lo mismo, desde la perspectiva puramente subjetiva, matar a alguien o justificar su asesinato porque esconde armas de destrucción masiva que puede utilizar (sin entrar a si eso es o no cierto, que no importa para el argumento en cuestión) a si lo comete porque la CIA, a través de las antenas de teléfonia movil recoge información de mi vecino que me espía porque no soporta el olor que tengo. Es decir, determinar si una persona está enferma o no y si cometió el acto a causa de su enfermedad o no es independiente de la naturaleza del acto y sólo dependiente del proceso psicológico que llevó a su comisión. De ahí que, tema Lanza al margen, creo la matanza masiva no incluye, necesariamente enfermedad mental. Tampoco la excluye. En este caso en cuestión nunca lo sabremos, pero a veces las formas en cómo se comete el acto pueden aportar pistas sobre el proceso "lógico" que llevó al asesinato. Insisto, no se qué pas´o con Lanza, lo que si se es que, para planear matar a 20 niños hay que tener una percepción más bien anómala de las amenazas, peligros y enemigos a los que enfrentarse. Insisto, es una especulación, no una certeza, pero podremos convenir que, como análisis normal de la amenazante realidad (y las enfermedades no son más que convenciones sobre normalidad y anormalidad, igual que los actos), está desviado.

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  9. La segunda cuestión se refiere a los circuitos neurobiológicos y la impulsividad y todo esto. No querría hacer de abogado del diablo porque, efectivamente, el artículo del prócer es más bien endeble en su argumentación. Sin embargo también querría matizar algo al respecto. Si convenimos que el dualismo cartesiano no es una explicación plausible del funcionamiento del cerebro y que toda conducta humana tiene un sustrato neurobiológico cognoscible, el que no se conozca no implica que no exista. Por tanto, también la enfermedad tiene un sustrato neurobiológico que, no se si será la serotonina o el péptido natriurético, ni me importa ahora mismo, pero desde luego, si asumimos que la enfermedad (sea la diabetes o la esclerosis múltiple) es una alteración de los mecanismos fisológicos y que, por tanto, tiene una fisiopatología susceptible de ser conocida y, por tanto, susceptible de ser modificada, farmacológicamente, o no. Es decir, la depresión (o la impulsividad) sí tienen un sustrato neurobiológico como lo tiene el dolor (¿no es la depresión una evolucionada forma de dolor?). Todo esto viene al caso por, entre otras, esta frase:

    "¿por qué la neurobiología de tantas personas, antes aparentemente normales, se alteró de repente y, además, coincidiendo con determinadas circunstancias sociales y políticas?"

    Y la respuesta es bien sencilla, porque somos sujetos que no estamos en una cárcel de cristal llamada cuerpo. El cuerpo interacciona con el ambiente constantemente. Y, de la misma forma que la dieta puede modificar la resistencia a insulina, los eventos traumáticos pueden determinar conexiones cerebrales aberrantes. ¿Es la dieta la causa? SI pero no sólo ella. ¿Es el conflicto la causa? Si, pero no sólo. Porque ni todo el mundo comete actos violentos ni todo el mundo se deprime o hace trastorno de estres post-traumático tras una guerra. Todas las enfermedades, incluso las enfermedades monogénicas, de herencia mendeliana y absolutamente predecibles, son modificadas por el ambiente. Eso no quiere decir ni que el ambiente sea la causa ni que no sean enfermedades. Es decir, una enfermedad es un hecho biológico, desprovisto de ética, pero si la respuesta es anómala para el input del ambiente (y anómalo, como enfermedad, de nuevo, es una convención, una arbitrariedad que todos sabemos a qué se refiere para cada contexto histórico y social), eso también es enfermedad.

    Finalmente, en tono más relajado... por supuesto que los hombres no somos libres. No se qué es lo que nos hace especiales con respecto al resto de animales, más allá de una ilusión de diferencia, pero tanto la normalidad como la anormalidad son tan estereotipadas, tan mecánicas, que es difícil pensar en que realmente lo somos.

    Excelentísimo blog... presiento que no será la primera parrafada. Un saludo

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  10. Por cierto, muy al caso, acabo de leer esto en el blog La Revolución Naturalista...

    El Holocausto es el ejemplo más exhaustivamente documentado de los estragos de la deshumanización. Su espanto traspasa los límites de la imaginación. Y aún así, fijarse en él puede resultar extañamente reconfortante. Es demasiado fácil imaginar que el Tercer Reich fue una aberración anómala, un tipo de locura de masas instigadas por un pequeño grupo de ideólogos trastornados que conspiraron para conseguir el poder político y conducir la nación a su voluntad. Alternativamente, es tentador imaginar que los alemanes eran (o son) un pueblo único por su crueldad y sed de sangre. Pero estos diagnósticos son peligrosamente erróneos. Lo que resulta más perturbador del fenómeno nazi no es que los nazis fueran locos o monstruos. Es que fueran seres humanos normales.

    – David Livingston Smith, Less than human. Why we demean, enslave and exterminate others

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  11. Artículo imprescindible y esclarecedor. Gracias.
    Virginia Galilea

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  12. Muy bueno, como todo lo que publicáis. Felicidades. En realidad la violencia gratuita es de lo más humano que existe (ningún animal la realiza). En este caso, y como estoy sesgado por el socioconstructivismo, creo que este chaval ha sido también una víctima; víctima de una sociedad enferma que engendra sociopatas, aislado, con dificultades para establecer vínculos significativos, inseguro y con la gloria catódica como único fin de su muerte y el horror que ha creado. Loco no. Por desgracia, estaba cuerdo

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  13. Gracias de nuevo por la generosidad de elaborar este artículo, con un esmerado ejemplo de la "reducción al absurdo" que utilizó Aristóteles.
    Galo Sánchez

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  14. Excelente disección de un despropósito. Como siempre, muy trabajado e instructivo.

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  15. Querolus, de acuerdo con lo que dices pero añadiré algun matiz.

    Creo que el problema con el biologismo es quiere encontrar "causas" y "localizaciones" y darles un papel central. El susbtrato biológico de cualquier estado mental es complejo, tiene que ver con funciones y procesos imposibles de separar. Pero si a uno le toca la lotería ese substrato cambia. Damasio ya apuntó que la experiencia mental está en el cuerpo entero; el exceso de cortisol lleva a una experiencia desagradable pero esto también depende de que es lo que se esté pasando.

    Identificar la enfermedad como hecho biológico es algo dudoso, aunque se supone que no hay enfermedad sin causas, consecuencias o substratos biológicos alterados. Creemos, si es que lo hacemos,que la esquizofrenia es una enfermedad, el autismo una discapacidad, y la delincuencia un problema social por experiencia e intuición que no son peores guías en esto que la ciencia, la filosofía o la lógica. El ignorar esa intuición como parte de un programa general de convertir los adjetivos en enfermedades es lo que Big Pharma hace.
    El éxito comercial de la serotonina y la dopamina, como tales "localizaciones", parece residir en que son más fácílmente manipulables pues representan menos del 3%n de las sinapsis, pero se meten por todos los sitios. Su función no es otra que la de + o - pero ni al + le sigue siempre un +, ni al - un - en el siguiente salto. Y esos + y - se intercalan con otros y se interpretan cognitivamente, con varios feedbacks incluidos los del cuerpo mismo y el entorno. La enfermedad mental quizá consista en un lío o un desencaje de esos feedbacks, que el tratamiento podría mejorar o empeorar, eso depende. Los efectos secundarios son a veces más primarios que los terapéuticos.

    La ideología delirante del biologismo no es que cree que la biología interviene en la enfermedad mental, si no que cree que esta se puede localizar químicamente, y aislar del resto del cerebro, del cuerpo y del mundo, es decir de la mente No es psiquiatría es mumbo-jumbo.

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    1. Hola Anónimo...

      Otra vez, en dos contestaciones, por límite de espacio...

      Cualquier enfermedad, insisto, incluso las que están determinadas por herencia mendeliana simple, tienen una fisiopatología compleja. Porque al determinante "necesario" para su desarrollo se añaden los modificadores, que pueden ser biológicos o ambientales. Eso es así para el cáncer y para la depresión.
      El problema está en que una cosa es que las enfermedades del cerebro sean modificadas ambientalmente: social, familiar, politicamente (si una célula del intestino es capaz de reaccionar a una dieta, el cerebro es capaz de reaccionar a una situación social, evidentemente)y otra muy diferente es que sus mecanismos sean estríctamente biológicos, como no puede ser de otra forma, a no ser que, como digo, seamos dualistas (o religiosos). Es decir, lo biológico, no es que sea central. Es que es el único mecanismo de enfermar posible y, el abordaje de la anomalía biológica, quizá, la forma más fácil de atacar la mayoria de enfermedades. Eso es así para una infección vírica y para una psicosis.

      Esa afirmación, que parece de perogrullo, no lo es tanto... porque, es cierto que se puede prevenir el cáncer de pulmón dejando de fumar. Pero el mecanismo por el cual se propaga, crece o metastatiza un cáncer ya no tiene que ver con si fumamos bajo en nicotina o con tabaco de liar. Es decir, que el ambiente juegue un papel en que se desencadene una enfermedad psiquiátrica, no implica que su solución pase por modificar el ambiente. En muchas enfermedades es así, en otras muchas, la mayoría, el ambiente sólo ejerce de precipitador o de modificador, por lo que la solución de las enfermedades pasa por conocer al detalle sus mecanismos biológicos. Por supuesto que hay que entender también sus factores de riesgo y sus modificadores ambientales para tratar de evitarlos, pero lo que seguro que es fundamental y pasa en todas las especialidades excepto (no excepto, pero sí en mucha menor medida) en la psiquiatría, es conocer la biología de la enfermedad.
      Yo no se si será la serotonina o el colesterol, lo que se es que hay un conocimiento mínimo de los sustratos neurobiológicos de la enfermedad psiquiátrica y, en general, un cierto desprecio a las explicaciones biológicas de la enfermedad psiquiátrica. Que la industria farmacéutica tenga sus intereses no implica que la única actitud posible para tratar una enfermedad sea conocerla. Y no se conoce una enfermedad estudiando sus factores de riesgo ambiental, sino conociendo los mecanismos del cerebro. Por supuesto, del conocimiento del sustrato biológico, se derivará la posibilidad de terapias más específicas.

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    2. A mi, que me dedico a la neuroinmunología, me hace mucha gracia cuando la gente critica los corticoides para tratar las enfermedades autoinmunes porque no se conoce bien dónde actúan, argumentos, muy siimilares a los usados casi sistemáticamente en la psiquiatría. Seamos serios, la ciencia médica es heredera del empirismo, de los taxoles a los corticoides, y sólo muy recientemente las terapias tienen moléculas diana científicamente diseñadas. Que no conozcamos, tampoco en la enfermedad psiquiátrica, qué hacen los fármacos exactamente y dónde lo hacen, no quiere decir que no sean eficaces. Para eso están los ensayos clínicos. Que hay personas que van mal, que tienen efectos secundarios, que tienen efectos paradójicos, etc...¡bienvenidos a la medicina! La única forma, insisto, de saber por qué unos pacientes si y otros no o unos más y otros menos es conocer el detalle biológico-molecular de la enfermedad y, me repito, la única forma de hacerlo es a través de la ciencia básica. ¿Que hay que estudiar la epidemiologia y la economia y la politica? Si, tambien es necesario y se estudia en la Esclerosis Multiple para mejorar la calidad de vida de los pacientes y no deja de ser una enfermedad autoinmune por ello.

      Por otro lado... una enfermedad es una convención, pero es una convención relativamente estricta en sus definiciones. Y sí, la esquizofrenia es una enfermedad, el autismo es otra enfermedad y la delincuencia es un delito que, puede ser o no, debido a una enfermedad. Lo bueno de la ciencia como explicación, frente a filosfia y lógica, es que, por lo menos la primera es un intento de explicar objetivamente en base a unos criterios pre-establecidos a priori, mientras que lógica y filosofia dependen de interpretaciones y consensos particulares, no universales.

      Por desgracia (para los pacientes) hay todavía mucho dualismo y los que nos dedicamos al cerebro tenemos que recordar que el cerebro no deja de ser un órgano, programado desde la línea germinal para actuar de una forma bastante sistemática, como todos los órganos. Por tanto, objetivo número uno es conocer esa "sistemática" y sus anomalías y paso número dos, conocer los factores que modifican la "sistemática".

      Encantado de debatir por aqui y gracias por la respuesta.

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    3. El problema de la "enfermedad psiquiátrica" es el siguiente:

      1. No hay una definición de trastorno mental o enfermedad mental universalmente aceptada (el propio DSM IV lo reconoce).

      2. Lo que llamamos "enfermedades mentales" son un conjunto de síntomas agrupados bajo una categoría psiquiátrica, que tiene pretensiones de objetividad, pero que sólo sirve, la mayoría de las veces, para clasificar y estigmatizar el sufrimiento humano.

      3. En Psiquiatría primero se ponen nombres de enfermedades y luego se buscan las causas. No es ese el funcionamiento normal de la ciencia.

      4. Las categorías psiquiátricas, por su pretensión de objetividad,
      despersonalizan a aquellas personas que las sufren, perdiéndose la subjetividad que pueda haber en todo "trastorno mental". Véase al respecto el experimento de Rosenhan.

      5. No se tiene esquizofrenia, trastorno bipolar...puesto que no son entidades biológicas, más bien son modos pato-lógicos del ser humano. Se es esquizofrénico, en todo caso, pero nunca...se tiene esquizofrénia.

      6. Miles y miles de millones se han gastado en investigar las causas genéticas de las enfermedades mentales y no se ha obtenido ni un sólo resultado positivo, más allá de estadísticas confusas realizadas con metodologías puestas en duda por varios trabajos científicos (un ejemplo, el análisis de Lewontin y Rose en "No está en los genes").

      7. El único premio Nobel que se ha llevado la Psiquiatría fue en 1949, otorgado a Egas Moniz...el padre de la Leucotomía prefrontal...para entendernos...la LOBOTOMíA, "por su descubrimiento del valor terapéutico de la lobotomía en determinadas psicosis" (ver NobelPrize.org). Para entender cómo fue posible ésto léase Valenstein Elliot "Great and Desperate Cures(1986)".

      8. Hay muchas formas de enfrentarse a los "trastornos mentales", no sólo el enfoque médico tiene sus estrategias terapéuticas. Existen otras vías fuera de la medicina. Psicología, arte-terapia, terapias de grupo, auto-ayuda, ...una vez que el trastorno queda desvinculado de la medicina, todo puede valer.

      9. La Psiquiatría ejerce de guardian de la normalidad en las sociedades modernas (hasta 1973 la homosexualidad fue considera una enfermedad mental y sólo después de la presión de determinados grupos con influencias políticas se pudo borrar dicha categoría del DSM. Ahora le toca a la transexualidad. ¿Es eso ciencia?). Ver Thomas Szasz "La fabricación de la locura".

      10. Muchos de los trastornos incluidos en el DSM no responden a investigaciones científicas sino a intereses particulares. Véase al respecto el libro de Christopher Lane "La Timidez o de cómo el comportamiento normal llega a ser una enfermedad".

      11. Escuchar voces no es sinónimo de enfermedad mental, véase al respecto "Medicalizarla mente" de Richard Bentall y "Psychosis as a Personal Crisis" de Marius Romme. También...http://www.intervoiceonline.org/

      12.¿podemos contruir un discurso científico y objetivo de un objeto, la Psique, cuya característica principal es la SUBJETIVIDAD?

      13. Unos investigadores de una universidad americana, sumando el total de personas afectadas por algún trastorno mental (en porcentajes) llegaron a la conclusión de que en EEUU había 500 millones de "enfermos mentales" sobre una población de 300 millones de personas...¿estamos locos o qué?

      14. En 1979, siempre en EEUU, había diagnosticados por "hiperactividad" entre 300.000 y 400.000 niños. Hoy, 2013, parece que son diagnosticados entre 5 y 10 millones.

      15. La OMS en los años 70 demostró que los pacientes psiquiátricos en los países en vías de desarrollo tenían una mejor recuperación y pronóstico que los de los países desarrollados. Los esquizofrénicos en EEUU, Gran Bretaña y, sobre todo, en la URSS, tenían un final bastante previsible. Parece que en nuestras sociedades ultra-modernas la única vía terapéutica es el modelo médico (hospitalización, medicalización, control...etc) y así nos va.

      ¿Hasta cuándo soportaremos esta tiranía?

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  16. El problema de la enfermedad psiquiátrica es la renuncia de muchos de los que se encargan de estudiarla a considerar el cerebro como un órgano más. El cerebro no es más que el hígado o el timo. Como cualquier órgano está especializado en “sensar” unos factores internos y externos y responder “apropiadamente” a ellos. El “apropiadamente” viene determinado por la capacidad de garantizar, ya que sacamos a Damasio, la “homeostasis” con un fin bastante poco romántico, pero esencial desde el punto de vista evolutivo: garantizar la supervivencia y transmisión de unos genes (si creemos en el gen egoísta de Dawkins) o individuos/especies (si creemos en la selección de grupos). Cualquier propósito adicional que se le atribuya al cerebro está primeramente supeditado a su fin biológico. Y cuando un propósito, como el celibato o la inmolación, contradicen ese propósito biológico es a costa de un esfuerzo titánico de “educación” (que es lo mismo que decir represión, inhibición) y, muy frecuentemente, acarreando conflictos emocionales importantes. Dicho esto, usaré una enfermedad que nadie se atreve a cuestionar como de origen “biológico”, la esclerosis múltiple, para ilustrar la crítica:

    1. Los criterios de esclerosis múltiple son revisados cada 2-3 años, lo cual ilustra la dificultad de “clasificarla”. Toda clasificación es una simplificación, una conceptualización que nos permite trabajar. Eso es así para las enfermedades y para la física. Copérnico no estaba equivocado pero Newton lo explicó mejor que él y Einstein lo explicó mejor que Newton. La ciencia nunca da por cerrado un capítulo, siempre es una modelización de la realidad, más o menos precisa.
    2. Hace 10 años en la esclerosis múltiple se incluía una forma llamada espino-ocular. Fueron descubiertos anticuerpos contra la aquaporina-4 y esa forma espino-ocular resultó ser, patológica y clínicamente, una entidad diferenciada. O sea, las clasificaciones, insisto, están para mejorarse o cambiarse. Son útiles en un momento concreto y dejan de serlo cuando aparecen otras mejores. Por otro lado, el diagnóstico de esclerosis múltiple estigmatiza también, laboral y personalmente, y no por ello deja de ser biológica. El estigma de un “etiqueta” viene dado por la percepción que se tenga socialmente de la etiqueta, no por la naturaleza de la etiqueta. Por cierto, el estigma de las enfermedades psiquiátricas es infinitamente menor desde que se consideran “enfermedades” (involuntariedad), por encima de “rasgos” (que implican cierta libertad, cierta voluntariedad en su desarrollo). Finalmente, el sufrimiento humano es lo que define una enfermedad pero, sobre todo, el deseo de librarse de esa “particularidad”. Una conducta/pensamiento/afecto intruso, indeseado, inmotivado y persistente es lo que define la enfermedad.
    3. La causa de la esclerosis múltiple se desconoce. Tiene nombre. Se sigue investigando. Nadie en su sano juicio descarta su origen y fisiopatología biológicas. No es que no sea el funcionamiento normal de la ciencia. Es que es lo habitual. Se conoce la causa de muy pocas enfermedades y todas tienen nombre.


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  17. 4. La tasa de diagnóstico erróneo de ictus (e ingreso), una enfermedad en la que se tapona un vaso y se ve un infarto cerebral en los TAC o resonancias magnéticas, es del 10%. En Enfermedad de Alzheimer y Parkinson superan el 20% los diagnósticos desmentidos por el análisis anatomo-patológico. Cuanto más clínicos son los criterios diagnósticos de una enfermedad más imperfecto es su diagnóstico. El diagnóstico del ictus mejoró sustancialmente con la resonancia magnética, el del Parkinson con el Dat-SCAN y otros métodos. Más objetividad (mediante pruebas y tests) aporta mejor diagnóstico. Si a mí me entrenan para simular un Alzheimer o un ictus te aseguro que no hay neurólogo que no me ingrese (de hecho eso pasa tan frecuentemente que tiene un nombre clínico también: trastorno facticio si es voluntario o conversivo si es involuntario). Si en el estudio de Rosenhan hubiera una prueba que detectara la enfermedad psiquiátrica con 100% de objetividad como en el infarto de miocardio, se acaba el problema.
    5. También se es diabético o miasténico o migrañoso, porque esas enfermedades implican todo un cambio en la personalidad y la actitud ante la vida que configuran la personalidad también, pero diabetes, miastenia gravis y migraña son consideradas enfermedades de origen biológico.
    6. Bueno… yo no iría tan lejos. No encontrar “genes” no implica ausencia de implicación genética. Y, además, hay cientos de enfermedades “biológicas” (oxímoron) que no están causadas por genes. Sin embargo, los estudios en gemelos mono y dicigóticos son una buena forma de hacer un cribado de si puede haber o no implicación genética en una enfermedad. Mientras en una enfermedad clásicamente biológica, autoinmune, como la esclerosis múltiple, esos estudios no son concluyentes (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19482860) en la depresión mayor (http://ajp.psychiatryonline.org/article.aspx?articleID=178000), el trastorno bipolar (http://ajp.psychiatryonline.org/article.aspx?articleID=177096) y la esquizofrenia (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10813800) no hay lugar a dudas en la concordancia de gemelos monocigóticos contra los dicigóticos. Eso por poner las tres enfermedades mayores… Si nos fijamos en los trastornos adaptativos, quizá no, lógicamente, pero sí en las 3 enfermedades más estereotipadas…
    7. Hace no tanto la epilepsia era considerada un trauma y la rigidez tónica que precide a la crisis clónica, era una representación fálica según el psicoanálisis (veo que sigue habiendo gente que lo piensa: http://pilariglesiaspsicoanalista.blogspot.com.es/2009/12/la-epilepsia-la-psicoanalista-pilar.html) . Tambien la encefalitis con anticuerpos anti-NMDA era considerada posesión demoníaca… Afortunadamente, la ciencia avanza.

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  18. 9. Que las clasificaciones no son perfectas y dependen de contextos sociales, situaciones históricas y estado del conocimiento científico en cada momento ya quedó claro previamente. Que la psiquiatría, por su naturaleza, es más propensa a esas “confusiones” es innegable. Pero eso no implica que haya que hacer una enmienda a la totalidad. Por otro lado, que la homosexualidad no sea una enfermedad no implica que no tenga un sustrato neurobiológico diferenciado, como cualquier otra conducta (normal o patológica). Si no fuera así la homosexualidad sería una “elección”. Y no lo es. Hoy dia es aceptado que se trata de una variante de la normalidad, como tantas otras. ¿Es la obesidad, toda obesidad, una enfermedad? Pues no, son variantes de la normalidad que, en algunos casos, se asocia (que no causa) a otras enfermedades (diabetes, HTA, etc). Pero la obesidad tiene un sustrato biológico cognoscible (y, en caso de ser necesario, modificable).
    10. Perfectamente de acuerdo. Pero eso también sucede en las disciplinas “biológicas”. Desde la hipersensibilidad química múltiple a la osteoporosis y, ya que hablamos de ello, la obesidad. Eso no implica que no haya alérgicos, fracturas patológicas o diabéticos tipo II. No se si me explico…
    11. Si escuchar voces provoca sufrimiento, sí es sinónimo de enfermedad mental. Si el paciente quiere eliminar esas voces de su cabeza, las rechaza, desea que se callen o se tira por la ventana para acallarlas, si son sinónimo de enfermedad mental. Insistiendo, quizá demasiado, el escuchar voces, aunque no provoque sufrimiento, también tiene un sustrato neurobiológico cognoscible y, por tanto, modificable si fuera necesario.
    12. Aquí entramos en el meollo de todo…la subjetividad con mayúsculas… la mente es tan “subjetiva” como mi páncreas. Mi páncreas secreta una cantidad determinada de insulina ante una sobrecarga de glucosa que es diferente a la cantidad secretada por el páncreas de mi hermano. Además, mi páncreas dentro de 40 años secretará una cantidad diferente ante la misma cantidad de glucosa y, además, secreta una cantidad diferente de insulina dependiendo de mis circunstancias personales incluyendo, ojo, mi estado de ánimo. Mientras los psiquiatras o psicólogos se sigan creyendo que son la repanocha porque son capaces de desenmarañar, entender, justificar o modificar todo un entramado psico-socio-economico-político-educativo-familio-contextual y no piensen en el cerebro como un órgano con mecanismos innatos, inputs y outputs, mal le va a ir al paciente psiquiátrico. Desgraciadamente. La aparente diversidad de la enfermedad psiquiátrica es una ilusión. No es más diversa que la diabetes, que la esclerosis múltiple (me atrevería a decir que lo es incluso menos en este caso) o que la tuberculosis. Su “presentación” es diversa en la misma medida que una miastenia puede empezar con ptosis ocular o con disfagia. Y, si no, ¿por qué los delirios son formalmente tan estereotipados?¿por qué las alucinaciones son auditivas fundamentalmente?¿por qué los síntomas somáticos acompañantes son similares entre pacientes?
    13. De nuevo, que haya intereses económicos, falacias, errores y sesgos es consustancial a la ciencia y, en particular, a la ciencia médica. Eso no supone que esencialmente la ciencia sea el modo de conocer el mundo de la misma manera que eso no determina que las enfermedades psiquiátricas no sean biológicas.

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  19. 14. Con lo del TDAH me remito al argumentario de la obesidad o la osteoporosis. La medicalización de las respuestas fisiológicas normales, desde el jet-lag hasta la resaca, es un problema. Pero eso no es argumento para negar que, tanto el jet-lag como la resaca, tienen unos mecanismos biológicos y que, como demostramos cada vez que nos tomamos un ibuprofeno después de una noche loca, esos mecanismos sean modificables.
    15. Todo es mejorable… también la OMS


    La enfermedad mental, efectivamente, es una tiranía… y la tendremos que soportar hasta que haya psiquiatras que decidan complementar la lectura de Lacan con un poco de ciencia de verdad, de la que no necesita ponerle nombres personales a sus “corrientes”, “movimientos” e “ideologías”. La tiranía acabará para el enfermo mental con el alivio de su dolencia mediante un enfoque multidisciplinar que incluya, como parte fundamental, a la neurobiología. Cuando el esquizofrénico tenga la posibilidad de complementar su terapia psicológica con un fármaco útil conseguido gracias al conocimiento del sustrato biológico de la enfermedad, de la misma manera que el paciente de esclerosis múltiple complementa la fisioterapia con el natalizumab (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12510038)

    De nuevo, un placer.

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  20. No voy a discutir ninguno de los puntos (podría poner muchos más), pues sería inútil y la bibliografía está para leerse. Pienso que el cerebrocentrismo dominante (la psiquiatría biológica, la neurociencia psiquiátrica, la neuropsicología...) es pernicioso para la teoría, pero sobre todo para las personas (los pacientes psiquiátricos). Puesto que la bibliografía del cerebrocentrismo es la que todos hemos manejado en algún momento (DSM, CIE, Manuales de neurociencia, Psicopatologías varias, los libros (nada baratos) de Masson, etc., ¿por qué no hacemos un ejercicio de humildad, apartamos toda nuestra poderosa ciencia psiquiátrica y empezamos a pensar que quizás estamos equivocados? Esta pequña bibliografía es solo una pequeña muestra:

    Marino Pérez Álvarez: "Las raíces de la psicopatología moderna". "La invención de los trastornos mentales".
    Loren Mosher: "Modelos de locura". "Commubity Mental Health. A practical Guide".
    Richard Bentall: "Medicalizar la mente"
    Valenstein Elliot: "Blaming the brain".
    Eugenio Borgna: "Come se finisse il mondo" (en general toda su obra es valiosa para entender la psiquiatría desde una perspectiva fenomenológica, en las antípodas del biologicismo y el cerebrocentrismo).
    Alva Noë: "Fuera de la cabeza. Por qué no somos el cerebro y otras lecciones de la biología de la consciencia"

    Si después de su lectura aún sigues pensando igual entonces es que vivimos, como diría Kuhn, en paradigmas inconmensurables.



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  21. Bueno, parece que no nos vamos a poner de acuerdo... yo sólo tengo una pregunta:

    - ¿Es el cerebro el órgano responsable de afectos, conductas y conocimiento del entorno?

    Si es que sí, dado que el cerebro puede fallar o enfermar, como lo queramos llamar, como cualquier otro órgano, asumiremos que el origen de la enfermedad psiquiàtrica es dicho órgano.

    Si es que no, no vamos a llegar a entendernos.

    - ¿Son la depresión mayor, la esquizofrenia o el trastorno bipolar enfermedades?
    Si es que sí, ya nos hemos puesto de acuerdo. Si es que no, vale más que nos dejemos de erudición y les preguntemos a los pacientes si desearían deshacerse de dichos "rasgos" y volver a contestar la pregunta.

    Porque si no son enfermedades entonces tampoco lo es la Esclerosis Múltiple. Y entonces no hace falta que dediquemos tanto empeño en librarnos de ellas.


    -

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    Respuestas
    1. A la primera pregunta respondo con un rotundo NO.

      No es el cerebro el responsable de afectos, conductas y conocimiento del entorno. Es el "sujeto humano" perteneciente a una sociedad e inseparable de ella el responsable de afectos, conductas y conocimiento del entorno. El sujeto humano es social, pues no hay afectividad humana ni conducta humana sin su aprendizaje en una sociedad. Las relaciones familiares, sociales, económicas, culturales e institucionales que hemos vivido son las que nos constituyen y moldean ese andamiaje biológico que es el cerebro. La metodología organicista no puede entender un "ente" social como es la psique humana.

      Las consecuencias de esta posición para el tratamiento de los "trastornos psiquiátricos" son claras y contrarias al biologicismo y al cerebrocentrismo.

      A la segunda respuesta te contesto con otro rotundo NO.

      Responder a esta respuesta nos llevaría muy lejos, y la bibliografía que te indico responde bastante bien.

      La cuestión es ¿puede haber una alternativa a la Psiquiatría como forma de "cura"? Mi respuesta es SI, pues lo que está en juego no es el cerebro sino la "persona" (con todas las connotaciones sociales y culturales que este concepto indica). Numerosas experiencias fuera de la Psiquiatría demuestran que es posible una vía alternativa en la que personas "incurables" para la psiquiatría pueden llevar una vida relativamente humana aunque en espacios alejados de una sociedad individualista y capitalista como la nuestra.

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    2. Efectivamente, no nos vamos a poner de acuerdo, Anónimo. El sujeto humano tiene apéndice y, si quitas el apéndice, no dejas de tener afectos, conductas y emociones. Algún órgano habrá responsable de eso...¿no? El candidato es el cerebro. El individuo humano se organiza socialmente pero no deja de sentir y pensar fuera de la sociedad. Los ermitaños tambien sienten y padecen, y muy sociables no son....y las hormigas tambien son sociales y no dejan de comportarse como hormigas cuando las sacas de la colonia....

      En las sociedades colectivistas tambien hay enfermedad mental... tambien en las sociedades feudales y en las sociedades de cazadores recolectores...no saquemos el capitalismo a relucir que vamos a tener que reformular la Ley de Godwin para el nuevo monstruo v2.0

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    3. Decir que el cerebro es responsable de nuestros afectos, conductas y emociones es una perogrullada y, además, una falacia. El cerebro de cada sujeto en el soporte biológico de un ser enculturado, y por lo tanto, irremediablemente sometido a las constricciones socio-culturales. Busque un niño con TDAH en una tribu amazónica, o en una sociedad como el Egipto faraónico. O busque un esquizofrénico entre la Grecia clásica, politeísta ella, a ver si escuchar voces se entiende desde una perspectiva sagrada o medico-psiquiátrica. Pero la ciencia, como potencia que es, no está muy interesada en la historia, y menos aún en la etnografía!!!

      Su condición de Neurólogo, con todos mis respetos, le va a impedir deshacerse de los prejuicios que están a la base de la ciencia psiquiátrica occidental. La etnopsiquiatría nos muestra cómo los "trastornos mentales" varían entre culturas, es decir, su modo de entenderlos, juzgarlos y tratarlos. Sólo la cultura Occidental ha pensado que se trata de enfermedades del cerebro, y esto debido al prejuicio cartesiano que alimenta toda la medicina occidental (y muy útil para la medicina organicista, que quede claro) que el cuerpo (la res extensa) es un conjunto de órganos independientes entre sí cada cual con una serie de funciones que le son propias. Así "las pasiones del alma" pasan a ser expresiones (disfunciones, en caso de los trastornos) del cerebro.






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    4. Si introduzco el tema del capitalismo no es de forma gratuita. La psiquiatría (y la Psicología) como Aparato medico-burocrático obedece a una lógica del coste-beneficio que es continuísta con la lógica capitalista. Pero además, como tema más amplio, el capitalismo (como forma de organización social y económica) afecta a todas las esferas de la vida: la familia, la educación, el trabajo,...por lo tanto no puede dejarse de lado en un estudio serio del contexto social al que pertenecen las personas.

      Por supuesto que en otras sociedades ha habido (y hay) personas que sufren los que nosotros llamamos "trastornos mentales", pero no han sido psiquiatrizadas. Y no lo han sido por la sencilla razón de que el discurso psiquiátrico no había colonizado la esfera del sufrimiento humano. Sólo en Occidente (y ahora en todo el planeta como proceso de occidentalización), desde hace 250 años el discurso psiquiátrico se arroja el poder y el monopolio de ofrecer una terapia, una "cura" de los padecimientos humanos. Y el "proceso de medicalización de los problemas de la vida" al que estamos asistiendo en el s.XXI (desde mediados del s.XX) no es más que su lógica consecuencia.

      La cuestión es ¿puede haber una "cura" del sufrimiento psíquico fuera de la Psiquiatría Biológica? Y mi respuesta es SI. Y una larga bibliografía lo demuestra. Pero ¿cómo es posible "curarse" de una enfermedad mental (del cerebro) sin un tratamiento farmacológico y una intervención directa en la biología del cerebro? Pues por la sencilla razón de que lo que llamamos enfermedades mentales NO son enfermendades biológicas sino modos psico-pato-lógicos de ser, y por lo tanto, se los podrá contener (con la ayuda de la química) a modo de camisas de fuerza pero no "curar" en sentido médico.

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    5. Una última observación metodológica. La psique humana es social (no hay psique fuera de la sociedad (por favor, un ermitaño ha sido criado en sociedad, por mucho que luego reniegue de ella!!!). Su estudio debe basarse en los métodos de las ciencias sociales y humanas. Comprensión, no explicación causal.

      Un experimento mental: tratemos de imaginar que nosotros, occidentales del s.XXI, queremos conocer la última tribu amazónica descubierta (queremos conocerla en profundidad porque es la última muestra de una civilización diversa a la nuestra). Para ello enviamos dos grupos de científicos. El grupo A, compuesto por psicólogos cognitivos, psiquiátras y neurocientíficos con todo su arsenal tecnico-científico (DSM V, maquinaria para realizar PET, IRMf, neuroimágines espectaculares, diversos tratados de Psicología cognitiva y psicopatología (los de Masson, por ejemplo)). El grupo B, compuesto por etnógrafos, historiadores, sociólogos, lingüistas, antropólogos, humanistas y por qué no, personas de la calle (escogidas al azar!!!).

      Bien, está claro qué tipo de conocimientos producirían ambos grupos. Y aunque ambos grupos no lleguen a una verdadera comprensión de lo que significa vivir y ser parte de esa tribu, de lo que no me cabe ninguna duda es de qué grupo usa una metodología más adecuada para su "objeto" de estudio.

      ¿Por qué tratamos de entender a las personas que sufren de una manera aislada, individual, si la psique forma parte del cuerpo, pero no el cuerpo biológico, sino del cuerpo social?

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    6. Bien, al menos ya he entendido de que va el prejuicio... Efectivamente, decir que el cerebro es responsable de afectos, conductas y pensamientos es una perogrullada. Pero no es una falacia. Porque hay una diferencia única pero fundamental entre usted y yo: usted cree que la enfermedad está fuera del cerebro y yo creo que está dentro y modulada por lo de fuera. De ahí que me explaye en recalcar que la enfermedad psiquiátrica es transcultural y lo ha sido siempre, no en los últimos 50 años. Obviamente, que la enfermedad tiene una valoración diferente dependiendo de la cultura (tambien las enfermedades físicas, recalco la posesión demoniaca y la epilepsia o la encefalitis NMDA) también es una perogrullada: el chamán de la tribu vivía adaptado y tenía incluso un rol social por psicótico que fuera. Eso no quita que el motivo por el que escuchaba las voces fuera ajeno a su cerebro o diferente al motivo por el que un psicótico las escucha ahora en Madrid. Ni siquiera excluye que el chamán sufriera. No se que libros de antropologia o historia lee usted pero le puedo asegurar que en los mios el suicidio se produjo y produce, también, en la Roma imperial, el Egipto faraónico o en las tribus amazónicas.

      Entiende usted que en ningún sitio he dicho que no se estudien los condicionantes sociales (a la fisioterapia de la EM me remití) ni que no existan. Sino que existen en la misma medida que en cualquier otra enfermedad. Necesariamente en un organismo que interactúa con el ambiente. Lo que yo digo es que no hay conocimiento completo ni solución integral sin conocimiento del cerebro.

      A no ser, cómo deja entrever, que el único órgano de toda la economía humana infalible por definición (y sólo en unas pocas funciones muy concretas que, curiosamente, estudian los psicólogos), sea el cerebro. Usted me dirá que puede ser falible pero que esa falibilidad puede integrarse en un contexto social apropiado. Y ahí, de nuevo, es dónde discrepamos. Porque el fallo no es un fallo que tenga en cuenta el ambiente para producirse o que sea producido por el ambiente. Es un fallo aleatorio (o relativamente aleatorio) y, en ocasiones, sólo desde el punto de vista ambiental, esa aleatoridad supone ventaja (díganle al psicótico chamán) y en ocasiones esa aleatoridad, supone clara desventaja (dígale al homosexual en un país islamista). Pero es que a veces esa aleatoridad en el fallo determina sufrimiento independientemente del ambiente. Dígaselo al depresivo, que los hay en la tribu africana y en el mundo occidental. Por supuesto que en una tribu africana no hay TDAH, hay niños inquietos. Ahora les dan metilfenidato, antes les daban dos ostias. Quizá también en la tribu africana les den dos ostias. O no, no lo se. A lo que voy es que, en una tribu africana quizá la diabetes tipo II no cause mortalidad y sí en el mundo occidental por el tipo de dieta pero eso no excluye que existan unos condicionantes biológicos ante la dieta. Sin embargo, la aparición de diabetes tipo I, independientemente del tipo de dieta, matará al paciente sin tratamiento.
      A la existencia de esos condicionantes biológicos, al margen del ambiente social, es a lo que yo me refiero. Algunos de esos condicionantes biológicos son atenuados por el contexto, pero otros (la aparición de diabetes tipo I), son igual de dañinos independientemente del contexto. Y por eso hay que estudiarlos tambien, al margen del contexto, para erradicar la enfermedad.

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    7. Por otro lado, nadie está hablando de conocer una tribu amazónica sino de conocer la enfermedad mental. Para estudiar la tribu amazónica, la tribu, no el enfermo en la tribu, hacen falta historiadores, sociólogos, antropólogos, etc...Pero estamos hablando de enfermedad mental en la triibu amazónica, no del origen de la tribu amazónica, que no tiene nada que ver. Y yo le puedo asegurar que, si me pone en una tribu amazónica, sé reconocer un esquizofrénico o a un depresivo mayor con bastante mayor destreza que un antropólogo. ¿No le sorprendería que encontráramos un depresivo mayor en una tribu amazónica si el contexto cultural es tan importante? Pues existen, vaya que si existen. Y se suicidan también, ojo.

      Pero bueno, yo parezco desautorizado para entender el funcionamiento de la mente. Usted, con sus comentarios, se desautoriza para entender lo que, mas allá del cerebro, es, habitualmente, una enfermedad.

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    8. Veo que sigue sin entender mi punto de vista. Bien, no esperaba menos, y eso demuestra hasta qué punto la ciencia psiquiátrica (y la neurociencia y la psicología cognitiva) está llena de prejuicios a partir de los cuáles han construido su "saber".

      Por supuesto, nada de lo que yo he comentado es cosecha mía, faltaría más!!! Ahora bien, conozco la bibliografía de la psiquiatría biológica, pues es la dominante. ¿Conoce usted las críticas, la mayor parte de las veces procedentes de la propia disciplina psiquiátrica? ¿Conoce usted la historia de la psiquiatría? La de verdad, no la que enseñan en las introducciones de los libros de "psiquiatría biológica". ¿Conoce usted las aportaciones de la etnopsiquiatría?

      Antes le indiqué una bibliografía "mínima". A ella me remito y en ella podrá encontrar muchas más referencias bibliográficas. Si usted se dedica a la psiquiatría, por favor, haga el favor de leerla, la vida de las personas que van a "caer" en sus manos lo merece. Doy el debate por concluido.

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    9. Por supuesto, era una metáfora!!! Sólo quería indicar el tipo de conocimientos que producen esas ciencias. Y si usted va por ahí diagnosticando esquizofrénias, bipolaridades varias, depresiones mayores (vaya, las menores no le interesasn!!!), mejor quédese en casa!!!

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    10. Bueno, pues si usted da por zanjado el debate entonces es que ya está todo resuelto. Yo intento que los métodos de lo que hago se aproximen a la verdad de la forma más similar posible a la que lo hacen las disciplinas científicas clásicas (física, biología, etc). Cuánto más cerca de la Historia en los métodos de conocimiento de la realidad, más charlatanería. Más personalismos. Más argumento de autoridad. Y para las enfermedades psiquiátricas no debería tenerse en cuenta nada que no sea "peer-review" como para todas las otras disciplinas.
      Afortunadamente para mis pacientes (no soy psiquiatra, soy neurólogo, ya lo he dicho… pero he visto pacientes de todo ello), no sigo ninguna “corriente” con nombre pretencioso. Sigo lo que dicte el peer-review. Cuando la etnopsiquiatría demuestre ser una aproximación eficaz para la mejora del paciente y eso se haga de forma no sesgada, me bajaré de la burra para usarla. Pero, aún así, seguiré pensando que el conocimiento del cerebro es el único paso clave para entender, incluso, porque la sociedad es crucial en la evolución de la enfermedad psiquiátrica. Cosa por la que usted parece no pasar.
      Yo podré leer los libros que quiera usted, pero lo importante no es lo que digan los libros, es de qué estamos hechos. Y no estamos hechos de historia. Hace muchos, muchos años había en la medicina “escuelas”: hipocráticos, galenistas, avicenistas, etc… por suerte, hoy ya no existen los WatsonyCrickistas, los que recomiendan libros en lugar de artículos (salvo en la psiquiatría). Y ese es el meollo de todo. Ideología, opinión, frente a ciencia. De la historia de la psiquiatría (que conozco, para que engañarnos, medianamente, mucho menos que usted) no sacaría jamás una conclusión sobre el funcionamiento del cerebro, de la misma forma que conocer la de la medicina no me dice nada del funcionamiento del hígado. Allá cada uno. Afortunadamente para mis pacientes, no seguiré sus consejos. Y, en este caso, sólo por llevar la contraria, tampoco me quedaré en casa. Ah! Y en la próxima conversación utilice metáforas más apropiadas… que si yo voy a estudiar la Luna con una lupa tampoco veo nada. Dejamos para otro post sus explicaciones a por qué sólo las funciones superiores del cerebro estudiadas tradicionalmente por la psicología carecen de sustrato orgánico fundamental y aparecen, de la nada, en una supraestructura llamada mente, de la que no participan recuerdos, lenguaje o gnosis, que sí parecen tenerlo.

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  22. Querolus:

    No hemos participado en el debate por falta de tiempo, pero lo hemos seguido con interés. No es mi afán polemizar porque, en estas cuestiones, cada uno tiene su posición y no suele modificarla por argumentos ajenos (porque pruebas, lo que se dice pruebas, no parece que haya con la bastante solidez para que no se pueda racionalmente dudar de las conclusiones a las que algunos dicen que abocan). Dejaré, pues, mis opiniones en respuesta a las tuyas, sin ánimo de convencer a nadie:

    - El cerebro es el órgano responsable de afectos, pensamientos y conducta, por supuesto. Pero cuando muchos psiquiatras dicen "cerebro" no ven más allá de neurotransmisores y expresión génica. Sin caer en espiritualismos de ningún tipo, que rechazamos como acientíficos, consideramos la mente una propiedad emergente de la organización cerebral y pensamos que es a ese nivel donde ocurren eventos tales como pensamientos afectos y conductas. De la misma manera que no se entiende el funcionamiento de una célula si uno se limita al nivel atómico (aunque, sin duda, dichos átomos son los responsables de la organización de la célula), tampoco creo que se entienda el comportamiento, pensamiento o sentimiento humanos limitándose a la organización cerebral. No se encuentra la gravedad perforando la Tierra, aunque sin duda se origina en la Tierra.

    - La definición de enfermedad no es una cuestión biológica sino social. La masturbación, la homosexualidad o la disidencia política (por ejemplo, en la Unión Soviética) eran consideradas enfermedades por prestigiosos científicos de pasados no muy lejanos. Que la depresión mayor, la esquizofrenia o el trastorno bipolar causen sufrimiento no justifica, per se, que sean enfermedades biológicas, porque el paro y la especulación causan tal vez más sufrimiento y no son enfermedades.

    - Y la comparación con la esclerosis múltiple no me parece del todo correcta, porque, si no estoy equivocado, la esclerosis múltiple tiene lesiones detectables en neuroimagen que no admiten la duda de estar ante un hecho biológico fuera de la normalidad. Y en los llamados trastornos psiquiátricos es más frecuente la duda diagnóstica que la certeza.

    En fin, gracias por tan interesantes comentarios, aunque no estemos muy de acuerdo.

    Un saludo.

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  23. Hola

    No pasa nada por polemizar, es una sana costumbre. Aunque no nos convenzamos los unos a los otros, quizá quede algo de aproximación. Como mínimo, quizá quede algo de escepticismo respecto a lo que uno piensa.

    Dicho esto, volvamos al grano...

    - Si cerebro es el órgano responsable de conductas, afectos y pensamientos, de su conocimiento, del conocimiento de sus mecanismos, se derivará la comprensión de conductas, afectos y pensamientos y, por tanto, la comprensión de la enfermedad. El lenguaje no es algo que se comprenda estudiando una neurona, ni siquiera una circunvolución. Es algo determinado socialmente, es algo adquirido pero que requiere de un sustrato innato imprescindible. De unos circuitos, de unos neurotransmisores, de unas neuronas y de un aprendizaje. El idioma (manifestación local del lenguaje), sus variantes, sus particularidades, su evolución, no dependen del sustrato cerebral innato, sino de los condicionantes históricos y sociales. Sin embargo, la ausencia de lenguaje (mutismo), su alteración formal (afasia) o las alteraciones de su representación (dislexia) son transculturales y secundarias el 100% de las veces a una anomalía estructural visible (un ictus, por ejemplo) o invisible a priori (como en la dislexia o la sordomudez). ¿Por qué sobre una función superior del cerebro como el lenguaje, tan cortical como la conducta, tan netamente humana como la abstracción o la interpretación de la realidad, no hay sombra de duda de su origen cerebral y de que sus alteraciones, visibles o no, se deben a una disfunción de sus mecanismos innatos, en lugar de sus condicionantes sociales o históricos? Una mala educación (incluso su ausencia total) no elimina, en absoluto, la capacidad de comunicarse eficazmente con el lenguaje. Sólo la enfermedad cerebral elimina esa capacidad. De la misma forma, un contexto socio-cultural no elimina la capacidad de percibir la realidad tal y como es, no hace que la interpretemos de forma “delirante”. Sólo la enfermedad lo hace. La respuesta a esa diferente evaluación de los trastornos del lenguaje frente a los “psiquiátricos” está, aquí sí, en determinantes históricos y sociales. En cómo se ha repartido el estudio de las enfermedades del cerebro y qué científicos tenían más influencia en cada disciplina. No en la naturaleza del funcionamiento del cerebro, cuyos mecanismos, con sus particularidades, tienen el mismo origen para todas las funciones superiores: la biología del cerebro.
    Siguiendo en el mismo punto, desde luego, de la comprensión de una neurona o de un núcleo, no se entienden todos los afectos o los pensamientos. Insistiendo en el ejemplo, tampoco de la comprensión del linfocito T se puede sacar ninguna conclusión de la esclerosis múltiple. Sin embargo cada vez hay más respuestas de la biología de sistemas, que incorpora, no sólo el funcionamiento individual de cada célula sino sus interacciones, sus mecanismos y los factores de riesgo. Pero hay un único pre-requisito para estudiar el sistema como tal sistema. Que es conocer muy bien sus partes.

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  24. Como decía antes el error está en coger el todo por la parte. El virus de Epstein-Barr es un factor epidemiológico necesario para el desarrollo de la esclerosis múltiple. Sin infección por VEB no hay EM. Pero la prevalencia de la infección por VEB es del 95% en la población general. O sea, no es factor suficiente. Hay (ay!) una predisposición individual. Del estudio del linfocito B, sin el estudio de su interacción con el VEB no se llegará jamás a conocer la causa* de la EM. Pero del estudio detallado de la biología del VEB todavía se va a conocer menos la enfermedad, porque ni siquiera es el efector final de la enfermedad. Es el linfocito. Llevándolo al absurdo, del conocimiento del proceso de fabricación de un cigarrillo no conoceremos jamás el proceso de metástasis de un cáncer. La causa, el origen, el factor de riesgo, ni tiene por qué ser suficiente, ni tiene por qué ser necesario, ni de su conocimiento a fondo y su modificación se puede inferir que modificaremos la enfermedad una vez instaurada (dejar de fumar no elimina la metástasis y tratarse con aciclovir para matar el VEB no elimina la EM). Lo único completamente imprescindible en un cáncer de pulmón es la existencia de la célula que prolifera. Sin eso no hay cáncer. De la misma manera, el único elemento imprescindible en la enfermedad mental es la existencia del cerebro (un órgano con la misma capacidad de fallar que cualquier otro órgano). El estudio de los factores de riesgo ambientales (condicionantes sociales, económicos, históricos, etc) de la enfermedad mental no aporta necesariamente información alguna de la enfermedad (a esos factores está expuesta mucha gente que no la desarrolla). Sólo del estudio de la “biología de sistemas del cerebro”, igual que sucede en la inmunología de sistemas, incluyendo el conocimiento detallado de los mecanismos de cada elemento participante y sus interacciones, se llegará al conocimiento de la enfermedad mental. Y a su tratamiento, si procede.
    Y sigo con el mismo punto… por supuesto las herramientas con las que se estudia una enfermedad condicionan no sólo su estudio sino su definición, su tratamiento…incluso su existencia. Entonces…igual en lo que se tienen que parar a pensar los psiquiatras es en si están usando las herramientas adecuadas… Porque, efectivamente, cavando en la tierra no llegamos al conocimiento del estudio del campo magnético terrestre de la misma manera que negaríamos la existencia de la esclerosis múltiple si hiciéramos una radiografía cerebral. Pero sí que llegamos a la conclusión de la existencia del campo magnético usando brújulas y de la existencia de la EM usando resonancias magnéticas. El sesgo de tu afirmación está en asumir que el modo de conocer las propiedades físicas de la Tierra es cavar. Porque no ver el campo magnético cavando no implica que el campo magnético no se derive de las propiedades físicas de la Tierra. Y que el conocimiento de las propiedades físicas de la Tierra, usando las herramientas apropiadas, lleva, inexorablemente, al conocimiento de la existencia de un campo magnético cuyo origen es la Tierra. Es decir, psiquiatras, dejad de cavar y desarrollad las herramientas apropiadas para conocer las propiedades del cerebro. Hay multitud de enfermedades en las que las herramientas convencionales no son útiles. Paraos a pensar en herramientas no convencionales para visualizar la biología de lo que pretendéis estudiar en lugar de descartar su “organicidad”. Por ejemplo, los tests psicológicos (o la entrevista al paciente) tienen tanto valor para entender la esquizofrenia como tiene el martillo de reflejos en la EM. Con el martillo de reflejos se puede diagnosticar una EM, no entenderla. Es muy diferente. Los tests, como el martillo, se fijan en una consecuencia de la enfermedad, en una manifestación, no en un mecanismo.

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  25. - Efectivamente la enfermedad es una definición social. De hecho, con la definición actual (ver OMS) hay pacientes con EM que no son enfermos. Eso no quiere decir que no tengan EM, que no exista un sustrato biológico que determina unas particularidades de su sistema inmune que condicionan unas “desviaciones de la normalidad” (en sentido estadístico) que a otras personas les hacen perder el bienestar (mejor que sufrir) y, por tanto, siguiendo la OMS, ser consideradas enfermos. Si a un diabético tipo II nunca se le hace una analítica nunca será enfermo. Eso no quiere decir que no tenga un riesgo de morir más elevado que alguien de su edad que no tenga diabetes. Que la existencia de enfermedad sea convencional, social, no implica que no exista tal “manifestación biológica”, que pueda ser conocida y que pueda ser modificada.

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  26. - Que causen sufrimiento dichas enfermedades no las hace automáticamente biológicas. Las hace enfermedades (según la OMS, podemos discutir otras definiciones, ya manifesté que la OMS es mejorable). Lo que las hace biológicas es la imposibilidad de disociar cuerpo y mente. Porque la mente no es una propiedad al margen del cerebro (insisto, si rechazamos el dualismo). Es la manifestación de (algunas de) las funciones del cerebro. El lenguaje es mente, las gnosis son mente, las praxias son mente, los afectos son mente, las conductas son (resultado de la) mente. Si “la mente” es el resultado de la conjunción de varias funciones concretas del cerebro y esas funciones concretas pueden ser mapeadas, trazadas y estudiadas biológicamente, las alteraciones de “la mente” tendrán causas diversas, pero su origen será, necesariamente, biológico. Un síndrome afaso-apracto-agnosico altera “la mente” (y mucho) y es categorizado como “Enfermedad de Alzheimer” (enfermedad “biológica” indiscutible). Lo mismo debería suceder con un síndrome depresivo o delirante. Que esas “manifestaciones” determinen sufrimiento o no sólo es criterio para que, además de considerarlas enfermedades, decidamos tratar de erradicarlas. Igual que desearíamos erradicar la pobreza, el desempleo o la guerra. No para “clasificarlas” que, al final, es lo de menos.
    Dicho esto…desempleo, pobreza o guerra sí que podrían considerarse “enfermedades sociales” (por definición OMS), pero esas sí, obviamente, no son biológicas. Porque ninguno de sus mecanismos causales o “fisiopatológicos” surge de una función cerebral concreta o de la suma de varias. Que la pobreza incremente el riesgo de enfermedad mental es algo comparable a que padecer mononucleosis infecciosa incremente el riesgo de EM. La pobreza es factor de riesgo de depresión y casi siempre causa sufrimiento. La mononucleosis es, además de factor de riesgo de EM, una enfermedad por sí misma. ¿Quiere decir eso que de entender la fisiopatología de la mononucleosis entenderemos la de la EM?O sea ¿de entender la pobreza y sus mecanismos, vamos a entender la depresión mayor? Pues no.
    Y, por cierto, no, no causan tanto sufrimiento desempleo y pobreza como la enfermedad mental. Si así fuera tendríamos que haber tenido más de 600.000 suicidios este año. Nos habríamos dado cuenta. Las enfermedades mentales, independientemente de su origen, causan un nivel de sufrimiento en toda cultura, momento económico, social o político, muy muy muy superior al de esos condicionantes sociales que mencionas sin que exista enfermedad mental. Cualquiera que haya visto un depresivo mayor en pleno apogeo debería ser consciente de eso.

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  27. - Si la comparación con la EM te parece incorrecta pondré otra enfermedad… La epilepsia… Las resonancias magnéticas, analíticas, etc son normales. Fue orientada como enfermedad psiquiátrica durante muchos años. Y valorada por psicólogos y psiquiatras. Con interpretaciones sexuales incluidas, histerismo, etc. Hasta que a alguien no se le ocurrió hacer electroencefalogramas (que sirven para pocas enfermedades más que para la epilepsia) su organicidad estaba en cuestión. Resulta que ahora nadie cuestiona su organicidad y la visitan los neurólogos, la tratan con fármacos e incluso la operan con éxito. A ver si va a resultar que el problema es la fascinación de los psiquiatras por la interpretación y cuando una enfermedad deja de ser interpretable, deja de ser interesante y se la pasan a otros. Podría poner también el caso de la encefalitis por anticuerpos antiNMDA… no hay lesiones cerebrales (en el 50% de las pacientes), nadie sabía de su existencia, hasta 2007 (¡!) eran clasificadas de locas, conversivas o encefalitis inespecíficas hasta que un neurólogo descubrió que había un anticuerpo contra el receptor NMDA y que se curaban con inmunoterapia…Ese neurólogo, en 3 años, hizo el diagnóstico, mediante el anticuerpo, de más de 500 casos en el mundo. ¿No existía esa enfermedad antes?¿Eran locas, sin mas?. No, del estudio de su biología se llegó a una prueba adecuada para detectarla. Es decir, que las pruebas en la esquizofrenia sean normales, es un problema de las pruebas, no del origen biológico de la enfermedad. Pero es que, además, sí que existen pruebas, desde la resonancia funcional hasta la propia neuropatología (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18436528) de que no sólo hay alteraciones funcionales, sino también estructurales. Diseñen las herramientas para que sea posible usarlas en el diagnóstico, igual que el DaT-SCAN sólo sirve para detectar la Enfermedad de Parkinson y nada más y hasta que se diseñó la EP se diagnosticaba clínicamente con un nivel de precisión lamentablemente bajo.

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  28. - Al margen de las razones expuestas, a mi, además, me llama mucho la atención otras cosas. Por ejemplo que, asumiendo la tesis del origen “social” de las enfermedades mentales, la prevalencia de la enfermedad mental grave sea tan estable (http://en.wikipedia.org/wiki/Epidemiology_of_schizophrenia http://en.wikipedia.org/wiki/Bipolar_disorder#Epidemiology ) entre culturas diversísimas y en estados políticos, históricos y económicos tan diversos. Vamos que, como poco, debe haber algo más…
    Me llama también la atención que haya lesiones cerebrales concretas que causan depresión, que causan psicosis, que causan delirios, que causan manía. Además, hay drogas que reproducen los síntomas de enfermedades psiquiátricas o alguna de sus manifestaciones… es decir, si lesiones concretas o modificaciones farmacológicas determinan síndromes muy similares a las enfermedades de las que discutimos, ¿tiene o no tiene la enfermedad psiquiátrica un sustrato concreto, biológico, estudiable y modificable?

    Sinceramente, yo soy neurólogo, una disciplina que ahora se lamenta del tiempo perdido haciendo de coleccionista de mariposas (de síndromes raros, de manifestaciones interesantes…) frente a otras disciplinas “mas concretas” (como la cardiología) y creo que la psiquiatría está en gran medida en la fase en la que la Neurologia estaba hace 30-40 años. Por interesantes que sean las manifestaciones de la enfermedad (una prosopagnosia lo es tanto como un delirio), son (casi) irrelevantes para conocer la enfermedad. Son un resultado. Conozco a cardiólogos, digestólogos, internistas, médicos de familia, infectólogos, neurólogos, etc, que hacen investigación básica (células, ratones, proteínas, DNA…). No conozco a ningún psiquiatra de mi entorno. Y conozco muchos. Eso, para mí, es una desgracia para la psiquiatría. Y, al final, para el paciente psiquiátrico. Pero, como decías, aquí opinamos y quizá nadie esté en lo cierto del todo…

    *La medicina hace tiempo que ha comenzado un debate para dejar de hablar de “causas” y hablar de sistemas en equilibrio que pierden dicho equilibrio. En ese equilibro del sistema hay factores más determinantes y menos, pero no causas. Al menos para las enfermedades complejas, no tanto para las hereditarias o infecciosas, aunque también.

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