jueves, 12 de junio de 2014

Escuchando Voces (vía Primera Vocal)


Las voces. Más allá de finas descripciones psicopatológicas en el sentido de describir las alucinaciones auditivas como psicosensoriales, psíquicas o psicomotrices, juego cuyas reglas aprendimos a jugar pero de cuyo sentido dudamos cada vez más (atentos a próximas entradas), son cada vez más las personas que defienden su "escuha de voces" y se asocian en grupos y redes de "escuchadores de  voces". Tal y como entendemos nosotros, con el doble objetivo de rechazar el carácter necesariamente patológico y estigmatizante de dichas voces y de, por otra parte, compartir dichas experiencias para buscarles un sentido y un alivio en los casos - que no son todos - en que supongan un malestar.

Reconocemos nuestra ignorancia en este campo, pero manifestamos nuestro interés en aprender más sobre ello. Hay trabajos iniciales de Romme y Escher (que no hemos leído aún, lo sentimos, el tiempo no nos da para más), que nos han recomendado mucho. Y es importante el trabajo de asociaciones como Hearing Voices Network o, en líneas generales, el Movimiento Escuchando Voces, coordinado por la organización Intervoice. En España creemos que se están intentando organizar grupos similares, pero no tenemos aún conocimiento de que estén efectivamente en marcha. Sí diremos que creemos necesario ya que haya asociaciones no sólo de familiares sino también de los propios usuarios, al fin y al cabo los principales interesados en que esto de la psiquiatría funcione bien.

Desde la muy interesante página de Primera Vocal, recogemos dos entradas sobre este tema, fuente sin duda de reflexión:



The Melbourne Hearing Voices Declaration (traducción al castellano)


Os dejamos la traducción de la declaración que se elaboró a partir del congreso mundial de escuchadores de voces que tuvo lugar en Melbourne el año 2013 organizado por Intervoice. ¿Se puede imaginar alguien semejante póster colocado en una planta de psiquiatría de cualquier hospital del estado español?



Las evidencias indican que:


Escuchar voces es una experiencia humana habitual.

Algunas personas viven las voces como algo angustioso y abrumador, mientras que otras las integran como una parte normal de sus vidas. En el primero de los casos, escuchar voces puede llevar a un diagnóstico de enfermedad mental.

La recuperación no significa necesariamente deshacerse de las voces. Más frecuentemente, se trata de reducir la angustia que las voces pueden traer consigo y aprender a vivir con las voces de forma que se pueda seguir llevando una vida con sentido y socialmente activa.


Creemos que:


Todo el mundo puede recuperarse, y aferrarse sistemáticamente a esta esperanza es fundamental para la recuperación.


Somos conscientes de que:


Existen una serie de mitos sobre la escucha de voces que dejan a la gente aislada y encerrada en su experiencia.

La gente tiene distintas creencias sobre de dónde proceden las voces, y tienen derecho a mantener esas creencias.

La experiencia de la escucha de voces tiene un significado y suele estar relacionada con emociones difíciles y experiencias vitales, incluyendo traumas del pasado.

Lo que a veces es denominado “falta de entendimiento” también puede considerarse “diversidad” o “creencias inusuales”. La gente es capaz de reducir su angustia y avanzar hacia la recuperación sin necesidad de cambiar esas creencias.

Gracias a la orientación de personas con experiencia, la gente ha sido capaz de salir de su aislamiento, de aprender a vivir con sus voces y llevar vidas con sentido y socialmente activas.

Los familiares, amigos y cuidadores también pueden experimentar un profundo aislamiento como resultado de que su ser querido escuche voces, y también ellos pueden beneficiarse profundamente de su recuperación.

Se pueden lograr grandes cambios en el sistema de apoyo a estas personas mediante la cooperación entre personas de referencia que han vivido experiencias de escucha de voces, sus familiares, amigos y cuidadores, profesionales de la salud mental, investigadores y legisladores.


En ____________ nos comprometemos a hacer cambios en nuestra organización para garantizar que:


La gente se sienta segura para hablar de escucha de voces y de otras experiencias inusuales

Trabajaremos para hacer posible una mayor esperanza, control y oportunidades para la gente que escucha voces y sus familias

Escuchamos las experiencias de los escuchadores de voces

Trabajamos con, en vez de contra, las voces

Preguntamos y apoyamos a la gente para abordar traumas del pasado

Derribamos mitos y estigmas relacionados con la escucha de voces

Ayudamos a la gente a construir habilidades que les capaciten para cambiar su relación con las voces

Incluiremos esta declaración en nuestros procesos de planificación hasta que los cambios estén integrados.


The Melbourne Hearing Voice Declaration (fuente original)



Todo lo que siempre quisiste saber sobre escucha de voces (y nunca te atreviste a preguntar)


Durante su primer año de universidad, Eleanor Longden empezó a oír voces: un narrador describiendo sus acciones en el transcurso del día. Diagnosticada de esquizofrenia, Longden comenzó lo que ella describe como una “guerra civil psíquica”, luchando para parar las voces según éstas se volvían antagónicas. Lo que la ayudó fue algo que no se esperaba: hacer las paces con ellas. Aprendiendo a ver a las voces como una fuente de entendimiento en lugar de un síntoma, Longden recuperó el control.

¿Cómo es eso de escuchar voces? Lee las FAQs de Eleanor, en las que te cuenta todo lo que quisiste saber sobre la escucha de voces, con su toque de humor y honestidad.


¿Alguna vez tus voces hablan entre ellas (excluyéndote)?

A veces. Hace tiempo solían hablar de mí mucho más, pero ahora normalmente me hablan a mí directamente. Y cuando hablan sobre mí, suelen ser cumplidos o palabras de ánimo. O, a veces, hablan sobre algo que me preocupa y discuten posibles soluciones. Hay una voz en concreto que suele repetir frases de ánimo a las demás. Una reciente fue: “Si puedes hacer algo para solucionarlo, no tienes por qué preocuparte, y si no puedes hacer nada, ¡no sirve de nada preocuparse!”.


¿Las voces suenan como si vinieran de dentro de tu cabeza o a través de tus oídos?

Esta es otra de las cosas que ha cambiado un poco con el tiempo. Solían ser más externas, pero ahora tienden a ser internas o bien externas pero muy cercanas a mis oídos. También puede variar dependiendo de cuál de las voces hable.


¿Qué echarías de menos si perdieras las voces? ¿Te sentirías sola?

Mis voces son una parte importante de mi identidad —literalmente, son parte de mí— así que sí, las echaría de menos si se fueran. ¡De hecho, debería hacerles un seguro, porque si de verdad se van algún día me quedaré sin trabajo! Esto me resulta extraordinario teniendo en cuenta lo desesperada que estuve por deshacerme de ellas, pero me aportan un montón de conocimientos sobre mí misma y manejan un rico repertorio de recuerdos y emociones. También son muy útiles cuando hablo en público, ya que suelen avisarme si se me olvida algo. ¡Pueden ser útiles incluso en las pruebas de cultura general! Una de ellas solía recitarme las respuestas durante mis exámenes de la universidad. Peter Bullimore, miembro de la red inglesa de Hearing Voices, publicó un precioso cuento infantil que le dictaron sus voces.


¿Alguna vez tus voces se superponen? ¿Pueden estar de acuerdo entre ellas?

Algunas veces hablan a la vez, pero no diciendo las mismas cosas al unísono. He conocido gente cuyas voces sí que lo hacen, como si fueran un coro. Otra gente describe voces que suenan como una hinchada de fútbol, o como un grupo de gente hablando en una fiesta. Hace poco en una conferencia escuché algo increíble: que la gente que es sorda de nacimiento no escucha voces, sino que ve manos interpretándoles signos.


¿Escuchas las voces todo el tiempo? Por ejemplo, ¿incluso durante el sexo? ¿Tienes que mandarlas callar cuando estás viendo una película?

¡No, no todo el tiempo! Aunque suelen estar más activas (y a veces más negativas o antagónicas) cuando estoy estresada. Sin embargo, incluso esto puede serme de ayuda, ya que es un aviso para que me tome un tiempo de descanso y me cuide. Ahora me llevo mucho mejor con ellas, así que cuando se entrometen y les pido que guarden silencio de forma tranquila y respetuosa, el 99% de las veces lo hacen.


¿Puedes hacer que alguna voz en concreto aparezca cuando quieras?

Sí, a veces. De hecho esto es algo que utilicé hace varios años durante la terapia. Mi terapeuta me decía, por ejemplo, “me gustaría hablar con la voz que está muy enfadada” o “con la voz que habla mucho sobre [un hecho especialmente traumático]” y entonces dialogaba con ella.


¿Hay momentos en los que quieres escuchar las voces, o intentas siempre hacer que estén calladas?

Algunas veces discuto con ellas dilemas o problemas, o les pido opinión acerca de mis decisiones, aunque nunca les dejaría ordenarme algo que yo no quisiera hacer. Es como negociar con distintas partes de ti misma para alcanzar una conclusión con la que “todo el mundo” esté contento. Por ejemplo, puede haber una voz que representa una parte de mí muy insegura, y esta tendrá unas necesidades distintas que las de otra parte de mí que quiere salir al mundo y ser escuchada. O las necesidades de una voz muy racional e intelectual, pueden parecer incompatibles con las de otra muy emocional. Pero así puedo identificar el conflicto en mi interior e intentar resolverlo. Es bastante poco frecuente a día de hoy que tenga que mandarlas callar, ya que no se entrometen o se imponen sobre mí como solían hacerlo antes. Si llegan a volverse agresivas, es importante para mí entender el porqué, y siempre habrá una buena razón. Generalmente será una señal de algún tipo de conflicto emocional, y entonces este podrá ser abordado de una forma positiva y constructiva.


¿Alguna vez confundes tu voz interior con “las voces”?

No, se sienten bastante diferenciadas.


Cuando hablas con las voces, ¿reaccionan de distinta forma si hablas en voz alta a si solamente piensas la respuesta?

Ya no suelo responderles en voz alta, pero no reaccionarían de forma distinta a cuando les “hablo” internamente.


¿Cuál es la diferencia entre esquizofrenia y escucha de voces?

Mientras que las experiencias que son etiquetadas como síntomas de esquizofrenia —y la angustia asociada a las mismas— son muy reales, la idea de que existe una condición concreta llamada esquizofrenia con una base biológica está siendo discutida en todo el mundo. Aunque la escucha de voces está asociada con una serie de distintas condiciones psiquiátricas (incluyendo muchas no-psicóticas), hay mucha gente sin ninguna historia de problemas de salud mental que escucha voces. También está ampliamente reconocida como parte de diferentes experiencias espirituales y culturales.


¿Te sientes mejor comprendida por otros escuchadores de voces?

Ellos pueden entender de forma más exacta lo que se siente, pero he tenido la suerte de conocer algunas personas no-escuchadoras de voces realmente empáticas e imaginativas que también quieren entenderlo de verdad. A este respecto, creo que en realidad existe mucha más continuidad entre las voces y la experiencia psicológica diaria de lo que mucha gente se da cuenta. Por ejemplo, todo el mundo sabe lo que es tener pensamientos intrusivos. Y la mayoría conocemos la sensación de tener distintas partes de nosotros mismos: una parte muy crítica, una parte que quiere agradar a todo el mundo, una parte preocupada por los acontecimientos negativos, una parte juguetona e irresponsable que se mete en líos, etc. Creo que, aunque las voces suelen sentirse como algo más desconocido y externo, forman parte un proceso similar.


¿Qué hace que las voces hablen más unas veces que otras?

Normalmente experiencias emocionales, tanto positivas como negativas. Al principio, identificar estos desencadenantes era de mucha ayuda para que cobrara más sentido el porqué las voces estaban ahí y lo que representaban.


¿Alguna vez las voces te hacen partirte de risa?

¡Sí, a veces! Algunas pueden tener un humor muy hiriente, muy insolente, mientras que otras tienen un cinismo jocoso como el de Bill Hicks. Bueno, quizás no tanto como Bill Hicks. Pero eso sería genial… ¡tener a Bill Hicks en tu cabeza! [Nota de PV, se trata de un cómico estadounidense]







4 comentarios:

  1. Nopuedoponerminombre12 de junio de 2014, 17:43

    Me falta mucho por aprender, pero si creo que podría ver perfectamente el cartel colocado en mi planta de psiquiatría. Tal vez soy demasiado optimista, pero también me he dado cuenta que el trabajo del psiquiatra con sus pacientes es muy individual. Por eso, aunque tus compañeros no lo hagan, tu puedes ser la diferencia. ( Y tener el cartel colgado en tu forma de trabajar).
    Otra cosa es el sistema psiquiátrico actual centrado en un diagnóstico y una clasificación, pero también he notado que mucho psiquiatras cumplen con el hecho de poner un nombre a la enfermedad -al síndrome- porque la ley lo exige, pero se centran más en el "bienhacer".
    Me ha gustado mucho esta entrada (Y ha sido mucho más fácil de leer! ;-)
    Lo dicho, tal vez soy demasiado optimista.
    Un saludo!

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  2. Creo que viene a cuento un poema hecho, precisamente estos días, en la unidad en la que trabajo a partir de las aportaciones de los diversos pacientes ingresados:

    Haciendo oir mi voz

    He estado mucho tiempo
    sin voto y sin voz,
    tapando con mis voces
    tanto silencio atroz;
    soñando que soñaba
    pero lejos del Sol.
    La noche se hace larga
    pero tengo esta canción.

    Y ya sé que me quieres;
    soy así y aquí estoy;
    tú eres tú, cómo eres,
    y yo soy como soy.
    Y si me reconoces
    tú serás mi altavoz.
    No harán caso a mis voces.
    Harán caso a mi VOZ.

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  3. Hola Amaia y Jose, os dejo el enlace de la página de Radio Prometea, miembro español de la red Intervoice: https://www.facebook.com/RadioPrometea
    Gracias por la entrada, ya la republicamos en las redes sociales.
    Un saludo
    Paula

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  4. "sino también de los propios usuarios, al fin y al cabo los principales interesados en que esto de la psiquiatría funcione bien."

    Sin duda. Si a los médicos psiquiatras, a los psicólogos, a las farmacéuticas y resto de asociaciones y entes que se nutren de este sistema, realmente les interesara el bienestar y la salud de los pacientes, no estaríamos donde estamos ahora. No deja de parecerme perverso. Y como si ello fuera lo más natural del mundo. Como si tal devenir de las cosas fuera algo inevitable, innato. Cabría aspirar a más; a que la virtud no fuera algo minoritario, excepcional. Uno se harta de vivir entre estiércol.

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