miércoles, 24 de noviembre de 2010

El revés del tapiz de la locura

El título de la entrada es muy hermoso, pero no es nuestro. Es el título de un documental que nos han hecho llegar nuestros amigos Raúl y Almudena, de El rincón de las palabras, sobre Radio Nikosia. Es fácil decir que nos ha dejado impresionados pero, aunque sea fácil, es la verdad.
Como he dicho en varias ocasiones, llevo ya años trabajando en psiquiatría. Gran parte de ese tiempo con pacientes psicóticos, tanto en unidades de agudos como en urgencias psiquiátricas. Tantos años, tantos días, tantos pacientes con los que he hablado... Y creo  que, hasta ahora, me faltaba algo. Sabía mucho de historia de la esquizofrenia, de clínica, de tratamientos farmacológicos, psicoterapéuticos, psicoeducativos... Y tenía bien claro (herencia de abordajes psicoanalíticos probablemente mal entendidos) que era necesario mantener la distancia. No implicarse emocionalmente. No mostrarse demasiado cercano. Una discreta cortesía. Vaya montón de mierda.
Y varias veces algunos pacientes me comentaron sobre dicha frialdad (¿cómo no?), pero todo era racionalizable y, en profesiones como las nuestras, siempre hay una teoría a mano para justificar casi cualquier acto (y el contrario). Como decía un amigo nuestro, la clave de la psiquiatría es tener un discurso y venderlo...
Y hace un par de años que, poco a poco, el trabajo empezó a ser cada vez más insatisfactorio. Todo parecía igual (porque a toda persona la trataba más o menos por igual). La práctica me aburría y la teoría casi... Pero en un trabajo como el mío, ¿a quién le sirve la teoría si uno no sabe hacer bien la práctica?. Siempre dije que una de las cosas que no me gusta de la medicina era la cosificación del paciente. Que trataban neumonías o diabetes o hipertensiones, pero no personas. Y presumía de que en mi especialidad no ocurría lo mismo. Pero un día te das cuenta de que la mayoría de  los psiquiatras (yo incluido) tratábamos esquizofrenias o trastornos bipolares o depresiones, pero tampoco personas...
Y todo, siempre, por el bien del paciente. Lo decimos y lo creemos, y muchas veces lo hacemos. Pero otras veces no. Otras veces caemos en el paternalismo, tratando al paciente como si fuera un niño o un tonto (y volverse o estar loco no significa ser un niño ni un tonto), o en el autoritarismo, o nos posicionamos del lado de la familia y no del lado del paciente (porque no siempre coinciden), o desempeñamos nuestra labor de control social (inherente a la disciplina aunque no nos guste) sin preocupación por la persona que tenemos delante.
Y un poco en eso está la clave. En la persona. Quien está delante es una persona. Y etiquetarla como esquizofrénica o psicótica o paciente psiquiátrico, con independencia de que tal diagnóstico indique acertadamente una enfermedad o, al menos, un conjunto de síntomas, supone establecer una división. Como decía Foucault, la sociedad separa a los anormales: los locos, los criminales, los enfermos... Y a los locos, en concreto, se les quita hasta la responsabilidad. Ya no son responsables ni imputables y ese falso proteccionismo le quita al sujeto humano precisamente aquello que lo define: la responsabilidad sobre sus actos que va indisolublemente unida al ejercicio de una libertad a la que no se puede renunciar...
Y todo ello no quita que se pueda ayudar a una persona que padece experiencias psicóticas, sean agudas o crónicas. Y esa ayuda puede llegar por muchas vías: acompañamiento, escucha, medicación, ingreso... Pero sin perder de vista que estamos ante una persona a la que le está ocurriendo algo, algo doloroso y terrible en ocasiones, no sólo ante un cuerpo con un sistema nervioso un tanto averiado que hay que remendar...
Foucault dice, cuando trata de alcanzar el punto en el que se separan la razón y la locura: "[ésa] es sin duda una región incómoda. Para recorrerla es preciso renunciar a la comodidad de las verdades concluyentes, y no dejarnos guiar jamás por lo que podamos saber de la locura. Ningún concepto de psicopatología, sobre todo, deberá desempeñar un papel organizador en nuestro juego retrospectivo. El gesto que reparte la locura es constitutivo y no así la ciencia que se establece una vez hecho el reparto. [Con la constitución de la locura como enfermedad mental, a finales del siglo XVIII, se establece] el lenguaje de la Psiquiatría, que es monólogo de la razón sobre la locura".
En el documental El revés del tapiz de la locura se hace referencia a este concepto. La psiquiatría es el monólogo de la razón sobre la locura. Y estamos aprendiendo que la locura tiene mucho que decir sobre sí misma.
Cuando empezamos a escribir este blog no nos paramos a pensar que estableceríamos contacto con gente diagnosticada de psicosis. Pero ocurrió. Conocimos a gente como Raúl y Almudena, como Etiquetada, como Joan García y otros...Y ellos hablan de la locura desde la autoridad que da el haber estado allí. Y lo hacen con más cordura de la que hemos escuchado a veces en algunos profesionales. Se nos criticará tal vez por estas palabras. Pero leer o escuchar a quien ha delirado contar cómo fue esa experiencia y cómo intenta sobrevivir a la misma nos parece más admirable (y, repetimos, más cuerdo) que andar de congreso en congreso confiando en que, algún día probablemente próximo, un grupo de investigadores armados de potentes aceleradores de neurones y estimuladores magnéticos transcraneales chupiguais nos enseñen por fin el polimorfismo genético que explica la psicosis (y, tal vez de paso, el del amor, la amistad o el deseo...)...
Queremos recomendar la lectura de tres entradas que nos han parecido especialmente impactantes. En el blog ¿Esquizoqué? leímos De la psicosis, en El rincón de las palabras leímos De tardes y caminos y, en ese mismo blog, Humanos, salud, derechos. Hemos aprendido mil veces más de ellos que si hubiéramos ido a todas las ponencias del último Congreso Nacional de Psiquiatría (y a los diez anteriores, que ya fuimos a alguno y sabemos de lo que hablamos).
Y, por último, volvemos al principio. El documental El revés del tapiz de la locura nos ha emocionado. Nos ha parecido imprescindible, sincero, directo, claro, sin paternalismos, miedos ni precauciones. Un grito de cordura para todos aquellos que nos dedicamos a la Salud Mental. Ellos son los protagonistas y lo han contado. Creemos necesarios más espacios donde sean ellos los protagonistas de la Psiquiatría, donde ellos sean nuestra mejor Psicopatología.
Nosotros ya no somos los mismos. Nosotros ya no volvemos atrás.

17 comentarios:

  1. Como diría el rey Juan Carlos: Nos llena de orgullo y satisfacción comprobar que estamos juntos en esto.

    Un abrazo emocionado compañeros!!!!

    Raúl y Almu.

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  2. No tengo palabras. Es lo mas honesto que he leído en años en cualquier texto cuyo autor se dedique a una profesión que empiece por psi. Lo del "monton de mierda", lo suscribo en el contenido y las formas. Ayer precisamente en una reunión del nuevo COP comentaba con un compañero que va a llevar el área de emergencias, y que trabaja en el 112, "el montón de mierda" que supone todo el aparataje montado para ayudarse a si mismos los profesionales, y que lo que hace por supuesto, es separarles y protejerles de los usuarios.
    Si, no hay mas remedio que implicarse, y cuando por distintas cuestiones uno no quiera, también es implicarse el decirlo abiertamente. Lo dañino es parecer que sí, pero que en realidad no.
    En cuanto al documental, ¿como puedo verlo?. Es que tengo un interés particular en lo que hacen esos muchachos :).
    Abrazos.

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  3. Jesús, prometo enviarte una copia. Seguimos charlando vía mail (después del sabado claro).

    Abrazos!!

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  4. Yo creo que imputabilidad no está relacionado con responsabilidad. Porque el paciente no es responsable de sus acciones. Puede hacer unas cosas, otras no. Si el paciente se carga un jarrón en la consulta del psiquiatra por una pérdida de control que no pudo evitar, pues habrá castigo dependiendo de lo mucho que le haya gustado o no al psiquiatra.

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  5. Raúl y Almudena: gracias a vosotros. Como decía Morfeo en Matrix al conocer a Neo: "El honor es todo mío".

    Un abrazo.

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  6. Jesús: me alegro de que te haya gustado la entrada. Ha sido bastante personal para Amaia y para mí, pero creíamos que necesaria.

    Un abrazo.

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  7. Magnifica entrada compañeros. Cuanto coincidimos en los punto de vista...
    La única "evidencia" es que tratamos con humanos. Si "cosificamos" deshumanizamos nuestro trabajo, a nosotros mismos...
    en la frase de "siempre hay una teoría a mano para justificar casi cualquier acto" (buenísima) lo estás diciendo. Apoyarte en bases teóricas prefabricadas, en protocolos, que vas cambiando según el momento es un dejarte llevar por la comodidad, hacer lo que te da la gana, esconderte...
    Por otra parte no cambiar nunca de base teórica es caer en el fundamentalismo, que sea fundamentalismo biológico o fundamentalismo analítico es excluyente y empobrecedor (el chiste es que si estás con la opinión general es un "fundamentalisto")

    En fin que comparto vuestro gusto y aprecio por los blogs indicados y que yo también quiero ver el corto....

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  8. Según la rae, imputabilidad es atribuir a alguien la responsabilidad de un hecho reprobable. Entonces la utilidad de esto es que si el paciente tiene miedo de ir al instituto, sepa que el miedo es reprobable o que no ir al instituto es reprobable.

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  9. Miguel: muchas gracias por tu apoyo, que aprecio mucho por venir de un colega y antiguo compañero de armas. Es agradable ver que, incluso dentro de la profesión, no está uno solo predicando en la montaña.

    Besos y abrazos.

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  10. Pero al final todo eso de hechos reprobables y responsabilidad no es cierto, por tanto un ser humano no es imputable de nada. Es como si al paciente se le diera a escoger entre estar loco o ser responsabilizado. Los auténticos cuerdos escogeran estar locos antes que ser responsabilizados.

    Al liberarle de la responsabilidad es cuando el loco avanza. El diagnóstico de esquizofrenia para él supone una carga. Es como si le estuvieran rayando con que sea responsable y asuma su diagnóstico. Cuando dejan de rayarle, cuando le quitan la responsabilidad, el loco siente alivio. Porque la responsabilidad es una rayada.

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  11. Jose y Amaia, me ha encantado esta entrada... el fondo y la forma, de verdad que es un gusto leeros.
    Sigamos caminando este interesante camino.

    Saludos,

    ¡¡¡¡¡Esther pásame ya el documentaaaal!!!!
    César M.

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  12. Muchas gracias por tu comentario y apoyo, César. El documental merece mucho la pena.

    Un saludo.

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  13. He estado pensando que si el paciente es el que sabe, si el paciente es del que hay que aprender y es el que entiende, pues entonces el paciente que no puede controlar sus impulsos también es el que sabe, el que entiende, el que escribe la psicopatología. La realidad es que se ha cargado un jarrón y él siente que no puede controlar sus impulsos. Él es el que sabe. No las teorías de los psicólogos.

    Lo que no puede ser es que un tipo de paciente sea el que sabe de sí mismo y otro tipo de paciente no sepa nada.

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  14. Enhorabuena por esta entrada y sobre todo, enhorabuena a todos " los nikosianos " por el documental, que ya he tenido la enorme suerte de ver junto a algunos de los usuarios del área externa de salud mental.
    Esther.

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  15. Gracias, Esther, y nos sumamos a tu enhorabuena a los nikosianos. A ver si podemos traerlos por aquí y los conocemos en persona.

    Un abrazo.

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  16. Ostras!! acabo de encontrar esta entrada buscando otra cosa, no sé por qué no la leí en su momento, creo que por esas fechas estaba liada con mucho curro, y se me debió de pasar.
    Gracias por tu recomendación de mi entrada, pero sobre todo gracias por tu entrada, tan sincera, tan buena, tan reenviable, tan prometedora, tan estupenda.

    Un abrazo y mil perdones por tardar tanto tiempo en leerla y comentarla.
    (etiquetada, escribo desde fuera del perfil)

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  17. Etiquetada, gracias a ti por tus palabras.

    Un abrazo.

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