domingo, 6 de septiembre de 2015

Serotonina y depresión: el marketing de un mito (editorial del BMJ, por D.Healy, traducido por NoGracias)


La imprescindible página de la plataforma No Gracias recogió hace unos meses la traducción al castellano (obra de Marc Casañas) de un editorial del British Medical Journal escrito por el Dr. David Healy. Coincidimos plenamente con su punto de vista y es una satisfacción que una publicación del prestigio del BMJ recoja dicho punto de vista. Ya nos hemos dejado engañar demasiado tiempo por este mito, poco edificante y bastante iatrogénico, pero sin duda altamente rentable. Como siempre, nos preguntamos si es más culpable el que engaña o el que se deja engañar.

Transcribimos a continuación la entrada de No Gracias con la traducción del editorial de Healy, para colaborar también, en la medida de nuestras posibilidades, a su mayor difusión:



David Healy, psiquiatra, profesor universitario, historiador de la psiquiatría y crítico contumaz de la farmacologización de su especialidad y la medicina en general (impagable su demoledor Pharmageddon) acaba de publicar un editorial en el BMJ titulado “Serotonina y depresión: El marketing de un mito”. No dice nada que no sepamos, pero un editorial del BMJ marca tendencias.

Por su interés docente y para mejorar su difusión lo hemos traducido.



“El grupo de fármacos llamados Inhibidores de la Recaptación de la Serotonina (ISRS) surgió a finales de los 80, casi dos décadas después de que fueran conocidos. El retraso de se debió a la búsqueda de una indicación. Hasta entonces, no habían demostrado ningún posible perfil lucrativo como la obesidad o la hipertensión. Ya en 1960, la idea de que la concentración de serotonina estaba reducida en la depresión [1] había sido rechazada [2] y, en los ensayos clínicos, los ISRS habían perdido su pulso contra los antiguos antidepresivos tricíclicos como tratamiento para la depresión severa (melancolía) [3-5].

Cuando comenzaron a surgir las preocupaciones acerca de la dependencia que generaban los tranquilizantes en los primeros 80, se intentaron suplantar las benzodiazepinas por un fármaco serotoninérgico, la buspirona, etiquetado como ansiolítico no-productor de dependencia. Esto fracasó [6]. Las lecciones a aprender fueron que los pacientes esperaban que los tranquilizantes tuvieran un efecto inmediato y que los doctores esperaban que produjeran dependencia. No fue posible desintoxicar la marca “tranquilizante”.

En vez de eso, las compañías farmacéuticas vendieron los ISRS para tratar la depresión, aún a expensas de que eran menos efectivos que los antiguos tricíclicos, publicitando la idea de que la depresión era la enfermedad de base que estaba detrás de las manifestaciones superficiales de la ansiedad. La estrategia fue un éxito extraordinario al centrarse en la idea de que los ISRS devolvían los niveles de serotonina a la normalidad, una noción que más tarde transmutó en la idea de que corregían un disbalance neuroquímico. Los antidepresivos tricíclicos no tenían una narrativa comparable.


El mito de la serotonina

En los 90, ningún académico podía vender el mensaje de la disminución de serotonina. Estaba claro que no había correlación entre la potencia de la inhibición de la recaptación de serotonina y la eficacia de los antidepresivos con ese efecto. Nadie sabía si los ISRS aumentaban o reducían los niveles de serotonina; aún no se sabe. No había ninguna evidencia de que el tratamiento corrigiese nada [7].

Sin embargo, la idea de que era necesario recuperar los niveles de serotonina se instauró entre los pacientes y las asociaciones de enfermos. La historia de la disminución de la serotonina se enraizó, de hecho, en el dominio público más que en el ámbito psicofarmacológico. La concepción serotoninérgica era parecida a la noción freudiana de líbido – difusa, amorfa, e incapaz de explorarse – una pieza prototípica de chatarra intelectual [8]. Si los investigadores usaban este lenguaje era porque hacía referencia casi simbólica a ciertas anormalidades fisiológicas que casi todos pensaban serían encontradas, tarde o temprano, en la fisiopatología de la melancolía, aunque no necesariamente en la “depresión” leve.

El mito atrapó hasta el mercado de las medicinas alternativas. Los materiales y consejos provenientes de estas medicinas alentaban a la población a comer alimentos o participar en actividades que aumentaban sus niveles de serotonina, lo que, a su vez, reforzaba la validez de usar antidepresivos [9]. El mito también capturó a psicólogos y otros profesionales, quienes aprovecharon la ocasión para intentar explicar la importancia evolutiva de la depresión en términos de función del sistema serotonínico [10]. Las revistas y los editores asumían esta idea equivocada y la ensalzaban y reproducían en libros y artículos como si fuera un hecho robusto y bien establecido científicamente y, mientras, se vendían antidepresivos.

Por encima de todo, el mito capturó a doctores y pacientes. Para los doctores, fue un recurso que permitió una explicación fácil y rápida de la enfermedad y facilitó la comunicación con sus pacientes. Para los pacientes, la idea de corregir una anormalidad tenía una fuerza moral que superaba los recelos que algunos podían tener sobre tomar tranquilizantes, especialmente al transmitir de forma atractiva que la aflicción no era una debilidad.


Distracción costosa

Mientras tanto se marginalizaban tratamientos menos costosos y más efectivos. El éxito de los ISRS expulsó fuera del mercado a los antiguos antidepresivos tricíclicos. Esto es un problema porque los ISRS nunca han sido capaces de demostrar eficacia en las depresiones asociadas a un alto riesgo de suicidio (melancolía). Los estados de nerviosismo que los ISRS tratan no se asocian a un mayor riesgo de suicidio [11]. La focalización en los ISRS supuso también el abandono de la búsqueda de verdaderas alteraciones biológicas relacionadas con la melancolía (como las teorías del cortisol aumentado) [12].

Dos décadas después, el número de antidepresivos prescritos por año es ligeramente superior al número de personas del mundo occidental. La mayoría de las prescripciones (nueve de cada diez) son para pacientes que se encuentran con dificultades para dejar el tratamiento; más o menos, una décima parte de la población [13,14]. A estos pacientes comúnmente se les aconseja que continúen el tratamiento precisamente porque sus dificultades para dejarlo indican que lo necesitan, igual que un paciente diabético necesita insulina.

Mientras, ciertos estudios sugieren que la ketamina, una sustancia que actúa en el sistema glutámico, es un antidepresivo más efectivo que los ISRS para la melancolía arrojando así aun más dudas a la relación entre serotonina y depresión [15-17].

La serotonina no es irrelevante. Como la noradrenalina, la dopamina y otros neurotransmisores, podemos esperar que sus niveles varíen entre individuos, y encontrar ciertas correlaciones con el temperamento y la personalidad [18]. Había indicios de un rol dimensional para la serotonina en los 70, con investigaciones que correlacionaban niveles reducidos de metabólitos de la serotonina con impulsividad, lo que predisponía a actos de suicidio, agresión y alcoholismo [19]. Tal como pasó con el eclipse de la teoría del cortisol, este hilo de investigación también fue enterrado; los ISRS reducen los niveles de los metabolitos de la serotonina en algunas personas y son particularmente ineficaces en grupos de pacientes caracterizados por su impulsividad (con rasgos de personalidad límite, “borderline“) [20].

Esta historia nos obliga a reflexionar acerca de cómo la opinión de médicos y otros profesionales puede otorgar plausibilidad epidemiológica y biológica a las teorías. ¿Puede una explicación biológica y terapéutica, plausible (pero mítica), conseguir que todo el mundo margine los datos de los ensayos clínicos que muestran nula evidencia de vidas salvadas o de funciones restablecidas? ¿Pueden los datos de ensayos clínicos publicitados como efectivos permitir más fácilmente la adopción de una explicación biológica mítica? No hay estudios publicados sobre este tema.

Estas cuestiones son importantes. En otras áreas de la vida los productos que usamos, desde ordenadores hasta microondas, mejoran año a año, pero este no es el caso de las medicinas; este mismo año cualquier tratamiento podrá lograr ser un éxito en ventas a pesar de ser menos efectivo y menos seguro que los medicamentos anteriores. Las ciencias emergentes del cerebro ofrecen enormes ámbitos para desplegar cualquier cantidad de chatarra intelectual o científica [21]. Tenemos la necesidad de entender el lenguaje que usamos.

Hasta entonces, chao, y gracias por toda la serotonina.


Conflicto de intereses: He leído y entendido la política del BMJ respecto a la declaración de intereses y declaro que soy miembro fundador de RxISK, el cual trabaja para alzar la voz sobre el perfil de seguridad de los medicamentos y estoy en el comité consultivo de la Fundation of Excellence in Mental Health Care. He participado como testigo experto en casos vinculados a suicidio y violencia relacionados con los ISRS.


1 Ashcroft GW, Sharman DF. 5-Hydroxyindoles in human cerebrospinal fluids. Nature 1960;186:1050-1.

2 Ashcroft GW. The receptor enters psychiatry. In: Healy D, ed. The psychopharmacologists. Vol 3. Arnold, 2000:189-200.

3 Danish University Antidepressant Group. Citalopram: clinical effect profile in comparison with clomipramine. A controlled multicentre study. Psychopharmacology 1986;90:131-8.

4 Danish University Antidepressant Group. Paroxetine. A selective serotonin reuptake inhibitor showing better tolerance but weaker antidepressant effect than clomipramine ina controlled multicenter study. J Affective Disorders 1990;18:289-99.

5 Healy D. The antidepressant era. Harvard University Press, 1997.

6 Lader M. Psychopharmacology: clinical and social. In: Healy D, ed. The psychopharmacologists. Vol 1. Chapman and Hall, 1996:463-82.

7 Healy D. Let them eat Prozac. New York University Press, 2004.

8 Healy D. Unauthorized Freud. BMJ 1999;318:949.

9 Ross J. The mood cure. Penguin, 2002.

10 Andrews PW, Bharwani A, Lee KR, Fox M, Thomson JA. Is serotonin an upper or adowner? The evolution of the serotonergic system and its role in depression and the antidepressant response. Neurosci Biobehav Rev 2015;51:164-88.

11 Boardman A, Healy D. Modeling suicide risk in affective disorders. Eur Psychiatry 2001;16:400-5.

12 Shorter E, Fink M. Endocrine psychiatry. Oxford University Press, 2010.

13 Healy D, Aldred G. Antidepressant drug use and the risk of suicide. Int Rev Psychiatry 2005;17:163-72.

14 Spence R, Roberts A, Ariti C, Bardsley M. Focus on: antidepressant prescribing. Trends in the prescribing of antidepressants in primary care. Health Foundation, Nuffield Trust, 2014.

15 Berman RM, Capiello A, Anand A. Antidepressant effects of ketamine in depressed patients. Biol Psychiatry 2000;47:351-4.

16 Murrough JW. Ketamine as a novel antidepressant: from synapse to behavior. Clin Pharmacol Ther 2012;91:303-9.

17 Atigari OV, Healy D. Sustained antidepressant response to ketamine. BMJ Case Rep 2013. doi:10.1136/bcr-2013-200370.

18 Cloninger CR. A systematic method for clinical description and classification of personality variants: a proposal. Arch Gen Psychiatry 1987;44:573-88.

19 Linnoila M, Virkkunen M. Aggression, suicidality and serotonin. J Clin Psychiatry1992;53(suppl):46-51.

20 Montgomery DB, Roberts A, Green M, Bullock T, Baldwin D, Montgomery S. Lack of efficacy of fluoxetine in recurrent brief depression and suicide attempts. Eur Arch PsychClin Neurosci 1994;244:211-5.

21 Delamothe T. Very like a fish. BMJ 2011;343:d4918.

Citar esto como: BMJ 2015;350:h1771
© BMJ Publishing Group Ltd 2015″

Traducido por Marc Casañas



15 comentarios:

  1. Uno, a este señor (Healy), lo quiere mucho, pero sigue, según mi parecer, quedándose bien corto. Breggin es más de mi agrado. Incluso Gotzsche, aunque parezca compartir con él la inquina hacia el psicoanálisis. Por enésima vez voy a explicarles cómo comprender el concepto de libido. Para ello hay que comprender que la tensión muscular crónica se corresponde con un bloqueo afectivo y, por ende, con una estasis libidinosa. Un cuerpo sin tensiones musculares crónicas permite una inversión libidinosa sana y sin problemas. Un cuerpo rígido como el del esquizoide o el esquizofrénico, no la permite. (Entre unos y otros se encuentra el espectro de neurosis y trastornos menos graves). La libido estancada (los afectos) y, por tanto, inconsciente, deviene amenazadora para la consciencia y es susceptible de ser proyectada. Y no hay más, es así de sencillo. A partir de aquí, hay que desgranar en el proceso terapéutico, la historia personal del paciente, para comprender qué llevó a tal regresión, y resolver dichos conflictos en el presente mediante la relación terapéutica (transferencia).

    Y puede ponerse Healy, Gotzsche o la madre Teresa de Calcuta cómo quieran. Esto es así. Pero claro, lamentablemente, Healy es defensor del 'modelo médico' psiquiátrico. Uno no estaría en contra de ello, si no fuera porque 'médico' se equipara con 'bioquímico' y con 'vamos a fabricar un compuesto derivado del petróleo para patentarlo y forrarnos'. Médico, en su versión correcta y honesta, desligada del complejo industrial petrolífero criminal, se referiría a desequilibrios en el organismo, que tanto afectan somática como psicológicamente al sujeto. Para restaurar la auténtica medicina, hay que poner a Pasteur donde hoy ponemos a Freud, rescatar la reputación del vienés, y sintetizar sus descubrimientos con los de Bechamp, los de Reich y, más recientemente y más importantes, los de Hamer.

    De nada, por esta estupenda lección. Besos.

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    1. No estoy seguro que Healey comparte la inquina de Götsche hacia el psicoanalisis, aunque evidentemente hay algo de injusto en su equiparación del mito de la serotonina con la metafora de la libido. Esta aunque en principio referente del intento de Freud de construir una psicología orgánica - la energía psiquica y todo eso- la metáfora se refiere tanto o más a conceptos filosóficos desde Schopenhauer a Empedocles. El concepto se referiría a apetitos que van más allá de los ligados a los de reproducción y supervivencia y si bien amplio y vago, da pié a la construcción de nuevos conceptos como las pulsiones de vida y muerte, vinculación, trasferencia, relaciones objetales y narcisismo que son muy útiles para entender el desarrollo humano y los pacientes afectados por las antes llamadas neurosis, trastornos de personalidad y perversiones. Aunque defensor en última instancia de la base orgánica de de los trastornos mentales, ni de lejos creía que tal concepto, libido, fuera a conducir a fórmulas químicas, algebraicas o estadísticas que identificables en el cerebro/organo: sus conceptos son metapsicología, no anatomía funcional, aunque dicho sea de paso Freud sabía una pila de neuroanatomía, neuropsicología y deficiencias intelectuales.
      Lo de la serotonina es otra cosa. Es simplemente un truco clásico del comercio dentro de un modelo ultraliberal por el que una oferta, y hay que ser claro mucha gente compra este tipo de mentiras, genera demanda y millones de dolares. . Que los psiquiatras con frecuencia acepten ese mito nos dice mucho acerca de la triste deriva de la profesión.

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    2. Healey equipara la hipótesis serotonérgica con la libidinosa y tilda ambas de 'chatarra intelectual'. En cualquier caso, parece que mis explicaciones no quedan claras o no logran ustedes aprehenderlas. Se lo vuelvo a explicar. Uno ha comprobado empíricamente la validez de la hipótesis libidinosa freudiana, jungiana y reichiana. Jung extiende el concepto de libido freudiana, más allá de la esfera sexual y lo eleva a categoría de 'energía psíquica'. De ahí su libro, 'Energética psíquica y esencia del sueño', o su obra maestra 'Símbolos de transformación' (de la libido). (Por cierto, que la pulsión de muerte es una formación secundaria, nunca primaria, según demostró Reich con su análisis del carácter masoquista). Reich fue el que descubrió la existencia de la libido, y la llamó orgón. Más importante, demostró que la libido inconsciente está retenida en la tensión muscular crónica. El músculo que no está crónicamente tenso es percibido y está bajo el control de la consciencia. No ocurre así con la tensión crónica, que insensibiliza la zona y no permite el flujo de impulsos, o de libido. Estasis libidinosa, bloqueo afectivo, tensión muscular. Para rematar, cuando uno moviliza la libido mediante trabajo corporal (es decir, libera las tensiones musculares crónicas y de ello obtiene además reacciones afectivas y mayor movilidad) y se le aparecen en sueños símbolos teriomórficos que es capaz de analizar gracias a la obra de Jung, ¿qué debe uno creer? ¿Acaso no debe uno dar crédito a lo ocurrido, y reconocer que tanto Freud, como Jung y Reich, con sus diferencias, todos ellos estaban en lo cierto? Dígame usted que cree en la base orgánica de los trastornos mentales. Todavía tienen ustedes que encontrar semejante cosa, mientras obviamos los modelos de intervención psicosocial que obtienen mejores resultados que la química. Uno no da crédito.

      El otro se dedica a adular a la industria. Pues bien, cuando el señor dice que no es gregario, que no tiene enemigos (ni amigos, debo suponer), que todo le sienta como una brisa al pelo, y además me suelta arrogantes y condescendientes perlas del tipo 'me inspira usted ternura', ¿con qué estamos tratando aquí sino con el típico narcisismo, y desinversión libidinosa (vivir flotando) que caracteriza la condición esquizoide? Es que es de una ironía supina. Se me habla de la 'fábula de la libido' y, ¡sin embargo! no hay modelo psicológico, a parte del psicoanalítico, que permita una comprensión mayor de la actitud de las personas. Quisiera yo a él tenerle enfrente, para ver el patrón de respiración, y la rigidez en cuello y pelvis, que me juego aquí el mísero sueldo mensual que cobra uno. Y uno se pregunta si el psiquiatra que le trata le ha hablado de el declive cognitivo, la reducción de masa cerebral y los potenciales riesgos a largo plazo (reducción de esperanza de vida, discinesia tardía y psicosia tardía iatrogénica) del consumo de esa maravilla de la técnica moderna que es la olanzapina. Cuando hablo de entrega doy en el clavo. Hay que ser cínico. Sólo tiene usted que observar su respiración, e intentar percibir tensiones en su cuerpo, y luego díganme que alucino.

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  2. lo que dice este post es 100% cierto. En realidad lo que dice este post es la explicación cruda del mundo en que vivimos.
    Y no veo la necesidad de comentar nada, todo esta perfectamente claro. (quiero añadir que no surge la idea mia de estar de acuerdo con lo escrito , sino que son las mismas conclusiones a las que yo mismo que tenido acceso desde hace mucho tiempo.)
    Sólo me voy a permitir hacer énfasis en todo lo que aquí se dijo a traves de una cita del gran pensador Maximilien Robespierre "El secreto de la libertad radica en educar a las personas,mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes"

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  3. La gente es gregaria en general, y se deja llevar como el Sr Avenger por los arbitrarios míticos, y la ciencia no se libra de ello, desgraciadamente a veces tb es una narración.

    [por cierto, supongo que un tanto de 'esquizo' de pedigrí tengo. Pues le reto a bailar un foxtrot conmigo (adoro los bailes de salón y no tengo tampoco el complejo 'neurótico' de proponérselo y si está bueno hasta de morrear) y dirima usted mismo si mi flexibilidad corporal es más deficitaria que la suya (le prevengo que fui joven deportista de élite y aunque hoy algo más gordito (será el zyprexa...) creo que si me pongo aún podría permitirme el spagat).]

    [ Otra cosa, se sabe que la dopamina existe y como el reduccionista modelo molecular del pudin de Niels Bohr (superado por la desbordante complejidad matemática de la mecánica-cuántica) relacionarla con la etiología de esquizofrenia probablemente sea reconocida con el paso del tiempo como parte de una brillante genialidad con la misma transcendencia en la pugna por el verdadero avance científico, desterrando a la noche de los tiempos por ejemplo a todos esos charlatanes que en sus procaces fantasías se saltan las leyes de la química y la biología para largar moralmente de la propia naturaleza, que tiene huevos la cosa, objetivando en sus ¿libros? , es otro ejemplo, la fábula de la libido.]

    Anónimo,

    per se no hay tontos. Y los que son tontos lo son por interés, no generalmente económico, sino por 'bellas' y muy humanas ideas. ¿Usted en que cree? Yo ya he hecho mi autocrítica.

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    1. No consigo percibir la relación entre gregarismo (antisocial como uno es) y "arbitrarios míticos", sea cual sea el significado de semejante construcción léxica.

      Por cierto, que elitismo deportivo, o capacidad para el contorsionismo, nada tienen que ver con tensión muscular crónica. En los libros de Lowen se cuentan casos de bailarines/as profesionales más duros que una tabla de surf. Lo mismo con deportistas de élite. De hecho, son dos los tipos de constituciones típicas del esquizoide, la asténica y la atlética. Cito aquí al ya citado, otra vez, aunque quizás el norteamericano se contagiara de las fantasías de su mentor germano.

      La fábula de la libido... Coño, con los talibanes del modelo bioquímico nos hemos topado. Y es usted paciente, creo. Qué entrega la suya. ¡Al regazo del enemigo! ¡Pero ya!

      Lleva uno ya dos años practicando bioenergética, y analizando sueños gracias a la obra de Jung, sueños cuya interpretación se corresponde con el progreso en dicho trabajo (que se le aparezca a uno un dragón en sueños, no es reconfortante, se lo digo por experiencia). Qué curioso. Los acientíficos somos nosotros.

      Dejé en unos posts anteriores un enlace a un estudio que afirmaba que la alteración dopaminérgica en la esquizofrenia es presináptica y no post-sináptica, aunque ello no parece que haya calado muy hondo entre los lectores, ni mucho menos la posibilidad de que tal alteración sea una reacción bioquímica del organismo a factores externos (o internos, una vez lo reprimido vuelve a emerger a la conciencia). Uno sigue creyendo que, como afirma Fromm, toda neurosis (y toda psicosis) no es más que un trastorno adaptativo a condiciones que se oponen al desarrollo del organismo, especialmente durante la primera infancia.

      Quisiera sugerirle se pase usted por mi canal (debe clicar en mi nombre) y busque el vídeo en el que el Dr. Chan nos muestra cómo acceder a lo inconsciente mediante trabajo corporal. Dígame luego qué le parece, si es que el viejo terapeuta es experto en CGI o se trata efectivamente de una demostración científica de los descubrimientos de Reich.

      ¡Al regazo del enemigo! ¡Pero ya!

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    2. Para el que guste, existe una conferencia entera de Lowen, con una traducción algo mala, pero aprovechable. https://www.youtube.com/watch?v=rNgtI-io2fg

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    3. Me cae simpático, pero, como se dice en Galicia, vive usted en la berza.

      ¿Enemigo? Precisamente yo no tengo enemigos porque no soy gregario. Y además, si se refiere a mi enfermedad, no puedo estar más que agradecido a la industria y a la psiquiatría, por sus maravillas tecnológicas una, y por su ciencia empírica, que no como a veces ejercicio de poder, la otra.

      Supongo que me inspira ternura. A pesar de ser un agonías, es usted afortunado. De no conocer, incluso de no entender, el horror completamente natural de una mente rota o destruida. Y ser capaz de conservar esa fe infantil en un paraíso o quizá en si mismo.

      un saludo

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    4. Confunde usted algo que puede ser útil (tranquilizantes mayores), con empirismo y soluciones reales. Que en su caso sea útil no implica que la industria no se comporte de manera criminal, por ejemplo con los suicidios inducidos por ISRS o con tantas otras cosas. ¿A qué se dedica este blog sino? Parece que vive usted en los mundos de yuppi, y además se cree que tiene el monopolio del sufrimiento.

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    5. En efecto, cuando las benzodiacepinas fueron identificadas en el R.U como adictivas y productoras de des-inhibiciones y accidentes, y Jenner el prof de Sheffield salió publicamente pidiendo perdón por haberlas promovido, hay un fuerte impulso de varios orígenes hacia el uso de antidepresivos, amitriptilina y pronto doxepin, dothiepin y mianserin, para abordar las ansiedades, duelos, hijos que se alteran o alejan,trabajos aburridos, frustraciones matrimoniales etc etc. ¿Que otra cosa podían dar los G.P.s británicos? Y de allí a la epidemia de depresión y a los más caros ISRS, hubo un paso, siendo una de las razones del cambio el que los ISRS eran mucho menos tóxicos en sobredosis !!!
      habría que definir los aspectos subjetivos alterados y analizar la química para empezar a saber que pasa, aunque las repuestas a los psicótropicos podrían ser muy heterogéneas. El cortisol es un respuesta al stress - reacción de Selye, que pude modificarse con las bencies y en mi experiencia los tetracíclicos son, aunque no siempre pues hay bastante variedad de respuestas, psiconalgesicos y como tal deberían usarse -o no, Healey es un profundo conocedor de la psicofarmacología, pero creo que se equivoca en el enfasis y carace de una formación suficientemente ecléctica para dar respuestas robustas más allá de lo científico y legal y tiende a meterse en algún charco. La construcción de ese GRAN CASO contra los antidepresivos ISRS esta convirtiéndose en su profesión y quizá obsesión. Una pena, pero aun así su Pharmageddon es estupendo.

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  4. Desde mis mundos de yuppi veo mucha moralina, pero no voy a entrar en eso.
    Ante la belleza y contundencia práctica de una automóvil actual poner el foco exclusivamente en la privación, en que mucha gente le estresa conducir, contaminan, matan y que la industria no regula suficientemente su potencia y prestaciones pues bla bla bla..
    Simplemente sé que la mayoría que nunca va a ver a la tecnología tan sucia, reaccionaria, interesada o peligrosa. Al contrario. Ese progreso, es el de un confort irrenunciable, y es el que tenemos.

    Respecto a mi sufrimiento, no es exactamente eso. Espero no ser tan cobarde.
    He vivido estados dantescos de angustia o depresivos pero creo los he llevado (aunque tb he quedado harto) con suficiente filosofía, si puede decir así. El horror está en un nivel superior, y generalmente éste solo es subjetivo y no físico: igual que muchas veces no se huele la propia mierda, tampoco a veces en su caso esto se siente, aunque esté ahí delante de tus narices.
    Ver amputadas tus manos y piernas es tétrico, pero ver amputadas y ciegas o como un cadáver que se pudre activamente (y no la risa de ser un dragón) partes vitales y nobles de tu mente...
    Pues, hay que vivirlo.

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  5. Hola a todos,
    Os dejo un enlace con la carta que le mande a mi psiquiatra hace unos días. Espero que os guste y si queréis, ya sabeis, comentar :)

    http://www.labsurdite.me/2015/09/20/carta-a-mi-psiquiatra/

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  6. Apunta usted Eancr a situaciones tales que no me extraña que tuviera que recurrir al uso de algún antipsicótico y no creo que esto sea criticable, quizá incluso tal decisión le salvó la vida, quien sabe.

    La moralina es un componente muy habitual en estos tipos de debates, eso es cierto. Pero el punto principal es que el "consentimiento informado" es un derecho fundamental que el paciente tiene ante el médico y que generalmente se ignora en situaciones donde debería ser más rigurosamente atendido: discapacidades, alzheimer y menores en acogida. En cuanto a las psicosis, mucha más atención debería darse a los estudios críticos particularmente de su uso crónico y contínuo. Hoy sabemos que solo una cuarta parte de los diagnosticados de esquizofrenia se benefician de tal uso.

    El otro compuesto muy abundante en estos paros junto con la "moralina", es la "progresina". Uno ha oído a vendedores llamar a un profesional Irresponsable y otras cosas por cuestionar el nuevo producto (digamos estudios entre haloperidol y risperdal) y a cargos denunciar a "malos padres" por negarse a dar antipsicóticos a su hijo (esto en el contexto de varias intoxicaciones agudas y muertes con tal uso en el inmediato entorno) y tengo un rico anecdotario al respecto Extrapolando de estudios puntuales varios no puede caber ninguna duda que lña "progresina" ha matado a muchos, muchos más pacientes que la "moralina" en este asunto de la salud mental. Y lo sigue haciendo, son miles de millones en juego; fíjese hasta Obama acaba de poner a un lacayo de Big Pharma a la cabeza de la FDA.

    Y desde luego conozco sufrimiento mental en primera persona, segunda y tercera, y aunque no me gusta competir al respecto, de alguno de sus aspectos llegué a ser un gurmet.´Pero aquí, en este hilo, se está hablando de la serotonina y siento simpatía con usted: la mayoría de los que la toman lo hacen porque quieren y si son engañados con la progresina es en parte también porqué quieren. Lo inaceptable es cuando esa progresina se usa desde el poder para controlar, castigar, dañar y hasta matar a personas vulnerables o cuando terceros son víctimas de prescripciones (accidentes) y no pasa nada, el ciudadano paga y calla. Y eso pasa, aunque poco con los ISRS.

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  7. Sé que no sencillo, principalmente por razones éticas, realizar estudios robustos y naturalísticos. Sea como sea, el consenso científico, la impresión clínica establecida (viene en los manuales más actualizados y no descubro nada) es que las psicosis son enfermedades en general recidivantes y deteriorantes. Y que los antipsicóticos se pueden considerar razonablemente seguros y confortables, logrando mediante su intoxicación dividir por 2 o 3 el número de los deformantes e impredecibles episodios psicóticos. Este conocimiento es refinable, pero no es una conspiración de multinacionales.

    Otro debate es la legitimidad de la violencia para rescatar a personas que han perdido en parte el dominio de sí y que padecen de una ceguera tan grave como para no poder discriminar aquello que es interno de lo que es exterior. Y depende de la aptitud de la sociedad, mucho más que del estamento médico (que todo se puede legislar). De respetar la libertad individual y asumir riesgos, soportando incluso la carga de dependencia que vendrá sobreañadida. Y por supuesto, también del grado valorable de desconexión y capacidad para manejarse con una mímina autonomía impulsiva y de juicio por parte del propio individuo (siempre forzaría a alguien que delante de mis narices intentase tirarse de un puente, sin duda).

    Es complejo, más en un mundo donde se valoran más los cuidados y la cohesión social que las libertades personales.

    un saludo

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  8. Eancr
    Responderé a sus dos párrafos y con el ánimo de ayudarle a entender mi posición le diré que además de haber sido psiquiatra de "amplio espectro" en España y R-U formado allí en los 70, soy padre de discapacitado severo y pariente de dos afectad@s de esquizofrenia, además de tener o haber tenido vecinos y amigos diagnosticados.

    Su primer párrafo es muy cuestionable. Un breve comentario desde el British Journal of Psychiatry le dará algunas pistas sobre porqué dudar del modelo que usted tiene.
    http://bjp.rcpsych.org/content/201/2/83
    Las viejas ideas de "psicosis funcional", y "las esquizofrenias" han sido enterradas antes de morir, ya es hora de que se desentierren. Las psicosis son síndromes (grupos de síntomas que tienden a agruparse) con causas inciertas pero que podrían ser varias y múltiples (el abuso sexual severo en la infancia se da en un 15% de diagnosticados, por ejemplo), y evoluciones diversas: algunas psicosis remiten y desaparecen.
    El "consenso" es un instrumento político y como concepto científico su historia es vergonzosa.. En este sentido y en las circunstancias profesionales y asistenciales presentes es aceptable cuando favorece el uso de antipsicóticos en la fase aguda de las psicosis; es mucho más dudoso cuando favorece su uso a partir de los dos años después del primer brote -tres cuartas partes de diagnosticados de esquizofrenia no se van a beneficiar, incluso van a estar peor en sus adaptaciones sociales y laborales (Harrow y Jobe, Wunderink et al.)- y es completamente inaceptable en su creciente uso automático actual como castigo y control en personas vulnerables SIN psicosis. Un programa de discontinuación bien supervisado seria recomendable en muchos casos.La TOXICIDAD (hiperprolactemia, asfixias mortales, paros cardíacos, SMs,y diabetes, ictus, disquinesias y bradiquinesias, distonias, acatisias y suicidios, retracción cortical etc, etc) es indudable y hace del desarrollo de programas de discontinuación una obligación profesional Las supuestas ventajas de los "nuevos" o "atípicos" como grupo sobre los convencionales, se consideran hoy en día de escaso valor científico. En la actualidad, la "progresina" es mucho más poderosa y peligrosa que la "moralina".

    En cuanto a su segundo párrafo no tengo nada que objetar si es simplemente una declaración general de como las cosas deberían ser.. El consentimiento informado debería ser una pieza central de la práctica psiquiátrica y cuando esto no es posible la Ley debería intervenir basándose en las leyes y los conocimientos relevantes y para proteger los intereses del paciente. El uso de medicación es una pieza muy importante, pero ni mucho menos automático, de la practica psiquiátrica y tal uso requiere experiencia y conocimientos substanciales, prudencia, y dialogo con el paciente en seguimientos rigurosos, Y esto mayormente no ocurre así. La psiquiatría que crítico es la psiquiatria industrial/comercial, la que está enfermando, discapacitando y descerebrando a miles y miles de personas, SIN su consentimiento y SIN referencia a sus intereses.
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    Pero este hilo trataba de la serotonina, así que vale, ya habrá otras ocasiones.

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