viernes, 12 de noviembre de 2010

Dura lex, sed lex

¿Y a qué vendrá el latinajo del título?, se preguntarán nuestros amables lectores... Quien tenga la paciencia de llegar al final de la entrada verá recompensado su esfuerzo con la respuesta a esta pregunta.

En el muy recomendable blog de Miguel Jara encontramos hace poco referencia a un artículo reciente de la revista PLoS Medicine, acerca de la industria farmacéutica y su influencia en la prescripción médica (sí, vamos a hablar otra vez de la industria, si prefieres poesía ve a la entrada anterior). El artículo señala que la promoción de los laboratorios proporciona a los médicos abundante información científica y educativa, planteándose la cuestión de si todo este caudal de información colabora en una mejora de la prescripción. Para ello, revisan una serie de estudios y, en base a ellos, llegan a unas interesantes (pero, en nuestra opinión, no especialmente sorprendentes) conclusiones acerca de los efectos en los médicos de la exposición a información proveniente de la industria farmacéutica:

- Mayor prescripción de medicamentos.

- Mayor gasto sanitario por parte de las administraciones públicas.

- Menor calidad de la prescripción, en el sentido de que los médicos optan por fármacos que no son mejores que los ya existentes (¿a alguien le suena el escitalopram, la duloxetina, la paliperidona, la agomelatina...?).

La conclusión final nos parece espectacular y, desde luego, clarita, clarita:

"Recomendamos que los médicos sigan el principio de precaución y así eviten la exposición a la información de las compañías farmacéuticas"

Uauh...

En uno de los comentarios a dicha entrada del blog de Miguel Jara, escrito por Josep M (Barcelona), se diferencian tres tipos de médicos según su relación con la industria farmacéutica:

- Los ingenuos que, de buena fe, creen lo que dice la industria, directamente o a través de las publicaciones o expertos pagados por ella.

- Los espabilados que creen servirse de la industria para obtener un beneficio, pero no se dan cuenta de que en realidad están sirviendo intereses perversos que no benefician a sus pacientes y perjudican al sistema público de salud (en este grupo estábamos antes, y lo listos que nos creíamos...).

- Los radicales, que sólo prestan atención a información independiente, muy abundante ahora en la red, y que no aceptan ningún regalo o invitación por parte de la industria (adivinad en qué grupo estamos ahora...).

A continuación, vamos a hacer un poco de abogados del diablo (ya que el título de la entrada tiene connotaciones jurídicas) y vamos a iniciar un diálogo con nosotros mismos (por favor, que nadie interprete este pequeño soliloquio como psicopatología productiva y nos organice un Tratamiento Ambulatorio Involuntario por ello), planteando argumentos y contraargumentos a favor y en contra del tema que nos ocupa:

- "Sin el apoyo de la industria, no podríamos formarnos"
- La industria y sus sesgos informativos lo que están es de-formándonos. La información independiente llena internet si uno tiene interés en buscarla.

- "Si recetamos genéricos, ¿quién investigaría?"
- Si no aceptáramos regalos ni financiación de los laboratorios, éstos se ahorrarían gran parte del 30% del presupuesto que destinan a marketing, y así podrían aumentar el 15% que destinan a investigación. Y si a toquetear un poco la molécula de citalopram, risperidona o venlafaxina para obtener escitalopram, paliperidona o desvenlafaxina (sin estudios serios que hablen de ventajas, pero con precios más elevados y patentes recién estrenadas), lo llamamos investigar, que venga dios y lo vea... Y para recuperar los gastos de la investigación y obtener beneficios (pues evidentemente son empresas con ánimo de lucro) ya están los años de existencia de la patente, que compensan gastos más que sobradamente.

- "Los médicos debéríamos ganar más dinero y tener más nivel de vida, y por eso me aprovecho de los laboratorios".
- A nosotros también nos encantaría ganar más dinero (sobre todo sin trabajar más). Pero la cuestión es si priorizamos nuestros beneficios por encima de las necesidades de la administración pública de la que formamos parte.  La cuestión es si para "vivir mejor" gastamos más de lo necesario de un dinero público que ya no podrá usarse en otras cosas, y cuando nos pille el toro de la crisis y nos bajen los sueldos, entonces a quejarnos de lo mal que gestionan el dinero público nuestros gobernantes, como si nosotros no hubiésemos (y lo que seguiremos) despilfarrando el dinero que nos ha tocado gestionar. Despilfarro en prescribir marcas en vez de genéricos, o despilfarro en recetar principios activos nuevos y caros en vez de viejos y baratos (pero igual de eficaces y no peor tolerados, como dicen muchos estudios independientes).

- "Vosotros antes lo hacíais también".
- Ésta es la que más nos gusta, porque es totalmente cierta. Antes íbamos con frecuencia a comidas y cenas lúdicas disfrazadas de actos científicos (qué restaurantes...). Pedimos, y se nos dio, financiación para costear parcialmente dos másters. Acudimos a muchos congresos (algunos más o menos serios, otros poco más que ferias de muestras). Participamos en ensayos clínicos pagados por la industria (cuya metodología era más de comedia italiana que de publicación de impacto americana). Nos pagaron libros científicos y aceptamos regalos de papelería, informática, etc, etc, etc. Todo es verdad.

Pero resulta que un día, cabalgando camino de Damasco, un rayo atravesó el cielo y nos cegó, caímos del caballo, y oímos una voz atronadora...

Bueno, no fue exactamente así. Poco a poco, empezamos a reflexionar. Encontramos estudios independientes que cuestionaban la información de los visitadores. Buscamos bibliografía sobre la mentira del 20% de variación de principio activo de los genéricos. Nos empezamos a preocupar por el disparado (y disparatado) gasto sanitario (y eso que todavía no nos habían bajado el sueldo) . Y tomamos la decisión de romper lazos con la industria. Renunciamos a todas las ventajas, pero recuperamos nuestra libertad. Creemos entonces que la cuestión no es si antes lo hacíamos. Ejercemos nuestro derecho a cambiar de opinión. A reconocer un error y corregirlo. A intentar mejorar.

Desde nuestro punto de vista, respetando la opinión de todo el mundo y sin pretender hacer apología de nada, a quien nos quiera decir antes lo hacíais, le preguntaríamos: ¿y después tú también lo dejarás de hacer?.

Hoy no estamos sutiles, lo sentimos. Pero nos hemos quedado a gusto. No pretendemos tener discípulos ni convencer a nadie de nada, pero nos encanta decir lo que pensamos. Cosas de la libertad.

Y, para acabar, lo prometido es deuda. La expresión latina dura lex, sed lex significa, en traducción habitual del latín: "la ley es dura, pero es la ley". Y viene al caso respecto a la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, que en su Titulo VIII Régimen sancionador, Capítulo II Infracciones y sanciones, Artículo 101, Infracciones, b) infracciones graves, 29ª, dice textualmente:

"Aceptar, los profesionales sanitarios, con motivo de la prescripción, dispensación y administración de medicamentos y/o productos sanitarios con cargo al Sistema Nacional de Salud, o sus parientes y personas de su convivencia, cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos prohibidos, primas u obsequios efectuados por quien tenga intereses directos o indirectos en la producción, fabricación y comercialización de medicamentos y productos sanitarios."

No sabemos exactamente lo que quiere decir, porque no entendemos de leyes (PLoS Medicine usa un lenguaje bastante más claro) pero, en cualquier caso, dado cómo huele todo el asunto, preferimos apartarnos... Como dijimos en otra entrada (de la que también estamos muy orgullosos) aunque de pequeños usamos pañales, ahora preferimos no mancharnos de mierda... 

11 comentarios:

  1. Jesús, muchas gracias por el apoyo. Un abrazo para ti también.

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  2. Diga lo que diga mi Almudena, que empieza a estar mopsqueada porque dice que le hago mas caso a esto de los blogs que a ella... Que bien sienta empezar el día con un café, un cigarro y una entrada como esta.

    Un abrazo!!

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  3. Y qué bien sienta, después del curro de escribir la entrada, encontrarte con el comentario de un amigo al que le ha gustado.
    Un abrazo, Raúl.

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  4. Jose. ¿Sería posible que me enviaras tu correo electrónico lo antes posible?. El mio es psicologia@grupogp.info.

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  5. Jesús: te lo envío a la dirección que me das. Saludos.

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  6. Este tb m ha gustado!!!!más que "la poesía", si os he de ser franca.Menos mal que parece que se empiezan a meter en el uso y prescripción de medicaciones más racionales...Ahora, que al paso que vamos, se nos "secan las arcas" rociando al personal de R.consta (todavia estoy haciendo cruces con los 800 euracos que nos cuesta la bobada!).
    A mí se m queda cara de seta cada vez que les pagan a mis colegas cenas y comidas en los japos más selectos de la villa...jajajja. Arriba el sindrome metabólico!!!!!Aunque tb entiendo que uno se proveche un tiempo hasta que llegue la temida disonancia o la luz ésa de la que hablabais de la biblia....(ese es el pasaje de Paulo Paulo por qué m persigues?..jajaja) estoy graciosilla...será el subidón de volver al entorno hospitalario y ponerme la bata blanca...buffff
    Besos y gracias!!

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  7. Noe, muchas gracias por el comentario y el seguimiento. Varias cosas: la poesía era mejor pero esta entrada era más necesaria (como decía Mafalda, lo urgente no deja tiempo para lo importante); el texto bíblico, citando de memoria, dice "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues...?", luego se cambió el nombre por Pablo y se dedicó básicamente a escribir cartas a los corintios (que debieron desarrollar una floreciente industria postal); y, por último, la comida japonesa me parece un asco y, comas lo que comas, creo que sienta mejor si te lo pagas tú o, en todo caso, te invita un amigo...
    Un beso.

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  8. La verdad que sí, a mi tb m da asquino..por eso puse esa..en plan sarcástico..jajaja. No m da nada de envidia, sinceramente. Prefiero una buena cena con amigos y pagar a escote, q dicen en mi tierra...
    "Saulo"..es verdad!!y el hombre se quedó ciego...Es loq tiene ver a dios...
    besos!!tb a los micos!

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  9. No podría estar más de acuerdo con lo expuesto en esta entrada. Ahora que está de moda tanta queja en relación con los recortes y la bajada de los salarios, es curioso reflexionar y darse cuenta de la responsabilidad que hemos tenido nosotros mismos en lo que está siendo la caída del sistema sanitario.
    Mención especial al final del texto. Me ha encantado lo de "que de pequeños tuviéramos pañales no significa que nos guste mancharnos de mierda"

    Saludos

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  10. Gracias por pasarte por aquí, Rigo. Me alegro mucho de que te haya gustado la entrada y que coincidamos en opinión en este tema.

    Besos y abrazos.

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